Miquel PAS
Había una vez una mujer...
una gran mujer
que tuve la dicha de conocer
y que se fijara en mí
y que se fijara en mí
a pesar de yo carecer
de las virtudes que ella
tiene la fortuna de poseer:
digna e independiente
fuerte y valiente
paciente y perseverante
alegre e inteligente
de palabras y actos
coherentes y consecuentes
cariñosa y detallista
leal y trabajadora
amable y solidaria
honesta y sincera
dulce y tierna
pacífica y serena
mujer a la cual yo admiré
que orgulloso de ella me hizo sentir
y de contarme dentro de sus amistades
Comencé a quererla
como el sol a la luna
compartimos momentos
mucho bellos, pocos no tanto
terminé amándola
en sosegada alegría
cambió
mi honda melancolía.
mi honda melancolía.
Dios concedió mis oraciones:
ser digno de una digna mujer
a la madre de mis hijas conocer
cumplir los anhelos de nuestros corazones.
ser digno de una digna mujer
a la madre de mis hijas conocer
cumplir los anhelos de nuestros corazones.
Y así nos transcurrió el tiempo
compartiendo de los días y las noches: las horas
de paz y armonía en el hogar: tesoros
que escasearon en mi niñez
y que desesperadamente anhelé en mi adultez.
De tal manera Dios nos bendecía
y agradecido yo vivía
cuando de pronto
¡desperté!
volteo a mi lado, y…
-posible final 1-
... yo, triste,
como es mi continuo estado
en mi ilusión desolada
descubrí que la había soñado.
como es mi continuo estado
en mi ilusión desolada
descubrí que la había soñado.
-posible final 2-
... yo, dichoso,
como niño que se contenta con nimiedades
dormida junto a mí se hallaba
compartiendo nuestros sueños y realidades.