Rita Giardino
Manipulación Y Chantaje Emocional
Cuidado Con Los Chantajes Emocionales
La pareja es la
sociedad más pequeña que existe y en ella invertimos gran parte de nuestro
capital afectivo.
Normalmente, esta
unión se realiza con la idea de construir algo en común que beneficiará a ambas
personas. Pero, como ocurre en toda sociedad, uno de los peligros que acechan a
la pareja son las luchas de poder. Cuando éstas se producen, se olvida que
existe un proyecto compartido, y uno o ambos miembros intentan imponer sus
reglas y sus objetivos personales.
La manipulación
emocional es una de las prácticas más utilizadas en el campo de batalla de la
pareja. De forma inconsciente o voluntaria se exige a la otra persona que actúe
según los propios deseos o necesidades, utilizando vilmente los sentimientos
como arma. El silencio, las amenazas directas o veladas, los celos, o incluso
una actitud victimista, son algunas de las estrategias más comunes.
El chantaje
emocional suele estar tan infiltrado en nuestras relaciones, que no resulta
fácil reconocer cuándo somos víctimas de él o cuándo lo ejercemos. Si la
manipulación es constante e insidiosa puede corroer la base de la relación.
¿Por Qué Manipulamos?
“Para
hacer la paz se necesitan dos; pero para hacer la guerra basta con uno sólo”
(Samuel Butler)
Se acostumbra a
asociar la manipulación con personas egoístas, retorcidas, malvadas,
maquiavélicas… Esto resulta tranquilizador en sí mismo, dado que aporta una explicación
simple y definida de este aspecto oscuro de las relaciones, al tiempo que nos
aleja de él. Pero en la práctica, todos, en un momento dado, podemos utilizar
algún tipo de chantaje emocional.
La manipulación
está presente cuando se intenta controlar lo que dice o hace otra persona,
cuando se exige sin dar opción a elegir, o cuando se menoscaba la autoestima
ajena de manera más o menos solapada. Implica, en suma, la utilización de otra
persona para un beneficio propio. Sin embargo, existen importantes diferencias
de grado.
Así como algunos
chantajes son transparentes y casi inofensivos, otros resultan más retorcidos y
pueden terminar siendo destructivos. Ciertos individuos llegan a tiranizar a la
persona con la que conviven utilizando el desprecio, la humillación o la
crítica. La manipulación llevada al extremo supone un maltrato psicológico, una
agresión que no deja marca ni heridas, pero que no por eso resulta menos
dañina.
A menudo se cae en
el error de considerar este tipo de agresiones como un problema menor, algo
menos grave que la pura expresión de violencia. Sin embargo, el maltrato moral
suele ser la antesala y un ingrediente indispensable de lo que se conoce como
maltrato físico.
Todos los chantajistas que hemos visto focalizan su atención casi por completo en sus propias necesidades y la forma en que sus presiones nos afectan a nosotros no les importan en lo más mínimo.
Juegos De
Dominación
“La
pasión de dominar es la más terrible de todas las enfermedades del espíritu
humano” (Voltaire)
La manipulación se
utiliza para ganar poder en una relación. Con diferentes tácticas se intenta
tocar los puntos débiles del otro. Para que resulte efectivo, el chantaje
emocional debe producir una mezcla de temor, obligación y culpa, a fin de que
la pareja acabe sucumbiendo a las propias expectativas. Para ello se suelen
emplear estrategias como:
• El castigo. Se
amenaza, de manera más o menos directa o implícita, con que si no se realiza lo
que uno desea tendrá consecuencias negativas.
• El autocastigo.
En este caso, la amenaza consiste en dañarse uno mismo para hacer sentir
culpable al otro. Como, por ejemplo, diciendo: “Si tú no me quieres, la vida no
tiene sentido para mí”.
• El silencio.
Supone una manera de mostrar el enfado. El otro, a menudo siente que sólo
cediendo logrará mejorar el clima de la relación.
• El victimismo.
Implica una exigencia disfrazada de sentimientos de lástima y culpa. Como, por
ejemplo: “Si no vienes a verme, estaré solo todo el día”.
• La culpa. Se
utilizan reproches o comentarios críticos para que alguien se sienta culpable y
así corrija su actitud o su comportamiento.
• Las promesas. Se
ofrecen promesas maravillosas que, por ser poco realistas, rara vez se acaban
cumpliendo: “Si me das otra oportunidad, te prometo que cambiaré y seremos de
nuevo felices”.
• Dar para recibir.
Se ofrecen ayudas o favores como un modo de atar a la otra persona y favorecer
su sumisión.
Las Características Que Nos Hacen Vulnerables Al Chantaje Emocional
• Una excesiva necesidad de aprobación.
• Un profundo miedo al enojo y la ira de quines nos rodean.
• Una gran necesidad de paz, sea cual fuere su precio.
• Una tendencia a asumir demasiada responsabilidad por la vida de los demás.
• Un alto nivel de inseguridad con respecto a nuestro valor y capacidad
Un Fenómeno Relacional
“La
persona que domina, explota y lastima es tan dependiente como la persona
sumisa. Ninguna de las dos puede vivir sin la otra”. (Erich Fromm)
A menudo, los
chantajes se producen en las dos direcciones. Es decir, cada persona intenta
controlar a la otra con diferentes estrategias de manipulación. Se trata de una
lucha por el poder que puede dar lugar a escaladas de agresiones cada vez más
intensas y despiadadas. El peligro es que si se escucha únicamente a una de las
partes, se puede incurrir fácilmente en una visión parcial del conflicto, pues
cada persona interpreta y sufre la conducta del otro como una ruin
manipulación, pero es incapaz de reconocer sus propios instrumentos de chantaje
emocional.
Otras veces, la
manipulación es unilateral: uno de los miembros de la pareja somete al otro
desde una posición de superioridad. En tales circunstancias, el riesgo reside
en que aumente paulatinamente la diferencia y el desequilibrio en la relación.
Quien ostenta el poder puede sentirse cada vez más superior y con mayor control
sobre la situación, mientras que la otra persona queda relegada a una posición
más débil y de mayor sumisión.
¿Quién Entrena Al Chantajista Emocional?
Cuando usted es presionado por un chantajista:
• Se disculpa
• "razona"
• discute
• llora
• suplica
• cambia o cancela planes y citas importantes
• cede, en la esperanza de que sea la última vez
• se rinde
Detectar La Manipulación
“Cuando
se teme a alguien es porque a ese alguien le hemos concedido poder sobre
nosotros” (Hermann Hesse)
Se exprese mediante
palabras, actitudes o gestos, el mensaje manipulador suele ser vivido con una
sensación de amenaza o exigencia. Por ello, una buena fórmula para detectarlo
consiste en estar atento a las propias sensaciones y sentimientos ante los
mensajes que se reciben.
En general, la
manipulación provoca un sentimiento de estar ante una situación que no tiene
fácil salida. Acceder a la demanda, a menudo implica renunciar a lo que uno
desea o incluso necesita hacer, mientras que si se responde con una negativa
pueden aparecer perturbadores sentimientos de culpa, o bien un temor a ser
rechazado o a que la otra persona reaccione de manera airada o con actitud
despectiva.
Es muy importante
diferenciar entre una petición y una exigencia. Pedir implica otorgar la
libertad al otro para elegir entre satisfacer o no la solicitud, teniendo en
cuenta su opinión. En cambio, al exigir no se proporciona tal alternativa y se
ignoran los sentimientos y las necesidades de la otra persona.
Aprender a realizar
esta distinción entre pedir y exigir, ayudará a reconocer cuándo se es objeto
de una manipulación o cuándo uno mismo la utiliza como vía indirecta para
conseguir aquello que desea.
A usted le resulta difícil o imposible
• defender su posición o sus propias
necesidades
• enfrentar lo que le está sucediendo
• poner límites
• hacerle saber al chantajista que su conducta
es inaceptable
Salir Del Juego
“La
persona más poderosa es aquella que es dueña de sí misma” (Séneca)
Los juegos de
dominación más intrincados implican un mensaje doble o ambivalente. Es decir,
lo que se expresa no concuerda con el tono que se utiliza, o detrás de una petición
legítima se esconden fines oscuros que responden a intereses personales. Por
ejemplo, una persona le dice a la otra: “No hace falta que vengas. Tienes mucho
trabajo, y, total, siempre me las arreglo solo”.
Un buen modo de
desmontar las trampas manipuladoras es hacer explícito el juego. Resulta útil
poner en palabras todo aquello que se está expresando de manera indirecta, o a
través de mensajes vagos, confusos y contradictorios. Así, en el ejemplo
anterior se puede contestar: “Me siento dividido. Por una parte, me dices que
no hace falta que te ayude, pero, por otra, siento que si no lo hago puedes
enfadarte”.
Tanto en la vida de
pareja como en general en todo tipo de relaciones es crucial una comunicación
clara y honesta que permita aclarar las situaciones ambiguas. El juego de
manipulación deja de tener poder sobre uno mismo cuando se reconoce como tal. Y
aludir a los propios sentimientos o sensaciones resulta mucho más eficaz que
emplear un tono acusador, que suele generar más barreras y reacciones
defensivas en vez de mayor comprensión.
Preservar La Relación
“El
amor no es sólo un sentimiento. Es también un arte” (Balzac)
Platón definía la
política como el arte de vivir en sociedad. La pareja es una comunidad de dos
personas en la que puede darse tanto una lucha encarnizada por el poder como
una pugna soterrada de control y subyugación. Pero también es posible construir
una relación con una política democrática y solidaria, basada en el respeto y
la comprensión mutuos.
Ambos miembros de
la pareja pueden decidir deponer sus armas manipuladoras y ayudarse mutuamente
a reconocer con lucidez y humor cuándo ponen en marcha este tipo de artimañas.
En todo caso, cada persona decide si hacer de la pareja un campo de batalla o
un lugar de encuentro y de cooperación que aporte riqueza a ambos.