domingo, agosto 09, 2015

Ángel Ganivet

Ángel Ganivet

Ángel Ganivet García 
(Granada, 13 de diciembre de 1865 - Riga (Letonia),  29 de noviembre de 1898), 
escritor y diplomático español.

La cosmovisión ganivetiana es radicalmente espiritual. La misma espiritualidad subyace en su visión de España. Alma irónica, rechaza la violencia como instrumento emancipatorio y siente una actitud de respeto hacia las clases humildes; de ahí que afirme que "Las inteligencias más humildes comprenden las ideas más elevadas". Sin embargo, el espiritualismo de Ganivet no significa la creencia en Dios, tanto así que en su Epistolario con Francisco Navarro Ledesma habla de la religión como un comodín que se toma y se deja, se declara no católico y predice pronto la extinción total de la fe cristiana. Su espiritualismo es más bien la "religión de las ideas". Ganivet es un convencido de que quien cambia a las ideas cambia al hombre. Lo importante para él es el espíritu, vivir para el pensamiento y educar a los demás. En suma, se trata de un espiritualismo antropocéntrico, su fe está en el hombre. Ganivet se ha desprendido del cristianismo pero no de la moral. Pero predica un cambio axiológico: su moral no es burguesa (matrimonio, familia, riqueza, orden) sino es la moral de los ideales, de los valores, de la voluntad. Ha llegado a un concepto tan puro de las cosas que ninguna realidad le satisface (religión, patria, hombre, amor y amistad). Este espiritualista amputado de Dios, creyente en un espíritu que no encuentra donde alojar, odia la materia, el cuerpo y el mundo. Su nihilismo lo consume en cuerpo y alma. Inconsolable se entrega al suicidio. Vivió como pensó, en unidad de vida y obra. Fruto de una crisis espiritual, sin su mujer, solo, tras las pérdidas de las últimas colonias de España y entristecido por la grave situación de su nación, cae en una profunda depresión que lo llevará a suicidarse tirándose al Río Dvina de Riga desde un barco (tras haber sido salvado en una primera intentona).

Aun, si me fueras fiel...

Aun, si me fueras fiel,
me quedas tú en el mundo, sombra amada.
Muere el amor, mas queda su perfume.
Voló el amor mentido,
más tú me lo recuerdas sin cesar...
La veo día y noche.
En mi espíritu alumbra
el encanto inefable
de su mirada de secretos llena.
Arde en mis secos labios
el beso de unos labios que me inflaman,
que me toca invisible,
y cerca de mi cuerpo hay otro cuerpo.
mis manos, amoroso,
extiendo para asirla
y matarla de amor entre mis brazos,
y el cuerpo veloz huye,
¡Y sólo te hallo a ti, mujer de aire!

*** 

Vivir

Lleva el placer al dolor
y el dolor lleva al placer;
¡vivir no es más que correr
eternamente alrededor
de la esfinge del amor!

Esfinge de forma rara
que no deja ver la cara...;
mas yo la he visto en secreto,
y es la esfinge un esqueleto
y el amor en muerte para.