Leopoldo Lugones (1/5)
(Villa de María del Río Seco, Córdoba, 13 de
junio de 1874 - Tigre, Buenos Aires, 18 de febrero de 1938)
Fue un poeta, ensayista, periodista y
político argentino.
Poeta argentino nacido en la Villa del Río
Seco, Córdoba, en 1874 en el seno de un hogar de recia estirpe. A raíz de un
revés de fortuna de su familia, se trasladó muy joven a Buenos Aires donde
inició una clamorosa carrera como intelectual bajo el pseudónimo de "Gil
Paz". Ardorosamente discutido o ensalzado desde entonces, su actividad la
ejerció también en el periodismo, ocupando varios cargos en su país y en el
exterior, que lo llevaron a radicarse en
Paris en 1924.
En Buenos Aires, generó constante polémica no
tanto por su obra literaria sino por su protagonismo político, que sufrió
fuertes virajes ideológicos a lo largo de su vida, pasando por el socialismo,
el liberalismo, el conservadurismo y el fascismo. El 18 de febrero de 1938 se
quita la vida en un recreo del Delta de Tigre, llamado El Tropezón, al ingerir
una mezcla fatal de whisky y cianuro. La frustración política, como causa de su
decisión de suicidio, ha sido siempre la versión más difundida. Empero,
publicaciones recientes en bibliografía argentina, han echado otra luz. Lugones
estuvo muy enamorado de una muchacha que conoció en una de sus conferencias en
la Facultad de Filosofía y Letras. Mantuvo con ella una relación sentimental y
apasionada. Descubierto y presionado por su hijo, debió abandonarla. Esto lo
habría precipitado en un declive depresivo que acabaría así con su vida.
Sus descendientes no han escapado a este sino
trágico. Su hijo Leopoldo Lugones Hijo, comúnmente llamado Polo, se suicidó en
1971. Su nieta, Susana Piri Lugones, fue detenida y desaparecida en diciembre
de 1978 por el terrorismo de Estado que impuso la última dictadura
cívica-militar desde 1976 hasta 1983. Uno de sus bisnietos, Alejandro, se
suicidó, en Tigre. Esto conforma un destino familiar trágico, curiosamente muy
parecido al de la estirpe de Horacio Quiroga, amigo y admirador de Leopoldo
Lugones.
Alma
Venturosa
Al promediar la
tarde de aquel día,
cuando iba mi
habitual adiós a darte,
fue una vaga
congoja de dejarte
lo que me hizo
saber que te quería.
Tu alma, sin
comprenderlo, ya sabía...
Con tu rubor me
iluminó al hablarte,
y al separarnos te
pusiste aparte
del grupo,
amedrentada todavía.
Fue silencio y
temblor nuestra sorpresa;
mas ya la plenitud
de la promesa
nos infundía un
júbilo tan blando,
que nuestros labios
suspiraron quedos...
Y tu alma
estremecíase en tus dedos
como si se
estuviera deshojando.
***
Amor
Amor que en una
soledad de perla
veló el misterio de
su aristocracia,
donde, sin el
encanto de tu gracia,
no hay otra que
estar triste de no verla.
Dichosa angustia de
buscar tus manos,
como si en la
tristeza incomprendida
de tus ojos
profundos y lejanos,
hubiera ya un
comienzo de partida.
Trémula adoración
que es el sustento
de aquel aroma que
tu amor resume:
levedad generosa
del perfume
cuya vida es un
desvanecimiento.
Ligero llanto en
que la dicha emana
su oscura plenitud
de noche bella.
Inquietud de
mirarte tan lejana
y tan azul, que te
me has vuelto estrella.
***
Amor Eterno
Deja caer las rosas
y los días
una vez más, segura
de mi huerto.
Aún hay rosas en
él, y ellas, por cierto,
mejor perfuman
cuando son tardías.
Al deshojarse en
tus melancolías,
cuando parezca más
desnudo y yerto,
ha de guardarte
bajo su oro muerto
violetas más nobles
y sombrías.
No temas al otoño,
si ha venido.
Aunque caiga la
flor, queda la rama.
La rama queda para
hacer el nido.
Y como ahora al
florecer se inflama,
leño seco, a tus
plantas encendido,
ardientes rosas te
echará en la llama.
Yerto: rígido. Sombrías: oscuras.
***
Ausencia
Todo, amada, en tu
ausencia siempre larga, te llora:
El silencio y la
estrella, la sombra y la canción,
Lo que duda en la
dicha, la que en la duda implora.
Y luego... este
profundo sangrar del corazón.
Cómo no ha de
llorarte todo lo que es hermoso
Y todo cuanto es
triste porque es capaz de amar,
Si tu ausencia ¡tan
larga! se parece al reposo
De la luna suicida
que se ahoga en el mar.
Con tu ausencia
anochecen la alegría y la aurora.
La esperanza es
angustia, sinsabor el placer.
Y hasta en la misma
perla del rocío te llora
Lo que tiene de
lágrima toda gota al caer.
***
Balada Del Fino Amor
"Voi che sapete ragionar d'amore,udite la ballata mia pietosa".
Dante
Bajo el remoto azul
de un cielo en calma,
y al susurrar de la
alameda umbría,
para tu elogio he
de contar un día
cómo fue que el
amor nos llegó al alma.
Cómo fue... ¿Pero
acaso, no es sabido
el modo de venir
que tiene el ave,
cuando recobra,
peregrina y suave,
la solitaria
intimidad del nido?
¿O alguien ignora
lo que pasa, cuando
la luna de las
flébiles congojas,
a través de las
almas y las hojas,
derrama sombra y
luz, como llorando?
¿Y habrá quién no
haya visto en un inerte
crepúsculo, de
gélidos candores,
caer las violetas
ulteriores,
de las lánguidas
manos de la muerte?
***
Claro Fue Nuestro Amor; Y Al Fresco Halago...
Claro fue nuestro
amor; y al fresco halago
plenilunar, con música indecisa,
el arco vagaroso de
la brisa
trémulas cuerdas
despertó en el lago.
En la evidencia de
sin par fortuna,
dieron senda de luz
a mis afanes
tus ojos de pasión,
ojos sultanes,
ojos que amaban
húmedos de luna.
Con dorado de joya
nunca vista,
tu mirada agravaba
su desmayo.
y removía su ascua
en aquel rayo
la inquietud de
león de mi conquista.
Plenilunar: plenilunio, luna llena.
***
Delectación Amorosa
La tarde, con
ligera pincelada
que iluminó la paz
de nuestro asilo,
apuntó en su matiz crisoberilo
una sutil
decoración morada.
Surgió enorme la
luna en la enramada;
las hojas agravaban
su sigilo,
y una araña en la
punta de su hilo,
tejía sobre el
astro, hipnotizada.
Poblóse de
murciélagos el combo
cielo, a manera de
chinesco biombo;
sus rodillas exangües
sobre el plinto
manifestaban la
delicia inerte,
y a nuestros pies
un río de jacinto
corría sin rumor
hacia la muerte.
Asilo: refugio, albergue. Crisoberilo: piedra preciosa. Morada: hogareña. Sutil: tenue, leve. Agravaban: empeoraban, aumentaban. Sigilo: secreto, confidencia. Combo: curvo, torcido. Exangües: desmayados, desfallecidos. Plinto: base de una columna. Inerte: inmóvil, paralizado, sin vida. Jacinto: flor hermosa. Rumor: murmullo, susurro.
***
Divagación Lunar
Si tengo la fortuna
De que con tu alma
mi dolor se integre,
Te diré entre
melancólico y alegre
Las singulares
cosas de la luna.
Mientras el
menguante exiguo
A cuyo noble
encanto ayer amaste
Aumenta su desgaste
De cequí
antiguo,
Quiero mezclar a tu
champaña,
Como un buen
astrónomo teórico,
Su luz, en
sensación extraña
De jarabe
hidroclórico.
Y cuando te
envenene
La pálida mixtura,
Como a cualquier
romántica Eloísa o Irene,
Tu espíritu de
amable criatura
Buscará una secreta
higiene
En la pureza de mi
desventura.
Amarilla y
flacucha,
La luna cruza el
azul pleno,
Como una trucha
Por un estanque
sereno.
Y su luz ligera,
Indefiniendo asaz
tristes arcanos,
Pone una mortuoria
traslucidez de cera
En la gemela nieve
de tus manos.
Cuando aún no
estaba la luna, y afuera
Como un corazón
poético y sombrío
Palpitaba el cielo
de primavera,
La noche, sin ti,
no era
Más que un oscuro
frío.
Perdida toda forma,
entre tanta
Obscuridad, era
sólo un aroma;
y el arrullo
amoroso ponía en tu garganta
Una ronca dulzura
de paloma.
En una puerilidad
de tactos quedos,
La mirada perdida
en una estrella,
Me extravié en el
roce de tus dedos.
Tu virtud fulminaba
como una centella...
Mas el conjuro de
los ruegos vanos
Te llevó al lance
dulcemente inicuo,
Y el coraje se te
fue por las manos
Como un poco de
agua por un mármol oblicuo.
La luna fraternal,
con su secreta
Intimidad de
encanto femenino,
Al definirte
hermosa te ha vuelto coqueta,
Sutiliza tus maneras un complicado tino;
En la lunar
presencia,
No hay ya ósculo que el labio al labio suelde;
Y sólo tu seno de audaz
insipiencia,
Con generosidad
rebelde,
Continúa el ritmo
de la dulce violencia.
Entre un recuerdo
de Suiza
Y la anécdota de un
oportuno primo,
Tu crueldad
virginal se sutiliza;
Y con sumisión
postiza
Te acurrucas en pérfido
mimo,
Como un gato que se
hace una bola
En la cabal
redondez de su cola.
Es tu ilusión
suprema
De joven soñadora,
Ser la joven mora
De un antiguo
poema.
La joven cautiva
que llora
Llena de luna, de
amor y de sistema.
La luna enemiga
Que te sugiere
tanta mala cosa,
Y de mi brazo cordial
te desliga,
Pone un detalle
trágico en tu intriga
De pequeño mamífero
rosa.
Mas, al amoroso
reclamo
De la tentación, en
tu jardín alerta,
Tu grácil
juventud despierta
Golosa de caricia y
de «YoTeAmo».
En el albaricoque
Un tanto marchito
de tu mejilla,
Pone el amor un
leve toque
De carmín, como una
lucecilla.
Lucecilla que a
medias con la luna
Tu rostro excava en
escultura inerte,
y con sugestión
oportuna
De pronto nos
advierte
No sé qué próximo
estrago,
Como el rizo anacrónico
de un lago
Anuncia a veces el
soplo de la muerte.
Cequí: moneda antigua de oro especialmente de Venecia. Asaz: bastante, mucho. Arcano: misterio, cosa oculta y muy difícil de conocer. Puerilidad: propio de un niño o que parece de un niño. Inicuo: malvado, injusto. Sutiliza: afinar, atenuar. Tino: acierto, moderación, prudencia. Ósculo: beso. Suelde: unir, enlazar. Insipiencia: falta de sabiduría. Pérfido: traidor, desleal, infiel. Mimo: cariño, halago, demostración de ternura. Mora: sílaba. Grácil: sutil, delgado, pequeño. Anacrónico: equivocado, impropio.
***