martes, junio 19, 2018

Susan Forward

Las compensaciones ocultas del sufrimiento

Las reacciones que antes enumeré castigan a la mujer por sus sentimientos inaceptables, pero también pueden incorporar, además, un deseo inconsciente de castigar a su pareja a través de su propio sufrimiento. Por mediación de sus síntomas físicos, es probable que la mujer intente hacer llegar diversos mensajes a su compañero:
—¿No te da vergüenza lo mal que me haces sentir? 
—Eres una mala persona por estar haciéndome semejante cosa. 
—De ti depende que yo me mejore. 
—¿Ves cómo sufro? Tienes que atenderme y ser bueno conmigo.
Una mujer puede creer que, como sufre, tiene derecho a que la cuiden y se compadezcan de ella; y, lo que es más importante, puede considerarlo como una justificación para no emprender acción alguna tendente a mejorar su vida. Sin embargo, el sufrimiento no cambia nada. Los intentos furtivos e indirectos de comunicarse nunca son eficaces porque no enfrentan los problemas. Además, es rarísimo que el misógino se muestre sensible a los sufrimientos de su compañera, y si los reconoce, lo más probable es que su actitud sea la de declarar que eso no tiene nada que ver con él. El sufrimiento de la mujer no pasa de ser una prueba más de sus deficiencias. Si ella tiene un colapso, físico o emocional, tal vez sirva para alimentar el desprecio de él por su debilidad. A sus ojos, se pone patética además de ser una inútil.

Susan Forward

Las expresiones emocionales del estrés

La más difundida y la más dañina es la depresión, que puede presentar formas diversas. Ocasionales sentimientos de tristeza, negatividad, soledad o incertidumbre forman parte de la condición humana, pero en una depresión grave, tales sentimientos lo invaden todo y se vuelven crónicos. Es probable que algunas mujeres deprimidas sólo se den cuenta de que se sienten constantemente cansadas y aburridas. Quizá se quejen de falta de energía y entusiasmo: la depresión se les manifiesta ante todo como una incapacidad de sentir placer o alegría. Otras se refugian en un letargo, duermen muchas horas durante el día y todos sus sentimientos y reacciones parecen amortiguados. También las hay que experimentan aguda y directamente el dolor. Es probable que se pasen mucho tiempo llorando, y que estallen en lágrimas al menor estímulo. Pueden, además, a medida que la depresión se hace más profunda, tener deseos y fantasías de suicidio, que en algunos casos pueden llevar a la práctica. Pocas son las personas que admiten estar deprimidas, ya que creen equivocadamente que la depresión es signo de debilidad o deficiencia. Aunque sólo sean unos pocos, los síntomas siguientes pueden ser indicios de depresión:
—Fatiga constante 
—Aburrimiento 
—Incapacidad para disfrutar de cosas antes placenteras 
—Sentimiento general de tristeza 
—Problemas con el sueño, ya sea por exceso o por insomnio 
—Cavilaciones sobre el pasado y sobre cómo han salido las cosas 
—Pesimismo sobre el futuro 
—Pérdida de interés sexual 
—Reacción excesiva ante hechos triviales 
—Problemas de concentración y memoria 
—Desinterés por la comida; marcada pérdida de peso 
—Excesos en la mesa; marcado aumento de peso 
—Irritabilidad extrema 
—Descuido de la apariencia personal 
—Frecuentes ideas de muerte
El estrés puede ser también el factor subyacente en otras reacciones emocionales. Los ataques de angustia y de pánico, los trastornos del sueño y una gran variedad de cambios bruscos de humor pueden derivarse del estrés resultante de la represión de la cólera. No es mi intención dar a entender que todos los problemas psicológicos que pueda tener una mujer son resultado directo de la forma en que la trata su compañero. Como hemos visto, muchas mujeres que se unen con misóginos han tenido una infancia difícil, y es probable que preexistan en ellas tendencias a tener problemas emocionales como la depresión. Además, actualmente se sabe que algunas depresiones y estados de angustia son resultado de desequilibrios en la química hormonal. Sin embargo, el dolor, la confusión, la pérdida de confianza y la cólera reprimida que se dan en esas relaciones ofrecen un perfecto caldo de cultivo para que se desarrollen o intensifiquen enfermedades físicas y emocionales.

Susan Forward

Las manifestaciones físicas del estrés

La historia familiar, las predisposiciones genéticas y otras diversas características personales y corporales determinan la forma en que se manifestarán en una mujer los síntomas físicos del estrés. El estrés puede mostrarse en el sistema muscular, en forma de dolores de espalda, espasmos o tensión general que puede o no provocar dolores de cabeza, o bien puede manifestarse en el tracto digestivo: úlceras, colitis, indigestión crónica y diversos tipos de trastornos intestinales. También puede aparecer en el sistema cardiovascular: dolencias tales como migrañas y dolores de cabeza, o trastornos incluso letales cuando encuentran expresión en la hipertensión arterial y las enfermedades coronarias.

Susan Forward

La siguiente conversación sobre este mismo tema ha sido tomada de uno de mis recientes programas de radio:

JENNIFER: Quiero aprender a comunicarme mejor con mi marido. 
SUSAN: ¿Qué quieres decir con eso?
JENNIFER: Pues que está constantemente enfureciéndose conmigo 
SUSAN: ¿Y qué es lo que le enfurece? 
JENNIFER: Oh, cualquier cosa Parece que yo nunca hago nada bien 
SUSAN: ¿Qué hace cuando se enfurece? 
JENNIFER: Es muy dominante y siempre está dando órdenes. No pregunta nada, exige y me insulta: me llama estúpida y chiflada. 
SUSAN: ¿Cómo te hace sentir eso? 
JENNIFER: Terriblemente. Me paso todo el tiempo deprimida. 
SUSAN: ¿Cuánto hace que estás deprimida? 
JENNIFER: Con intervalos, unos quince años. 
SUSAN: ¿No crees que hay alguna relación entre la forma en que él te trata y cómo te sientes? 
JENNIFER: Oh, mira, es que no es así todo el tiempo. Debo de haberme expresado mal. Con él no me falta nada, y cuando no se enoja conmigo es encantador. 
SUSAN: Pero cuando se enoja te trata muy mal y te insulta, y mira lo que eso te está haciendo. Cuando la tratan así, la gente normalmente se enoja. ¿Tú no estás enojada, Jennifer? 
JENNIFER [comienza a llorar]: Sí, pero lo amo y sé que él me ama. 
SUSAN: Es muy probable, pero lo que tú estás haciendo con tu enojo, normal y apropiado, es volverlo contra ti misma; se está convirtiendo en depresión y autoinculpaciones. Son formas muy típicas de manejar el enojo en las mujeres que no pueden expresarlo.

Jennifer había conseguido aislar su sufrimiento de la relación con su marido. Mientras siguiera prestando atención a su depresión y a todo lo que hacía «mal», se evitaba tener que enfrentar la destructividad de su relación con él. Y Jennifer no es un caso atípico: muchas mujeres convierten sus sentimientos coléricos en dolencias emocionales y físicas.