Marina Ivánovna Tsvetáyeva
(26 de septiembre de 1892 - 31 de agosto de
1941)
Fue una destacada poetisa rusa.
Fue una mujer de pasiones categóricas,
voluntariosa y resuelta, que arrancó bruscamente de su corazón todo aquello que
la había desilusionado y no podía ya aceptar. Tenía dos hijas, Irina y Ariadna,
y un hijo, Gueorgui. Volvió a la Unión Soviética para reunirse con su marido
Serguéi Efrón, quien había regresado a Rusia, y con su hija, en 1939. Pero en
el mismo año su marido Serguéi Efrón y su hija Ariadna fueron arrestados, y
Serguéi Efrón fue fusilado en 1941. Ariadna fue rehabilitada en 1955.
Marinam padeciendo la reprobación oficial, no
pudo encontrar vivienda ni trabajo. Era tan pobre que su hija Irina hubo de ir
al orfanato donde, dadas las malas condiciones, murió de hambre.
Cuando comenzó la Gran Guerra Patria, en 1941
en plena invasión nazi y después de que su marido fuera fusilado y su hijo
enviado a trabajar en un campo de minas, Marina es evacuada a Yelábuga, Tartaristán,
donde el 31 de agosto se suicida ahorcándose.
A Alia
mi hija
Algún día, criatura encantadora,
para ti seré sólo un recuerdo,
perdido allá, en tus ojos azules,
en la lejanía de tu memoria.
Olvidarás mi perfil aguileño,
y mi frente entre nubes de humo,
y mi eterna risa que a todos engaña,
y una centena de anillos de plata
en mi mano; el altillo-camarote,
mis papeles en divino desorden,
Por la desgracia alzados, en el año terrible;
tú eras pequeña y yo era joven.
Versión de Severo Sarduy
***
A Boris Pasternak
Distancia: kilómetros y kilómetros
Nos han dispersado, transplantado
¡y qué bien estamos
en los lejanos horizontes
Distancia y lejanías
Des-pegados, des-soldados.
Apartaron manos, crucificaron
sin saber lo que destruían: la unión total.
De suspiros y tendones
nos malquistaron, nos esparcieron
y exfoliaron.
Muro y foso.
Separados, como las águilas.
Conspiradores y lejanías
No nos desbarataron; nos perdieron
por los tugurios de las latitudes:
disgregados como huérfanos.
¡Como a las barajas nos han cortado!
Versión de Carlos Álvarez
***
A Rainier Maria Rilke
Rainer, quiero encontrarme contigo,
quiero dormir junto a ti, adormecerme y
dormir.
Simplemente dormir. Y nada más.
No, algo más: hundir la cabeza en tu hombro
izquierdo
y abandonar mi mano sobre tu hombro derecho, y
nada más.
No, algo más: aún en el sueño más profundo,
saber que eres tú.
Y más aún: oír el sonido de tu corazón. Y
besarlo.
Versión de Carlos Álvarez
***
A Ti, Dentro De Un Siglo
A ti, que nacerás dentro de un siglo,
cuando de respirar yo haya dejado,
de las entrañas mismas de un condenado a
muerte,
con mi mano te escribo.
¡Amigo, no me busques! ¡Los tiempos han
cambiado
y ya no me recuerdan ni los viejos!
¡No alcanzo con la boca las aguas del Leteo!
Extiendo las dos manos.
Tus ojos: dos hogueras,
ardiendo en mi sepulcro -el infierno-
y mirando a la de las manos inmóviles,
la que murió hace un siglo.
En mis manos -un puñado de polvo-
mis versos. Adivino que en el viento
buscarás mi casa natal.
O mi casa mortuoria.
Orgullo: cómo miras a las mujeres,
las vivas, las felices; yo capto las palabras:
"¡Impostoras! ¡Ya todas están muertas!
Sólo ella está viva.
Igual que un voluntario le ha servido.
Conozco sus anillos y todos sus secretos.
¡Ladronas de los muertos!
¡De ella son los anillos!"
¡Mis anillos! Me pesa,
hoy me arrepiento
de haberlos regalado sin medida.
¡Y no supe esperarte!
También me da tristeza que esta tarde
tras el sol haya ido tanto tiempo
y he ido a tu encuentro,
dentro de un siglo.
Apuesto -dice él- que vas a maldecir
a todos mis amigos en sus oscuras tumbas.
¡Todos la celebraban! Pero un vestido rosa
nadie le ofreció.
¿Quién era el generoso? Yo no: soy egoísta.
No oculto mi interés si no me matas.
A todos les pedía cartas,
para por las noches besarlas.
¿Decirlo? ¡Lo diré! El no-ser es un tópico.
Y ahora, para mí, eres ardiente huésped.
Les negarás la gracia a todas las amantes
para amar a la que hoy es sólo huesos.
Versión de Carlos Álvarez
***
Bendigo La Labor Nuestra De Cada Día...
Bendigo la labor nuestra de cada día,
bendigo el sueño nuestro de cada noche,
el divino juicio y la caridad divina,
la ley benévola y la ley de bronce,
mi empolvada púrpura, de harapos cubierta...,
mi empolvado bastón,
de los rayos hogar,
y asimismo, Señor, bendigo el pan
en horno ajeno y la paz en casa ajena.
Versión de Severo Sarduy
***
Comediante
4
Ya no te necesito,
y no es porque no contestaras
a vuelta de correo, cariño.
Ni por saber que estas líneas,
escritas con tristeza,
las leerás entre risas.
(Escritas por mí a solas -
¡y sólo para ti!- ¡por vez primera!
con alguien las descifrarás).
Ni porque rozarán
los rizos tu mejilla -¡Soy maestra
en leer acompañada!
Tampoco porque a un tiempo
suspiraréis inclinados
sobre las mayúsculas desvaídas.
Ni porque caerán a la par
vuestros párpados -es difícil
mi letra- ¡y en verso, además!
¡No, amiguito! -Es más fácil,
es peor que un enfado.
Ya no te necesito-
porque... porque-¡Ya no te necesito nunca más!
Versión de Severo Sarduy
***
En La Frente Besar -Penas Borrar...
En la frente besar -penas borrar.
Beso la frente.
En los ojos besar, -el insomnio quitar.
Beso los ojos.
En los labios besar -dar de beber.
Beso los labios.
En la frente besar -la memoria borrar.
Beso la frente.
Versión de Severo Sarduy