martes, marzo 31, 2015

Axel Piskulic, 1 ☼

Axel Piskulic
La educación emocional
“La escuela no puede enseñarle todo a los niños”.

Es cierto que en la escuela sí recibimos una enorme cantidad de conocimientos que rara vez aplicamos luego en la vida real.

Por ejemplo, para muchas personas debe ser tan poco probable tener que enfrentarse alguna vez con un oso enfurecido como tener que calcular un logaritmo.

No digo que recibir mucha información sea necesariamente malo. No me quejo de lo que la escuela estaría enseñando “de más”. Pero creo que hay otras cosas que son muy importantes y lamentablemente la educación formal no se ocupa de ellas en absoluto.

Tal vez debería reformularse el sentido general de la educación para que los niños además de saber lo que es una raíz cuadrada, puedan aprender también a resolver aquellos problemas que les van a provocar los peores dolores de cabeza a lo largo de sus vidas.

Volviendo al tema de la escuela, en los planes de estudio no hay nada relacionado con aprender a manejar las propias emociones. Ni nos enseñan tampoco a resolver conflictos, a enfrentar el rechazo o la crítica, a lidiar con una pérdida, etc.

¿Cómo mantener relaciones satisfactorias con los demás? ¿Cómo sostener una visión optimista a pesar de los problemas? ¿Cómo desarrollar un saludable nivel de autoestima? ¿Por qué no podría ocuparse la escuela de ayudar a los niños a aprender estas cuestiones tan importantes?

Cómo enseñar estas habilidades a los niños

Una maestra inteligente y sensible conversará a veces acerca de estos asuntos con sus alumnos. A lo largo del año habrá muchas oportunidades para que toque estos temas. Pero tal vez no esté preparada para hacerlo bien, no es ésta su misión formal.

Se supone que esta responsabilidad es de los padres, que estos conocimientos deberían aprenderse dentro de la familia. Pero no parece que todos los padres puedan transmitir adecuadamente estas habilidades, precisamente porque en la mayoría de los casos ellos mismos no han terminado de aprenderlas.

Tal vez ahora un alumno con problemas sea rápidamente detectado por el sistema, sobre todo si presenta problemas de conducta. Pero también es cierto que es probable que termine siendo medicado para corregir sus “síntomas”.

Sin embargo, es perfectamente posible enseñarles a los niños las actitudes emocionales más saludables:

En el caso de la autoestima, por ejemplo, es fundamental que los padres sientan y expresen amor incondicional hacia sus hijos. Pero también es muy importante el ejemplo, es decir que los niños puedan ver que sus padres se valoran, se aprecian y se aman a sí mismos, independientemente de sus logros o de su aspecto físico.

La manera más eficaz de enseñar estas habilidades emocionales tan importantes es a través del ejemplo, que los niños puedan verlas en acción. Y es nuestra responsabilidad, entonces, aprenderlas primero.

lunes, marzo 30, 2015

José Asunción Silva, V

José Asunción Silva 
(27 de Noviembre de 1865- 24 de Mayo de 1896 Bogotá, Colombia)

Poeta y novelista colombiano nacido en Bogotá en 1865. Fue el precursor del modernismo en Colombia y es justamente considerado como el más importante poeta de Colombia y uno de los más importantes poetas de Latinoamérica. Romántico y modernista, autor de la novela «De sobremesa», perdió parte de su obra literaria en un naufragio, un año antes de su trágica muerte. En abril de 1896, en una carta a Eduardo Gutiérrez, comenta: «Vivo una vida inverosímil. No veo a nadie: trabajo el día entero y la mitad de la noche...». Para esa época, sus amigos son escasos; la familia materna le ha dado la espalda, la sociedad bogotana lo ignora, y sus pocos bienes personales tiene que entregarlos a sus acreedores u ofrecerlos a cambio del pago de un arriendo atrasado o de alguna emergencia. Días antes de su última voluntad, comentaba con su amigo Baldomero Sanín Cano, citando a Maurice Barrès: «los suicidas se matan por falta de imaginación». La madrugada del 24 de mayo de 1896, tras una pequeña velada con algunos amigos la noche anterior, José Asunción Silva sé disparó en el corazón, donde previamente se había hecho dibujar una cruz por el médico y amigo de infancia Juan Evangelista Manrique. Sus restos fueron inicialmente enterrados en el cementerio de los suicidas (en realidad en el «muro» de los suicidas del cementerio común), que estaba cerca al basurero de la ciudad, y posteriormente fueron trasladados al pasillo principal del Cementerio Central de Bogotá.

Sub-umbra
a A. de W.

Tú no lo sabes... mas yo he soñado
        Entre mis sueños color de armiño,
Horas de dicha con tus amores,
        Besos ardientes, quedos suspiros...
Cuando la tarde tiñe de oro
        Esos espacios que juntos vimos,
Cuando mi alma su vuelo emprende
        A las regiones de lo infinito,
Aunque me olvides, aunque no me ames,
        Aunque me odies, sueño contigo!

Mayo de 1881

***

Suspiro
a A. de W.

Si en tus recuerdos ves algún día 
Entre la niebla de lo pasado 
Surgir la triste memoria mía 
Medio borrada ya por los años, 
Piensa que fuiste siempre mi anhelo 
Y si el recuerdo de amor tan santo 
Mueve tu pecho, nubla tu cielo, 
Llena de lágrimas tus ojos garzos; 
¡Ah, no me busques aquí en la tierra 
Donde he vivido, donde he luchado, 
Sino en el reino de los sepulcros 
Donde se encuentran paz y descanso!

Junio 2 de 1881

***

Cápsulas

El Pobre Juan de Dios, tras de los éxtasis
     Del amor de Aniceta, fue infeliz.
Pasó tres meses de amarguras graves,
     Y, tras lento sufrir,
Se curó con copaiba y con las cápsulas
     De Sándalo Midy.

Enamorado luego de la histérica Luisa,
     Rubia sentimental,
Se enflaqueció, se fue poniendo tísico
     Y al año y medio o más,
Se curó con bromuro y con las cápsulas
     De éter de Clertán.

Luego, desencantado de la vida,
     Filósofo sutil,
A Leopardi leyó, y a Schopenhauer
     Y en un rato de spleen,
Se curó para siempre con las cápsulas
     De plomo de un fusil.

En francés, spleen representa el estado de melancolía sin causa definida o de angustia vital de una persona.

***

El Mal Del siglo

El Paciente:
Doctor, un desaliento de la vida
Que en lo íntimo de mí se arraiga y nace,
El mal del siglo... el mismo mal de Werther,
De Rolla, de Manfredo y de Leopardi.
Un cansancio de todo, un absoluto
Desprecio por lo humano... un incesante
Renegar de lo vil de la existencia,
Digno de mi maestro Schopenhauer;
Un malestar profundo que se aumenta
Con todas las torturas del análisis...

El Médico:
Eso es cuestión de régimen: camine
De mañanita; duerma largo; báñese;
Beba bien; coma bien; cuídese mucho:
¡Lo que usted tiene es hambre!...

***

Los Maderos De San Juan

                                        ¡Aserrín!
                                        ¡Aserrán!
      Los maderos de San Juan,
      Piden queso, piden pan,
                                       Los de Roque
                                       Alfandoque,
                                       Los de Rique
                                       Alfeñique
                                       ¡Los de Triqui, 
                                       triqui, tran!

      Y en las rodillas duras y firmes de la Abuela,
Con movimiento rítmico se balancea el niño
Y ambos agitados y trémulos están;
La Abuela se sonríe con maternal cariño
Mas cruza por su espíritu como un temor extraño
Por lo que en lo futuro, de angustia y desengaño
Los días ignorados del nieto guardarán.

          Los maderos de San Juan
          Piden queso, piden pan.
                              ¡Triqui, triqui,
                              triqui, tran!

Esas arrugas hondas recuerdan una historia
De sufrimientos largos y silenciosa angustia
Y sus cabellos, blancos, como la nieve, están.
De un gran dolor el sello marcó la frente mustia
Y son sus ojos turbios espejos que empañaron
Los años, y que, ha tiempos, las formas reflejaron
De cosas y seres que nunca volverán.

             Los de Roque, alfandoque
             ¡Triqui, triqui, triqui, tran!

Mañana cuando duerma la Anciana, yerta y muda,
Lejos del mundo vivo, bajo la oscura tierra,
Donde otros, en la sombra, desde hace tiempo están,
Del nieto a la memoria, con grave son que encierra
Todo el poema triste de la remota infancia,
Cruzando por las sombras del tiempo y la distancia,
de aquella voz querida las notas vibrarán!


             Los de Rique, alfeñique
             ¡Triqui, triqui, triqui, tran!

Y en tanto en las rodillas cansadas de la Abuela
Con movimiento rítmico se balancea el niño
Y ambos conmovidos y trémulos están;
La Abuela se sonríe con maternal cariño
Mas cruza por su espíritu como un temor extraño
Por lo que en lo futuro, de angustia y desengaño
Los días ignorados del nieto guardarán.

                                           ¡Aserrín!
                                           ¡Aserrán!
                            Los maderos de San Juan
                            Piden queso, piden pan,
                                          Los de Roque
                                          Alfandoque
                                          Los de Rique
                                          Alfeñique
                                          ¡Triqui, triqui, triqui, tran!
                                          ¡Triqui, triqui, triqui, tran!

***

Estrellas Que Entre Lo Sombrío...
       
Estrellas que entre lo sombrío
de lo ignorado y de lo inmenso,
asemejáis en el vacío
jirones pálidos de incienso;
       
nebulosas que ardéis tan lejos
en el infinito que aterra,
que sólo alcanza los reflejos
de vuestra luz hasta la tierra;
       
astros que en abismos ignotos
derramáis resplandores vagos,
constelaciones que en remotos
tiempos adoraron los magos;
       
millones de mundos lejanos,
flores de fantástico broche,
islas claras en los océanos
sin fin ni fondo de la noche;
       
¡estrellas, luces pensativas!
¡estrellas, pupilas inciertas!
¿por qué os calláis si estáis vivas
y por qué alumbráis si estáis muertas?

***

Las Noches Del Hogar

Amo las dichas del hogar sencillo
Apetezco su plácido cariño
Yo quiero que descanse en mis rodillas
La rubia cabecita de algún niño.
Gutiérrez Nájera

Regresar fatigado del trabajo
de la diaria fäena
e ir a mirarse en lo hondo retratado
de sus pupilas negras
cerca del rico piano —mientras vaga
sobre las blancas teclas
su mano de marfil— soñar despierto
felicidad eterna.
A la luz de la lámpara brillante
ver las rubias cabezas
de los risueños niños— de infantiles
ilusiones llenos.
¡La mirada tender sobre la cuna
que cual flor entreabierta
entre sus hojas perfumadas guarda
una existencia nueva!
¡Oh cuadro del hogar! oh perspectiva
cariñosa y risueña,
cuando en el paso por el falso mundo
ancha herida sangrienta,
el desengaño abrió, cuando sentimos
caer mustias y secas
de la primera juventud las rosas,
qué mortal no desea
dejar en tu silencio venturoso
deslizar la existencia
y guardar lo divino y delicado
que el alma herida encierra
en tu seno feliz —¡como la concha
lejos de las tormentas
guarda en el fondo del movible océano
las nacaradas perlas!

lunes, marzo 23, 2015

José Asunción Silva, II

José Asunción Silva 
(27 de Noviembre de 1865- 24 de Mayo de 1896 Bogotá, Colombia)

Poeta y novelista colombiano nacido en Bogotá en 1865. Fue el precursor del modernismo en Colombia y es justamente considerado como el más importante poeta de Colombia y uno de los más importantes poetas de Latinoamérica. Romántico y modernista, autor de la novela «De sobremesa», perdió parte de su obra literaria en un naufragio, un año antes de su trágica muerte. En abril de 1896, en una carta a Eduardo Gutiérrez, comenta: «Vivo una vida inverosímil. No veo a nadie: trabajo el día entero y la mitad de la noche...». Para esa época, sus amigos son escasos; la familia materna le ha dado la espalda, la sociedad bogotana lo ignora, y sus pocos bienes personales tiene que entregarlos a sus acreedores u ofrecerlos a cambio del pago de un arriendo atrasado o de alguna emergencia. Días antes de su última voluntad, comentaba con su amigo Baldomero Sanín Cano, citando a Maurice Barrès: «los suicidas se matan por falta de imaginación». La madrugada del 24 de mayo de 1896, tras una pequeña velada con algunos amigos la noche anterior, José Asunción Silva sé disparó en el corazón, donde previamente se había hecho dibujar una cruz por el médico y amigo de infancia Juan Evangelista Manrique. Sus restos fueron inicialmente enterrados en el cementerio de los suicidas (en realidad en el «muro» de los suicidas del cementerio común), que estaba cerca al basurero de la ciudad, y posteriormente fueron trasladados al pasillo principal del Cementerio Central de Bogotá.

Juntos los dos

Juntos los dos reímos cierto día... 
     ¡Ay, y reímos tanto 
Que toda aquella risa bulliciosa 
     Se tornó pronto en llanto! 

Después, juntos los dos, alguna noche, 
     Reímos mucho, tanto, 
Que quedó como huella de las lágrimas 
     Un misterioso encanto! 

[...]

***

Luz de luna

Ella estaba con él...  A su frente
     Tan bella y tan pálida,
Penetrando a través de los vidrios
     De la antigua ventana
De la luna distante venían
     Los rayos de plata.

Él estaba a sus pies. De rodillas
     Mirando las vagas
Visiones que cruzan en horas felices
     Los cielos del alma.

Con las trémulas manos asidas,
Con el mudo fervor de quien ama,
Palpitando en los labios los besos,
     Entrambos hablaban
     El mudo lenguaje
     Sin voz ni palabras
En que, en horas de dicha suprema, 
Tembloroso el espíritu habla...

[...]

Unos meses después él dormía
     Bajo de una lápida
Ese sueño del cual nadie vuelve
El sueño postrero de paz y de calma.

[...]

De ese amor el tranquilo escenario
     En la risueña casa
Que escuchó sus promesas de amores
     Promesas sagradas!

[...]

Las nocturnas auras
Con los rayos de luna venían
Y al través de la reja llegaban
Entre vasos de niebla trayendo
Los perfumes de flores lejanas.

En un vidrio de la hoja entreabierta
     Muy cerca brillaban
Con trémula luz diamantina
     Unas líneas raras...
     Miré lentamente
     Las cifras extrañas!
     Aún me parece
En aquella actitud contemplarla!
Las cifras aquellas... sus nombres
     En letras grabados
Por la mano de aquél que hace un año
De la tierra en el seno descansa,
Por la mano de aquél que hace un año
En el mismo lugar la besara...

     Aroma de nardos,
Risueñas canciones lejanas,
Cariñosos recuerdos que vibran
     Cual sones de un arpa
     Rumores perdidos,
Del amor que en sollozos estalla,
     Calor de sus besos,
¿Por qué no volvisteis a su alma?...
A su pecho no vino un suspiro, 
A sus ojos no vino una lágrima, 
Ni una nube cruzó aquella frente 
     tan bella y tan pálida, 
Y mirando los rayos de luna 
Que al través del follaje filtraba
Murmuró con su voz argentina
¡Qué noche tan clara!

Junio 6 de 1883

***

Madrigal

Tu tez rosada y pura, tus formas gráciles
De estatuas de Tanagra, tu olor de lilas,
El carmín de tu boca, de labios tersos;
Las miradas ardientes de tus pupilas,
El ritmo de tu paso, tu voz velada,
Tus cabellos que suelen, si los despeina
Tu mano blanca y fina toda hoyuelada,
Cubrirte como fino manto de reina;
Tu voz, tus ademanes, tú... no te asombres;
Todo eso está ya a gritos pidiendo un hombre.

***

Melancolía

De todo lo velado, 
Tenue, lejana y misteriosa surge 
Vaga melancolía 
Que del ideal al cielo nos conduce.

He mirado reflejos de ese cielo 
En la brillante lumbre 
Con que ahuyenta las sombras, la mirada 
De sus ojos azules.

Leve cadena de oro 
Que una alma a otra alma con sus hilos une 
Oculta simpatía, 
Que en lo profundo de lo ignoto bulle,

Y que en las realidades de la vida 
Se pierde y se consume 
Cual se pierde una gota de rocío 
Sobre las yerbas que el sepulcro cubren.

Abril 24 de 1883

***

Midnight dreams

Anoche, estando solo y ya medio dormido, 
Mis sueños de otras épocas se me han aparecido.

Los sueños de esperanzas, de glorias, de alegrías 
Y de felicidades que nunca han sido mías,

Se fueron acercando en lentas procesiones 
Y de la alcoba oscura poblaron los rincones

Hubo un silencio grave en todo el aposento 
Y en el reloj la péndola detúvose al momento.

La fragancia indecisa de un olor olvidado, 
Llegó como un fantasma y me habló del pasado.

Vi caras que la tumba desde hace tiempo esconde, 
Y oí voces oídas ya no recuerdo dónde.

Los sueños se acercaron y me vieron dormido, 
Se fueron alejando, sin hacerme ruido

Y sin pisar los hilos sedosos de la alfombra 
Y fueron deshaciéndose y hundiéndose en la sombra.

viernes, marzo 20, 2015

Peregrina & Equinoccio De Primavera...


¡Equinoccio De Primavera
Día Mundial de la Poesía!

20 de Marzo de 2015
22:45 hrs

La primavera es una de las cuatro estaciones de las zonas templadas de nuestro planeta, posterior al invierno y anterior al verano. Astronómicamente, esta estación comienza con el equinoccio de primavera (entre el 20 y el 21 de marzo en el hemisferio norte, y entre el 22 y el 23 de septiembre en el hemisferio sur), y termina con el solsticio de verano (alrededor del 21 de junio en el hemisferio norte y el 21 de diciembre en el hemisferio sur).  En el Hemisferio Norte es llamado “Equinoccio de Primavera” y marca el paso del Invierno a la Primavera. El Equinoccio es el momento del año en que los días tienen una duración igual a la de las noches en todos los lugares de la Tierra (excepto en los polos). Ocurre dos veces al año: en Marzo y Septiembre, épocas en que los dos polos terrestres se encuentran a una misma distancia del Sol, así la luz se proyecta por igual en ambos hemisferios.

Polinización

¿Qué es polinización?

La polinización es fundamental para que las plantas en flor produzcan cualquier tipo de semilla y de frutas. El intercambio de polen entre las flores, tiene el objetivo de la reproducción, es un proceso fundamental para el mantenimiento de la vida sobre la tierra. La gente cultiva algunas semillas para su alimentación, como por ejemplo, las oleaginosas, nueces, leguminosas, tales como los frijoles y guisantes, y los granos básicos, como el arroz y el maíz. Otras cosechas producen frutas que se desarrollan con la semilla, por ejemplo los cítricos, el mango y el tomate. Se necesitan semillas para la producción de nuevas cosechas y para mejorar su misma calidad a partir de programas de selección de plantas. En agricultura, la mayoría de los cultivos, por ejemplo los cereales, son anemófilos, es decir polinizados por el viento o son autógamos (autopolinizados). Aproximadamente el 30% de los cultivos agrícolas del mundo (por ejemplo, muchos frutos y hortalizas) dependen de la polinización realizada por insectos, aves, murciélagos, agua y viento.

"Si las abejas desaparecieran, el hombre lo haría en cuatro años", dice una frase apócrifa atribuida a Einstein. Las abejas y otros insectos son básicos en la polinización de las flores y, por extensión, en la producción alimentaria y en la diversidad de la flora, lo que permite que crezca el 66% de las especies cultivadas por el ser humano en todo el mundo. La desaparición de estos insectos podría afectar al 70% del total de los cultivos de la agricultura para consumo humano. Las abejas y otros insectos polinizadores son fundamentales para la seguridad alimentaria y la biodiversidad en el planeta. 

Los científicos del Instituto Federal de Tecnología de Suiza alertan que el comportamiento de las abejas ante la presencia de un móvil en funcionamiento cambia de tal manera que las especies terminan por morir debido al alto nivel de radiación emitido por el dispositivo. Los múltiples experimentos realizados comprobaron que el zumbido de un teléfono móvil provoca el ruido de la oscilación de las alas de las especies hasta diez veces mayor del habitual, lo que desorienta a las abejas y causa que no regresen a sus colonias, hecho que les lleva posteriormente a la muerte.

***

Peregrina
(Pseudónimo)

La Poesía
22 de mayo de 2013

Despectivamente algunos dicen
“La Poesía no sirve para nada”
Tal vez sean quienes tienen
Un gran vacío dentro del alma.

Tristeza y pena dan
Quienes poseen tal mentalidad
Pues han perdido ya
Mucha sensibilidad.

Perdieron su humanidad
Viviendo en la trivialidad
De una vida displicente
Llena de iniquidad.

Devaluándola en su generosidad
Despreciando el brillo de la mente
Se privan sin más ni más
De algo hermoso y elocuente.

Tal vez sea que temen
Cuando evidencia injusticias
Pues la Poesía es señaladora
De lacras y de malicias.

La Poesía mucho reporta
Es catártica, sanadora
Y entre tantas otras cosas
Placentera y redentora.

Portadora de hermosura
De belleza, de ternura
Del amor sin menoscabo
De alegrías y dulzuras.

A veces de penas y de congojas
De enfado e indignación
Denuncia con valentía
Cuando lo requiere la ocasión.

Quienes no valoran sentimientos
Y carecen de empatía
No pueden comprender
A Calíope y a Polimnia.

Requiriendo de creatividad
Da oportunidad al intelecto
De concretar el pensamiento
Y de ejercer su potencial.

Hilando el cáñamo y la seda
Expresa con entereza
Exaltando lo mejor del hombre
Al volver a la inocencia.

Ponderando las virtudes
Condenando las bajezas
Exhortando a nuevas actitudes
Y buscando la pureza.

Quien descubre la Poesía
No la abandona jamás
Y la vive día a día
Como un idilio primaveral.

En la mitología griega, como las demás musas, Calíope y Polimnia son hijas de Zeus y Mnemósine (la Memoria). Calíope (‘la de la bella voz’) es la musa de la poesía épica y la elocuencia. Polimnia, es la musa de la poesía-lírica-sacra, es decir, la de los cantos sagrados. Según varias tradiciones, ella fue quien inventó la lira y la agricultura. 

lunes, marzo 16, 2015

José Asunción Silva, IV

José Asunción Silva 
(27 de Noviembre de 1865- 24 de Mayo de 1896 Bogotá, Colombia)

Poeta y novelista colombiano nacido en Bogotá en 1865. Fue el precursor del modernismo en Colombia y es justamente considerado como el más importante poeta de Colombia y uno de los más importantes poetas de Latinoamérica. Romántico y modernista, autor de la novela «De sobremesa», perdió parte de su obra literaria en un naufragio, un año antes de su trágica muerte. En abril de 1896, en una carta a Eduardo Gutiérrez, comenta: «Vivo una vida inverosímil. No veo a nadie: trabajo el día entero y la mitad de la noche...». Para esa época, sus amigos son escasos; la familia materna le ha dado la espalda, la sociedad bogotana lo ignora, y sus pocos bienes personales tiene que entregarlos a sus acreedores u ofrecerlos a cambio del pago de un arriendo atrasado o de alguna emergencia. Días antes de su última voluntad, comentaba con su amigo Baldomero Sanín Cano, citando a Maurice Barrès: «los suicidas se matan por falta de imaginación». La madrugada del 24 de mayo de 1896, tras una pequeña velada con algunos amigos la noche anterior, José Asunción Silva sé disparó en el corazón, donde previamente se había hecho dibujar una cruz por el médico y amigo de infancia Juan Evangelista Manrique. Sus restos fueron inicialmente enterrados en el cementerio de los suicidas (en realidad en el «muro» de los suicidas del cementerio común), que estaba cerca al basurero de la ciudad, y posteriormente fueron trasladados al pasillo principal del Cementerio Central de Bogotá.

Realidad
Para M...

En el dulce reposo de la tarde
Cuando al ponerse el sol en occidente
Su luz dorada, de la vida fuente,
Como una hoguera en los espacios arde,
O de la noche en el silencio umbrío
Cuando la luna con fulgor de plata
Alumbra a trechos el sonante río
Y en sus límpidas ondas se retrata,
Entre las sombras de la vida hay horas
En que la realidad que nos circuye
A detener el ímpetu no alcanza
De nuestra alma que a lo lejos huye
Y a la región de lo ideal se lanza...

Y entonces cuando pienso en tus amores
Nuestras dos vidas deslizarse veo
No cual la realidad que aja sus flores
Sino cual la ilusión de tu deseo.
No por las conveniencias separados,
Soñando tú conmigo, yo en tus sueños,
Sino juntos los dos en los collados
         De la Arcadia risueños;
Asidos por las manos a lo lejos
Buscando el fin de la campiña amena
A los pálidos rayos de la luna.
O del ardiente sol a los reflejos,
Dejando transcurrir una por una
Las no contadas horas venturosas
Que no mancha la sombra de una pena
Libando amor... y deshojando rosas...
Del verdor y del musgo en lo sombrío
Ocultos en lo ignoto del boscaje
Radiante aún de gotas de rocío
De virgen fuerza y de vigor salvaje;
Sentados a la orilla del torrente
Tú escuchando los ecos del follaje
Yo acariciando -trémula la mano-
Tus rizos al caer sobre tu frente...

Otras veces trayendo a la memoria
Los fantasmas de un tiempo ya pasado
Junto con ellos cual sencilla historia
Los ideales de tu amor soñado.
Y es entonces un gótico castillo
De altivas torres de musgosas piedras
En cuyo muro gris crecen las hiedras
Teatro de nuestro amor santificado.

Y en reducida y perfumada estancia
Cuyos tapices abrillanta y dora
El fuego de la antigua chimenea,
Juntos los dos oímos a distancia
Diciéndonos protestas de ternura
La voz del agua que al perderse llora
Y el viento que en los árboles cimbrea
Entre el silencio de la noche oscura.

O en frágil barca en plácida mañana
De lago azul flotando en los cristales
Con la mirada errantes contemplamos
El cielo, la ribera, los juncales,
Y las nieblas que inciertas, vaporosas,
Van a perderse en la región lejana
Como se pierde la esperanza humana
O el postrimer aroma de las rosas.

Mas cuando el alma en sus ensueños flota,
La realidad asoma de improviso
No más resuena la encantada nota...
Brotan espinas do la rosa brota,
Y en crüel se torna el paraíso.

Vuelvo a mirar... y pienso que nacimos
Para vivir por siempre separados,
Que no es una la senda que seguimos
Y que la lumbre que cercana vimos
Fue visión de tu amor y tus cuidados.

Y al comparar la realidad penosa
Con los paisajes de ideal que miro
En el fondo del alma lastimosa
Para tu dulce amor -niña piadosa-
Para tu dulce amor surge un suspiro.

Octubre 24 de 1882

***

¿Recuerdas?

¿Recuerdas?.... Tú no recuerdas
Aquellas tardes tranquilas
En que en la vereda angosta
Que conduce a tu casita
Plegaban a tu contacto
Sus hojas las sensitivas
Como al poder misterioso
Del amor tu alma de niña...
En la oscuridad pasaban
Las luciérnagas cual chispas
Que bajo la yerba espesa
Nuestros dedos perseguían
¡Así también en las horas
De mis años de desdicha
Cruzaban por entre sombras
Mis esperanzas perdidas!...

¿Recuerdas?... Tú no recuerdas
La cruz de mayo que hicimos
Con violetas silvestres
Y con sonrosados lirios
Bajo el frondoso ramaje
De tu árbol favorito.
Como una lluvia de perlas
Sobre blanco raso níveo
Brillaba por los [...]
En las hojas del rocío!
Y los pájaros cantores
Hicieron cerca sus nidos...
Después pasé una mañana
Y vi tu ramo marchito
Como mi pasión ardiente
Por tu infamia y tus desvíos.

¿Recuerdas?... Tú no recuerdas
Más de esa noche amorosa,
La lumbre de tus pupilas,
El aliento de tu boca
Entreabierta y perfumada
Como un botón de magnolia,
Los murmullos argentinos
Del agua bajo las frondas,
El brillo de las estrellas
Y las esencias ignotas
Que derramaron los genios
En las brisas cariñosas,
Quedaron como una huella
Que el tiempo aleve no borra
¡Ay! para toda la vida
¡Escritas en la memoria!

¿Recuerdas?... Tú no recuerdas
Pero yo, cuando levanta
El crepúsculo sombrío
Del fondo de las cañadas
Y las tristezas inmensas
De lo profundo del alma
Al pasado fugitivo
Tiendo la vista cansada
Y nuestra historia de amores
Hacia mí tiende las alas.
¡Cuando en las horas nocturnas
Cabe el esposo que te ama
Tu agitado pensamiento
Tenga segundos de calma
De aquella pasión extinta
¡Jamás te acuerdes, ingrata!

¿Recuerdas?... Tú no recuerdas
La tarde aquella en que juntos
Bajamos de la colina,
Tus grandes ojos oscuros
Se anegaban en los rayos
Sonrosados del crepúsculo
Y tu voz trémula y triste
Como un lejano murmullo
Me hablaba de los temores
De tu cuerpo moribundo!
Si hubieras entonces muerto
Cómo amara tu sepulcro
Ahora, cuando te veo
Feliz gozar de tus triunfos
Tan sólo asoma a mis labios
Una sonrisa de orgullo!

Abril 18 de 1884