Vladímir Vladímirovich Maïacovski
(Baghdati, Georgia, 19 de julio de 1893 – Moscú, 14 de abril de 1930)
Fue un poeta y dramaturgo revolucionario ruso y una de las figuras más
relevantes de la poesía rusa de comienzos del siglo XX.
Poeta ruso nacido en la aldea georgiana de Baghdati en julio de 1893. Al
fallecer su padre en 1906, se trasladó con su familia a Moscú, donde pronto
suspendió sus estudios para vincularse a la política. Maïacovski constituye un
fenómeno extraordinario de la poesía rusa. Valiente, ingenioso, brillante
polemista, talentoso pintor y artista de
cine, fue el símbolo de la poesía innovadora del siglo XX. Como ensayista
brilló con fuerza excepcional, escribiendo múltiples textos en los que siempre
defendió su posición revolucionaria, convirtiéndose en "representante
plenipotenciario" del comunismo en el extranjero. El gran amor de su vida,
Lili Brik (casada con otro), a quien le dedicó su más famosa obra y los viajes realizados a
Francia y Estados Unidos dejaron una honda huella en su poesía. Después de una
vida de lucha y sacrificio, víctima de un amor imposible, y sintiéndose
derrotado y abandonado, Maïacovski se suicidó, a los 36 años, de un disparo en
el corazón el 14 de abril de 1930.
(Versiones de Lila Guerrero)
4. Mi universidad
¿Sabe francés,
restar,
multiplicar?
...
Pero, oiga,
¿Acaso usted podría
cantar en dúo,
con los edificios?
¿Usted acaso
comprende
el idioma de los
tranvías?
El hombre, a veces,
apenas sale del
cascarón
y ya lleva libros bajo el brazo,
y cuadernos
escritos.
Yo,
aprendí el alfabeto
en los letreros,
hojeando páginas de
estaño y hierro.
Los maestros,
toman la tierra,
la descarnan,
la destrozan,
y enseñan:
-Toda ella
no es más que un
globo pequeño, redondo.
Pero yo,
con los codos
aprendí geografía.
No en vano he
dormido tanto sobre la tierra.
Los historiadores
se atormentan con importantes preguntas:
-¿Era o no roja la
barba de Barbarosa?
¡Como sea!
...
Yo,
desde niño.
aprendí a odiar a
los glotones,
a los que se venden
por una comida.
Se sientan,
charlan,
y para gustarle a
la dama,
hacen sonar sus
pobres ideas
con sus frentes
llenas de monedas.
Yo,
dialogaba sólo con
los edificios,
y las tomas de
agua, eran mis interlocutoras,
con la ventana del
oído atento escuchando,
los techos oían lo
que les arrojaba al oído.
Y luego,
de noche,
sobre una cosa
o la otra
nos pasábamos
charlando,
moviendo la
"sinhueso".
5. Adulto
Los mayores tienen
asuntos.
Los rubios tienen
bolsillos.
¿Amar?
Por favor,
por cien monedas.
Y yo,
sin casa y sin
techo,
las manzanas
metidas en los bolsillos rotos,
vagaba asombrado.
Si es de noche,
se ponen los
mejores trajes,
descansan el alma
sobre viudas o casadas.
A mí
Moscú, me ahogaba
de abrazos,
con sus anillos
infinitos de plazas.
En los corazones,
suena el reloj de
los amantes.
Se exaltan las
parejas en el lecho de amor.
Y yo,
buscaba
enloquecido,
el pulso salvaje de
la ciudad
acostándome con
"La Pasión" de sus plazas.
¡Entrad pasiones!
¡Trepaos con amor!
¡Desde hoy no soy
dueño del corazón!
En los demás -yo
sé-,
el corazón está en
casa,
en el pecho,
lo sabe cualquiera.
Conmigo,
se volvió loca la anatomía,
soy todo corazón,
y palpita en todas
partes.
¡Oh! Cuántas
primaveras tuve
en veinte años
encendidos y plenos.
El corazón tiene su
apéndice,
y su carga sin
gastar,
es simplemente
insoportable.
Insoportable,
no para el verso,
de verdad.
6. Lo que resultó
Más de lo que se
puede,
más de lo que hace
falta,
como si colgara de
mí,
un delirio poético.
El apéndice del
corazón creció agigantado.
Una mole de amor,
una mole de odio.
Debajo del peso
-las piernas-, tambaleando se mueven.
Tú sabes,
yo estoy bien
formado,
y sin embargo,
cargo el
complemento del corazón,
encorvado de
hombros,
y me hincho de
leche de versos
y no puedo irme.
7. Corazón
Lo levanté como un
atleta
lo llevé como un
acróbata,
como a los
electores los llevan al mitin,
como en las aldeas
llaman alboroto los días de incendio.
Yo llamaba:
"Aquí está,
aquí,
tomadlo".
Cuando esta mole
gemía,
sin notar el polvo
o el barro,
las damas se
apartaban de mí como locas.
-"A nosotras,
más chico.
A nosotras, algo
así como un tango..."
No puedo llevarlo,
y cargo mi peso.
Quiero arrojarlo
-y sé-
no lo haré.
No resisten los
arcos de mis costillas,
mi profundo jadeo.
El pecho rechina
bajo el empuje de
mis pujos ardientes.
8. Tú
Entraste.
En serio miraste.
La estatura,
el bramido
sencillamente
examinaste,
-un chiquillo.
Tomaste,
sacaste el corazón,
y sencillamente te
fuiste con él a jugar,
como una niña juega
con su pelota.
Y todas,
como si vieran
milagros
exclamaron -damas y
señoritas:
-¿A ese, amarlo?
Si se echa encima,
hace falta una
domadora.
¡Debe ser de una
jaula!"
Y yo, de júbilo
-perdí el yugo.
y de alegría,
olvidándome de mí
mismo
saltaba,
-como en casamiento
de indio-,
tan alegre, y bien
me sentía.
9. Imposible
"Los banqueros
dicen:
somos ricos sin
límites,
nos faltan
bolsillos-,
guardamos billetes
en la caja de hierro".
Mi amor, por ti,
es un tesoro,
y lo guardo en mi
caja de hierro,
y como un adinerado
ando contento.
Y sólo cuando tengo
muchas ganas,
saco una sonrisa,
o menos,
y emborrachándome
con otros,
gasto a media
noche,
unas quince monedas
de lirismo.
10. Y así pasa conmigo
Los navíos,
también acuden a
los puertos.
El tren,
también se apresura
hacia las estaciones.
Y yo, se comprende
-yo te amo-
Y voy hacia ti
pues me atraes,
me enloqueces.
...
así yo,
vuelvo hacia ti,
amada,
con mi corazón
encantado.
Y a casa vuelvo
contento,
como los trenes y
navíos vuelven
y se quitan el
óxido, lavándose y afeitándose.
Así vuelvo hacia
ti.
¿Acaso,
yendo hacia ti, no
vuelvo a mi casa?
A los terrenales
los recibe la tierra
-siempre volvemos a
nuestros deseos.
Así yo,
hacia ti siempre me
inclino,
apenas nos
separamos,
nos vimos apenas.
11. Deducción
No acabarán el
amor,
ni la riña,
ni la distancia.
Pensado,
probado,
verificado.
Levanto solemne
el verso de mil
dedos-estrofas.
Juro, amo,
fiel y seguro.
***
Balada De La Cárcel
No es muy novedoso
el compás de las baladas,
pero sí duelen las
palabras,
de lo que les
duele,
las palabras
hablan,
entonces rejuvenece
el compás de las baladas.
Fue en el cruce de
las calles donde viví
El cuadro era éste.
Y este era el
marco.
Ella está en la
cama,
está acostada.
Él sentado,
y sobre la mesa el
teléfono.
"Él y
Ella",
esta es mi balada.
No soy muy
novedoso.
Lo terrible es,
que "él",
soy yo,
y "ella",
es mía.
¿Qué tiene que ver
la cárcel?
Es Navidad.
Están de fiesta,
están de algarabía.
Pero la ventanita
de mi cuarto,
tiene rejas.
Eso no importa,
ya les digo,
es una cárcel.
Tengo una mesa,
sobre la mesa una
pajita.
Los cables,
transmiten un
número.
Toqué apenas el
tubo del teléfono,
y se me cayó el
tubo de las manos.
Es de origen
obrero,
dos agujas
brillantes,
iluminan el
teléfono.
Desde el cuarto
vecino,
se oye la voz
dormida:
-¿Quién es?
¿De dónde llaman?
El timbre arde de
tanto chillar,
está candente el
aparato,
y grita:
-¡Está enferma!
¡Está acostada!
¡Corre!
¡Rápido!
¡Es hora!
***
Amor 3
Tal vez,
quizá,
alguna vez,
por el camino de
una alameda del zoológico,
entrará también
ella.
Ella,
ella también amaba
a los animales,
y sonriendo
llegará,
así como está,
en la foto de la
mesa.
Ella es tan
hermosa,
a ella con
seguridad la resucitarán.
Vuestro siglo XXX
vencerá,
al corazón
destrozado por las pequeñeces.
Ahora,
trataremos de
terminar,
todo lo que no
hemos podido amar en la vida,
en innumerables
noches estrelladas.
¡Resucitadme,
aunque no exista
más,
porque soy poeta,
y esperaba el
futuro,
luchando contra las
mezquindades de la vida cotidiana!
¡Resucitadme,
aunque no exista
más,
por eso
¡Resucitadme!
Quiero acabar de
vivir lo mío,
mi vida
para que no exista
un amor sirviente,
ni matrimonios
obscenos,
deshonestos,
Maldiciendo la
cama,
dejando el sofá,
alzaré por el
mundo,
un amor universal.
Para que un día,
que el dolor
degrada,
cambie,
y no implorar más,
mendigando,
y al primer llamado
de:
¡Camarada!
se dé vuelta toda
la tierra.
Para no vivir,
sacrificándose por
una casa, por un agujero.
Para que la
familia,
desde hoy,
cambie,
el padre,
sea por lo menos el
Universo,
y la madre
sea por lo menos la
Tierra.