lunes, mayo 09, 2016

Ludwig van Beethoven

Ludwig van Beethoven
(Bonn, 16 de diciembre de 1770 - Viena, 26 de marzo de 1827) 
Fue un compositor, director de orquesta y pianista alemán. 

Nota: La redacción de la carta intenta parecerse, en la medida que lo permite la traducción, a la del original.

Amada inmortal

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6 de julio
En la mañana-
Mi ángel, mi todo
mi mismo yo — solo unas pocas
palabras hoy, y en efecto con lápiz
(con el tuyo)
recién mañana se va a decidir definitivamente sobre mis alojamientos,
qué inútil desperdicio
de tiempo — por qué
este profundo dolor, cuando
habla la necesidad —
Puede nuestro amor existir, sino
a través del sacrificio —
de no pedir todo del otro;
puedes cambiar el hecho, de que tú
no seas completamente mía, yo no
completamente tuyo — Oh Dios,

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mira en la hermosa naturaleza
y consuela tu ánimo
acerca de lo que debe ser — el amor
lo pide todo y completamente y con razón,
así es para mí contigo, para ti
conmigo — solo que olvidas
tan fácilmente, que yo debo vivir para mí y
para ti, si estuviéramos
completamente unidos, tú
sentirías este dolor
tan poco como yo —
Mi viaje fue aterrador.
Llegué aquí recién a las cuatro
de ayer a la mañana.
Como faltaban caballos,
el cochero eligió otra
ruta, pero qué

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horrible camino, en la penúltima
posta me advirtieron
acerca de viajar de noche,
tratando de asustarme de un bosque,
pero esto solo
me pareció un desafío — y yo estuve
equivocado, el carruaje tenía
que romperse
en tal terrible ruta,
una ruta de lodo sin fondo
(tachado: y el) sin dos posti-
llones como tenía, hubiera quedado
atascado en el camino.
A propósito: Esterhazy, en la
ruta de costumbre,
tuvo el mismo destino
con ocho caballos, que yo con
cuatro. De todos modos tuve
alguna satisfacción,

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como siempre, cuando supero
con fortuna algo – ahora rápidamente
al interior desde el exterior
probablemente nos veremos pronto,
hoy todavía no puedo
transmitirte los pensamientos
que tuve durante estos
pocos días acerca de mi
vida — si estuvieran
nuestros corazones siempre juntos y
unidos, yo por supuesto, no tendría nada que decir.
Mi corazón esta lleno de tanto
para decirte – Ay — Hay
todavía momentos cuando encuentro
que la palabra no es nada
en absoluto — alégrate —
permanece mi fiel y único
tesoro, mi todo, como yo para ti
el resto los dioses deben
enviarlo, lo que deba
ser para nosotros — tu fiel
ludwig —

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Lunes a la tarde, el 6 de julio -
Estás sufriendo, mi queridísima
criatura — recién ahora me doy cuenta
de que las cartas deben ser despachadas
muy temprano en la mañana.
Lunes — jueves —
los únicos días en los cuales
el correo va de aquí
hasta K — estás sufriendo – Ay, donde sea
que estoy, tú estás conmigo,
contigo y conmigo voy a arreglar
para que pueda vivir yo contigo,
¡¡¡¡qué vida!!!! ¡¡¡¡Así!!!!
sin ti — Perseguido por
la amabilidad de la gente aquí
y allí, que ni quiero
merecer ni merezco — la humildad
del hombre hacia
el hombre — me lastima
y cuando me veo a mí mismo

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en el marco
del universo,
qué soy yo y qué es
Él — a Quién uno
llama el Más Grande —
y aun así — aquí está
otra vez la chispa divina
en el hombre —
lloro cuando pienso
que probablemente
no recibas las primeras
noticias de mí hasta
el sábado — por mucho que tú
me ames — yo te amo
hasta más profundamente pero —
nunca te escondas de

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mí — Buenas noches — como
estoy tomando los baños debo irme a
dormir (tachado: o ir con)
(tachado: ir a)
Ay, DIOS, ¡tan cerca! ¡tan lejos! no es
acaso nuestro amor un verdadero
edificio celestial —
pero también firme, como
el firmamento —
Buenos días el 7 de Julio -
mientras estoy aún en la cama mis pensamientos
se lanzan a sí mismos hacia ti, mi
amada inmortal,
de a ratos alegres y
entonces otra vez tristes.
Esperar del destino
si este nos otorgará una resolución favorable —
Puedo vivir ya sea
totalmente contigo o de ningún modo

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Si he resuelto
vagar sin rumbo
en la lejanía, hasta que
pueda volar a tus brazos
y pueda llamarme
enteramente en casa contigo,
y pueda enviar mi alma
abrazada por ti
al reino del espíritu
— si, infortunadamente así debe ser — tú
te dominarás aun más
al conocer mi fidelidad
a ti, nunca puede otra
poseer mi corazón,
nunca — nunca – OH DIOS, por qué
tener que separarse,
de lo que se ama tanto, y así mi
vida en V [Viena] como es ahora es una
vida miserable — Tu
amor me hace el hombre más feliz
y el más infeliz
al mismo tiempo — a mi edad debería
tener cierta estable
regularidad en mi vida — ¿puede

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eso existir en nuestra
relación? — Ángel, ahora mismo
me entero de que el correo
va todos los días
y por lo tanto
debo sellar, de modo que tu
recibirás la C [carta] inmediatamente —
permanece calma, solo a través
de la tranquila contemplación de nuestra
existencia podremos
alcanzar nuestro objetivo
de vivir juntos —
sé paciente — ámame —
hoy — ayer —
Qué doloroso anhelo de ti —
de ti — de ti —
tú — tú, mi

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amor — mi
todo — adiós —
oh, continúa
amándome — nunca
juzgues mal al más fiel
corazón de tu
amado.
L
siempre tuyo
siempre mía
siempre nuestro

***

Testamento de Heiligenstadt

A mis hermanos Carl y Johann

Oh vosotros, hombres que me miráis y me juzgáis huraño, loco o misántropo, ¡cuán injustos habéis sido conmigo! ¡Ignoráis la oculta razón de que os aparezca así! Mi corazón y mi espíritu se mostraron inclinados desde la infancia al dulce sentimiento de la bondad, y a realizar grandes acciones he estado siempre dispuesto; pero pensad tan solo cuál es mi espantosa situación desde hace seis años, agravada por médicos sin juicio, engañado de año en año con la esperanza de un mejoramiento, y al fin abandonado a la perspectiva de un mal durable, cuya curación demanda años tal vez, cuando no sea enteramente imposible. Dotado de un temperamento ardiente y activo, fácil a las distracciones de la sociedad, debí apartarme de los hombres en edad temprana, pasar mi vida solitario. ¡Si algunas veces quise sobreponerme a todo, oh cuán duramente chocaba con la triste realidad renovada siempre de mi mal! y sin embargo, no me era posible decir a los hombres: "¡Hablad más alto, gritad porque soy sordo!" ¿Cómo me iba a ser posible ir revelando la debilidad de un sentido que debería ser en mí más perfecto que en los demás?, un sentido que en otro tiempo he poseído con la más grande perfección, con una perfección tal que indudablemente pocas personas de mi oficio han tenido nunca. ¡Oh, esto no puedo hacerlo! Perdonadme pues si me veis vivir separado cuando debería mezclarme en vuestra compañía. Mi desdicha es doblemente dolorosa, puesto que le debo también ser mal conocido. Me está prohibido encontrar un descanso en la sociedad de los hombres, en las conversaciones delicadas, en los mutuos esparcimientos, Sólo, siempre solo. No puedo aventurarme en sociedad si no es impulsado por una necesidad imperiosa; soy presa de una angustia devoradora, de miedo de estar expuesto a que se den cuenta de mi estado. Esta es la razón por la cual acabo de pasar seis meses en el campo. Mi sabio médico me obliga a cuidar mi oído tanto como sea posible, yendo más allá de mis propias intenciones; y sin embargo, muchas veces, recobrado por mi inclinación hacia la sociedad, me he dejado arrastrar por ella; pero qué humillaciones cuando cerca de mí se encontraba alguien que escuchaba a lo lejos el sonido de una flauta y yo no oía nada, o que escuchaba el canto de un pastor sin que yo pudiera oír nada. La experiencia de estas cosas me puso pronto al borde de la desesperación, y poco faltó para que yo mismo hubiese puesto fin a mi vida. Sólo el arte me ha detenido. ¡Ah! Me parecía imposible abandonar este mundo antes de haber realizado todo lo que me siento obligado a realizar, y así prolongaba esta miserable vida, verdaderamente miserable, un cuerpo tan irritable que el menor cambio me puede arrojar del estado mejor en el peor. ¡Paciencia! se dice siempre; y debo tomarla a ella ahora por guía; la he tomado. Durable debe ser, lo espero, mi resolución de resistir hasta que plazca a las Parcas inexorables cortar el hilo de mi vida. Acaso será esto lo mejor, acaso no, pero yo estoy presto siempre. No es muy fácil ser filósofo por obligación a los veintiocho años, no es fácil; y es más duro aún para un artista que para cualquier otro. ¡Oh Dios, tú miras desde lo alto en el fondo de mi corazón, y lo conoces, sabes que en él moran el amor a los demás y el deseo de hacerles el bien! Vosotros, hombres, si leéis un día esto, pensad que habéis sido injustos conmigo, y que el desventurado se consuela al encontrar a otro desventurado como él que a pesar de todos los obstáculos de la  naturaleza, hizo cuanto estaba a su alcance para ser admitido en el rango de los artistas y de los hombres de elección.

Vosotros, hermanos míos, Carl y Johann, inmediatamente que yo haya muerto, si el profesor Schmidt vive aún, rogadle en mi nombre que describa mi enfermedad y a la historia de ella unid esta carta, a fin de que después de mi muerte, al menos en la medida que esto sea posible, la sociedad se reconcilie conmigo. Al mismo tiempo, a vosotros dos nombro herederos de mi pequeña fortuna, si se le puede llamar así, que la debéis partir lealmente, estando de acuerdo y ayudándoos el uno al otro. El mal que me habéis hecho, lo sabéis, os lo he perdonado desde hace mucho tiempo. A ti hermano Carl te doy gracias particularmente por la solicitud de que me has dado testimonio en los últimos tiempos. Hago votos por que tengáis una vida feliz, más exenta de cuidados que la mía. Recomendad a vuestros hijos la virtud, porque sólo ella puede dar la felicidad que no da el dinero. Hablo por experiencia. Ella me ha sostenido a mí mismo en mi miseria, y a ella debo, tanto como a mi arte, no haber puesto fin a mi vida por el suicidio ¡Adiós y amaos! Doy gracias a todos mis amigos, y en particular al príncipe Lichnowski y al profesor Schmidt. Deseo que los instrumentos del príncipe L. puedan ser conservados en la casa de alguno de vosotros, pero que esto no provoque entre vosotros ninguna discusión. Si no pueden seros útiles para algo mejor, vendedlos inmediatamente. ¡Cuán feliz seré si todavía puedo serviros desde la tumba! Si fuera así, con qué alegría volaría hacia la muerte. Pero si ésta llega antes de que haya tenido la ocasión de desarrollar todas mis facultades artísticas, a pesar de mi duro destino, llegará demasiado temprano para mí y desearía aplazarla. Mas aun así, estoy contento. ¿No va a librarme de un estado de sufrimiento sin término? Venga cuando viniere, yo voy valerosamente hacia ella. Adiós y no me olvidéis enteramente en la muerte; merezco que penséis en mí, porque a menudo he pensado en vosotros durante mi vida para haceros felices. ¡Sedlo!

LUDWIG VAN BEETHOVEN (1770-1827)
Heiligenstadt, 6 de octubre de 1802.