Serguéi Yesenin
Serguéi Alexándrovich Yesenin, también transliterado como Serguéi Aleksándrovich Esenin
Nace en Riazán, 3 de octubre de 1895 – muere en Leningrado, 28 de diciembre de 1925
Fue un destacado poeta ruso. Nació en el seno de una familia de campesinos, en la circunscripción de Kozminsk, distrito de Riazan. Fue reconocido como exponente de la intelectualidad campesina. En la base de la primera poesía eseniniana está el amor por la tierra natal. Por la tierra natal campesina, no por Rusia con sus ciudades, sus fábricas, sus establecimientos, sus universidades, sus teatros, con su vida política y social. La patria para él era su pueblito, los campos y los bosques. En 1921 conoció a la bailarina Isadora Duncan, con quien protagonizó un famoso romance, publicitado como el amor entre el poeta campesino y la diva. Se casó el 2 de mayo de 1922 y viajó con ella por Europa occidental y Estados Unidos. Regresó en mayo de 1923 acosado por el alcoholismo y por la nostalgia por Rusia y luego se divorció. La noche entre el 27 y 28 de diciembre de 1925 se suicidó en el hotel Angleterre de Leningrado. “Sergei Esenin, anudándose dos veces alrededor del cuello el cinturón de la valija que había traído de Europa, empujó el banquito con sus pies y quedó suspendido del lazo, el rostro vuelto hacia la noche azul, la mirada fija en la plaza Isacckievskaia”.
Fragmentos Varios
Sí, yo poco me he dispuesto
para una vida en paz y entre sonrisas.
Y cuanto más corto ha sido mi camino
tanto mayores mis caídas.
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Escuchan los arbustos
el silbido del viento...
Pueblito abandonado,
mi pueblito natal...
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¡Oh patria, ha llegado tu hora
feliz y fatal!
Nada hay más bello
que tus ojos de ternera.
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En los pesebres campesinos
ha nacido la llamarada
por la paz de todo el mundo,
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Para el melancólico que vaga por los campos
el viento canta más fuerte que para los demás.
Oculta su dolor con excentricidades:
Porque sin extravagancias
no puedo habitar la tierra.
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¡He aquí el pueblo! Pero, ¿por qué diablos
vociferaba en mis versos que era amigo del pueblo?
Mi poesía aquí no sirve para nada,
y posiblemente yo tampoco.
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¡Amigo mío, amigo mío! Sólo la muerte cierra
los ojos que han comenzado a comprender.
***
La Aldea
Todavía le hago una reverencia
a los campos que en un tiempo amé.
Desde los lugares donde crecí bajo el arce,
donde me tendía sobre la hierba amarilla,
les envío un saludo a los gorriones y a las cornejas,
a la lechuza que sollozaba en la noche.
A ellos les grito en las lejanías primaverales:
“Queridos pájaros, en el tembloroso azul
hagan saber que dejé de hacer escándalos…”
***
El Advenimiento
¡Señor, yo creo!
Pero levanta hasta tu paraíso
al pueblo traspasado
por dardos de lluvia.
Tras la cima inaccesible,
en el azul de los valles,
otra vez Dios mío
Tu hijo se me aparece.
Yo sufro por ti
en los pueblos campesinos;
por una Rusia que ya no está ciega
Él porta su cruz.
Los montes cantan el milagro,
la arena resuena en el paraíso.
Yo creo:
¡oriente parirá un ternero!
A los mares de arena y de trigo
llegará el ternero recién nacido...
¡Qué lejos está el tiempo del encuentro,
qué próxima la ruina!
Ladran las nubes,
aúlla el firmamento de dientes dorados...
Canto e invoco:
¡Señor, haz nacer el ternero!
Al amanecer y al mediodía,
con el canto celeste del trueno,
Él colmará de leche
nuestros áridos días.
Y de la tarde a la mañana,
glorificando el campo sin ocaso,
presagiará con estrellas
una cosecha de espinas plateadas.
***
¡Hosanna In Excelsis!
¡Hosanna in excelsis!
Cantan los montes del paraíso.
Y en ese paraíso puedo verte
mi pueblo natal.
Bajo la encina de Mamre se sienta
el abuelo de rojos cabellos,
resplandece su vello
tupido de estrellas.
Y el sombrero de piel de gato
que llevaba en los días de fiesta
contempla aterido, como una luna,
la nieve de las tumbas familiares.
***
Sacudimos El Cielo A Empellones...
Sacudimos el cielo a empellones,
con las manos plegamos las tinieblas
y de la espiga seca
hacemos volar semillas de estrellas.
¡Oh Rus, estepas y vientos,
y tú, casa paterna!
Sobre el techo dorado
anida el trueno primaveral.
Con avena alimentamos la tormenta,
con ruegos abrevamos el valle,
y nuestros campos azules
ara el buey de la razón.
***
Fe Campesina
Amo al mundo y a Dios
como al fuego del hogar.
Todo en ellos es santo y bendito,
todo luminoso y vivaz.
La amapola escarlata del ocaso
reverbera en el vidrio lacustre.
E inmerso en el mar del trigal,
de la boca me nace una imagen:
el cielo ya sin peso lame
a su rosado ternerito.
***
Un Dios Campesino
Mendigante por la estepa iba el Señor
poniendo a prueba el amor humano.
El viejo abuelo, sentado en un tronco del bosque,
masticaba su pan con las encías.
El abuelo vio al mendigo en el camino,
en el sendero, con un bastón de hierro.
Lo mira: está enfermo, tiembla de hambre.
Y piensa: ¡pobre, cuánto ha caído!
Se aproximó el Señor ocultando su pena;
pensando: sin duda son de piedra sus corazones...
Y le dijo el viejito, tendiéndole la mano:
toma, mastica un poco... te hará bien.
***
Hasta La Vista...
Manuscrito que se encontró en la habitación donde Serguéi Yesenin se suicidó
Hasta la vista, amigo mío, hasta la vista.
Querido mío, estás en mi pecho.
La predestinada separación
promete una cita en el porvenir.
Hasta la vista, amigo mío, sin dar la mano, sin palabras.
No te aflijas; no pongas tan triste el ceño.
En esta vida el morir no es cosa nueva;
pero el vivir —seguro— es menos novedad.
-otra versión-
Hasta pronto, amigo mío, hasta pronto,
querido mío, te llevo en el corazón.
La separación predestinada
promete un nuevo encuentro.
Hasta pronto, amigo mío, sin gestos ni palabras,
no te entristezcas ni frunzas el ceño.
En esta vida el morir no es nuevo
y el vivir, por supuesto, no lo es.
*****
Sin Lamentos
Sin quejas, ni lamentos ni llantos
como el humo a través del florido manzano
hasta mí llegó la marchitez dorada
ya no seré más joven y lozano.
Ya no late con la fuerza de antes
mi corazón tocado por el hielo
y caminar descalzo por el bosque
ya no es una ilusión, no es un anhelo.
El deseo de aventura cada vez es menor
y el fuego de los labios ya se ha ido
¡oh mi joven y lejano frescor
mis antaños pletóricos sentidos!
Ahora son escasos mis afanes
¿he vivido mi vida o la he soñado?
Es como si en un alba primaveral
galopé sobre un caballo rosado.
Nuestro destino es frágil y finito
el cobre de las hojas lento emana
por todos los siglos sea bendito
lo que florece hoy para morir mañana.
*****
Sólo Me Queda Una Diversión...
Sólo me queda una diversión:
los dedos en los labios y un alegre silbido.
Ya se ha esparcido mi mala fama
de peleador y escandaloso.
¡Qué ridícula mala fama!
Hay muchas caídas tontas en la vida.
Me avergüenzo de haber creído en Dios,
y me entristezco de no creer ahora.
¡Remotas lejanías doradas!
Todo arde en la rutina cotidiana.
Si blasfemé y fui escandaloso
fue para arder con mayor fulgor.
Acariciar y fustigar es el don del poeta
lleva sobre sí un signo fatal.
Yo quise enlazar sobre este mundo
a la rosa blanca y el sapo negro.
¡Qué importa no se hayan realizado
estos designios de los días buenos!
Si los demonios anidaron en mi espíritu
es porque los ángeles vivían en él.
Por estos alegres desvaríos,
yo quisiera en el postrer instante
antes de partir hacia otras comarcas
pedir a todos los que me acompañen
que por mis pecados mortales,
por no creer en el paraíso,
con mi camisa rusa me amortajen
y bajo los astros me dejen expiar.
***
Estoy Cansado…
Estoy cansado de vivir en mi país natal,
con la nostalgia de las extensiones de trigo negro;
dejaré mi choza,
partiré como un vagabundo y un ladrón…
Volveré a la casa paterna
a regocijarme con el júbilo ajeno.
Y en una noche verde, bajo la ventana,
con la manga de mi camisa me ahorcaré.
Los sauces de plata contiguos a la cerca
inclinarán sus cabezas con mayor dulzura aún.
Y sin lavarme, sin el menor ritual,
se me enterrará bajo los aullidos de los perros.
La luna continuará bogando por el cielo,
perdiendo sus remos en el agua de los lagos;
y Rusia siempre será la misma,
danzando y llorando alrededor de las empalizadas.