José Hernández
José Rafael Hernández y Pueyrredón
nace 10 de noviembre de 1834, fallece el 21 de octubre de 1886 fue un militar, periodista, poeta y político argentino, especialmente conocido como el autor del Martín Fierro, obra máxima de la literatura gauchesca. En su homenaje, el 10 de noviembre —aniversario de su nacimiento— se festeja en la Argentina el Día de la Tradición.
Martín Fierro
El Libro se divide en dos partes, una Primera Edición "El Gaucho Martín Fierro", la cual José Hernández comienza a escribir en el año 1872, y una Segunda Edición, "La Vuelta de Martín Fierro" que la comienza en 1879.
El gaucho Martín Fierro
(Sextinas Seleccionadas)
1
Aquí me pongo a cantar
al compás de la vigüela,
que el hombre que lo desvela
una pena estrordinaria,
como la ave solitaria
con el cantar se consuela.
6
Cantando me he de morir,
cantando me han de enterrar,
y cantando he de llegar
al pie del Eterno Padre.
Dende el vientre de mi madre
vine a este mundo a cantar.
9
Yo no soy cantor letrao,
mas si me pongo a cantar
no tengo cuándo acabar
y me envejezco cantando.
Las coplas me van brotando,
como agua de manantial.
15
Nací como nace el peje
en el fondo de la mar;
naides me puede quitar
aquéllo que Dios me dio:
lo que al mundo truje yo
del mundo lo he de llevar.
16
Mi gloria es vivir tan libre
como el pájaro del cielo;
no hago nido en este suelo
ande hay tanto que sufrir,
y naides me ha de seguir
cuando yo remuento el vuelo.
17
Yo no tengo en el amor
quien me venga con querellas.
Como esas aves tan bellas,
que saltan de rama en rama,
yo hago en el trébol mi cama
y me cubren las estrellas.
18
Y sepan cuantos escuchan
de mis penas el relato,
que nunca peleo ni mato
sino por necesidá
y que a tanta alversidá
sólo me arrojó el mal trato.
21
Junta esperencia en la vida
hasta pa' dar y prestar
quien la tiene que pasar
entre sufrimiento y llanto;
porque nada enseña tanto
como el sufrir y el llorar.
23
Yo he conocido esta tierra
en que el paisano vivía
y su ranchito tenía
y sus hijos y mujer...
Era una delicia el ver
cómo pasaba sus días.
24
Entonces... cuando el lucero
brillaba en el cielo santo
y los gallos con su canto
nos decían que el día llegaba,
a la cocina rumbiaba
el gaucho... que era un encanto.
26
Y apenas la madrugada
empezaba a coloriar,
los pájaros a cantar
y las gallinas a apiarse,
era cosa de largarse
cada cual a trabajar.
33
Y verlos al cáir la tarde
en la cocina riunidos,
con el juego bien prendido
y mil cosas que contar,
platicar muy divertidos
hasta después de cenar.
34
Y con el buche bien lleno
era cosa superior
irse en brazos del amor
a dormir como la gente,
pa' empezar al día siguiente
las fáinas del día anterior.
50
Sosegao vivía en mi rancho
como el pájaro en su nido;
allí mis hijos queridos
iban creciendo a mi lao...
Sólo queda al desgraciao
lamentar el bien perdido.
156
Vamos dentrando recién
a la parte más sentida,
aunque es todita mi vida
de males una cadena:
a cada alma dolorida
le gusta cantar sus penas.
163
Dende chiquito gané
la vida con mi trabajo
y aunque siempre estuve abajo
y no sé lo que es subir,
también el mucho sufrir
suele cansarnos ¡barajo!
178
¡Tal vez no te vuelva a ver,
prenda de mi corazón!
Dios te dé su protección
ya que no me la dió a mí,
y a mis hijos dende aquí
les echo mi bendición.
251
Ansí me hallaba una noche
contemplando las estrellas,
que le parecen más bellas
cuanto uno es más desgraciao
y que Dios las haiga criao
para consolarse en ellas.
288
"Yo me voy, le dije, amigo,
donde la suerte me lleve.
Y si es que alguno se atreve
a ponerse en mi camino,
yo seguiré mi destino,
que hace el hombre lo que debe.
289
"Soy un gaucho desgraciao.
No tengo dónde ampararme,
ni un palo donde rascarme,
ni un árbol que me cubije;
pero ni aún esto me aflige
porque yo sé manejarme."
295
A mi no me matan penas
mientras tenga el cuero sano.
Venga el sol en el verano
y la escarcha en el invierno.
Si este mundo es un infierno
¿por qué afligirse el cristiano?
298
Yo nunca me he de entregar
a los brazos de la muerte;
arrastro mi triste suerte
paso a paso y como pueda,
que donde el débil se queda
se suele escapar el juerte.
299
Y ricuerde cada cual
lo que cada cual sufrió,
que lo que es, amigo, yo,
hago ansí la cuenta mía:
ya lo pasado pasó;
mañana, será otro día.
302
¡Quién es de una alma tan dura
que no quiera una mujer!
Lo alivia en su padecer:
si no sale calavera,
es la mejor compañera
que el hombre puede tener.
344
Monté y me largué a los campos
más libre que el pensamiento,
como las nubes al viento,
a vivir sin paradero;
que no tiene el que es matrero
nido, ni rancho, ni asiento.
369
Dios formó lindas las flores,
delicadas como son;
les dio toda perfeción
y cuanto él era capaz,
pero al hombre le dio más
cuando le dio el corazón.
370
Le dio claridá a la luz,
juerza en su carrera al viento,
le dio vida y movimiento
dende la águila al gusano,
pero más le dio al cristiano
al darle el entendimiento.
371
Y aunque a las aves les dio,
con otras cosas que inoro,
esos piquitos como oro
y un plumaje como tabla,
le dio al hombre más tesoro
al darle una lengua que habla.
372
Y dende que dio a las fieras
esa juria tan inmensa,
que no hay poder que las venza
ni nada que las asombre,
¿qué menos le daría al hombre
que el valor pa' su defensa?
376
En la cruzada hay peligros
pero ni aun esto me aterra.
Yo ruedo sobre la tierra
arrastrao por mi destino
y si erramos el camino...
no es el primero que lo erra.
377
Si hemos de salvar o no
de esto naides nos responde.
Derecho ande el sol se esconde,
tierra adentro, hay que tirar.
Algún día hemos de llegar,
después, sabremos adónde.
395
Pero ponga su esperanza
en el Dios que lo formó;
y aquí me despido yo,
que referí ansí a mi modo
MALES QUE CONOCEN TODOS
PERO QUE NAIDES CONTÓ.