domingo, noviembre 30, 2014

Francisco Villaespesa, III

Francisco Villaespesa 

Francisco Villaespesa Martín 
(Laujar de Andarax, Almería, 15 de octubre de 1877 - Madrid, 9 de abril de 1936), poeta, dramaturgo y narrador español del Modernismo.
Poeta y ensayista español nacido en Laujar, Almería, en 1877. 
A pesar de que inició estudios de Derecho en la Universidad de Granada, los abandonó para dedicarse de lleno a la carrera literaria. 
En 1897 se radicó en Madrid donde además de dirigir  y colaborar con famosas revistas de la época, publicó en 1898 su primer libro de poesía, «Intimidades». 
A partir del año de 1900 con «La Copa del Rey Thule», se consagró como el precursor del Modernismo en España, sin abandonar nunca su tendencia romántica y bohemia.
De su abundante obra merecen destacarse «Tristitiae rerum», «Las fuentes de Granada», su obra de teatro «El Alcázar de las Perlas» y «La rueca».
Aquejado de arterioclerosis, de insuficiencia gástrica y de hipertensión, entre otros achaques, enfermó gravemente en 1930 cuando se hallaba en Brasil, y volvió a España, donde sus males se agravaron en 1933; falleció en 1936.

Lo que pasa

¡Felicidad!... ¡Felicidad!... Dulzura
del labio y paz del alma... Te he buscado
sin tregua, eternamente, en la hermosura,
en el amor y el arte...  ¡Y no te he hallado!

En vano, el alma, sin cesar te nombra...
¡Oh luz lejana, y por lejana, bella!...
¡Jamás la mano alcanzará la estrella!...
¿Pasaste sobre mí, como una sombra?

¿En brazos de qué amor has sido mía?..
¿No he besado tus labios todavía?...
¿Los besaré, Señor?... Sobre mi oído

murmura alguna voz, remota y triste :
-Pasó por tu jardín... y no la viste...
¡y ya, sin conocerla, la has perdido!

*** 

Mi vida es el silencio de una espera...

Mi vida es el silencio de una espera...
Se escapa de mis ojos la mirada,
ansiando contemplar la sombra amada
que en otros tiempos a mi lado viera.

La mano palpa, cual si presintiera
negrear en la atmósfera callada
la seda tibia de su destrenzada,
profusa y olorosa cabellera.

Mi oído de impaciencia se estremece,
un olor a algo suyo el viento exhala...
-¿Estás ya aquí? -le digo, y me parece

que «Aquí estoy», dulcemente, me contesta
aquella voz que pasa como un ala
rozando fugitiva la floresta.

*** 

Nocturno de plata

Cruzas por mis recuerdos como un rayo de luna
que lo ilumina todo de una blanca poesía...
El ruiseñor cantaba su amor. Colgaba una
fina escala de seda desde tu celosía.

Era la noche un río cristalino y sonoro,
que arrastraba en sus ondas, hacia la Eternidad,
nuestro amor como una carabela de oro,
palpitantes las velas bajo la tempestad.

Entre un deshojamiento de románticas rosas
de luz, juntos surcamos Venecias fabulosas,
en un olvido eterno de todo... Tu laúd

desgranaba en la noche su inmortal serenata...
¡Y al pie de la marmórea y altiva escalinata
nos esperaba el paje de nuestra Juventud!

*** 

Ofelia

Turbia de sombra, el agua del remanso
reflejó nuestras trémulas imágenes,
extáticas de amor, bajo el crepúsculo,
en la enferma esmeralda del paisaje...

Era el frágil olvido de las flores
en el azul silencio de la tarde,
un desfile de inquietas golondrinas
sobre pálidos cielos otoñales...

En un beso muy largo y muy profundo
nos bebimos las lágrimas del aire,
y fueron nuestras vidas como un sueño
y los minutos como eternidades...

Al despertar del éxtasis, había
una paz funeraria en el paisaje,
estertores de fiebre en nuestras manos
y en nuestras bocas un sabor de sangre...

Y en el remanso turbio de tristeza
flotaba la dulzura de la tarde,
enredada y sangrante entre los juncos,
con la inconsciencia inmóvil de un cadáver.

*** 

Rimas

La noche me envolvió como un perfume;
y en el silencio tus pisadas eran
un lento resbalar de terciopelos
sobre una frágil ilusión de seda.

Tembló tu corazón bajo mi mano
con timideces de paloma presa,
y aspiré en el aliento de tu boca
todo el perfume de la primavera.

Tus rizos me envolvieron. Y entre el vago
olor a musgo de tu cabellera,
suspirante absorbí como un veneno
el acre aroma de tu carne enferma.

*** 

Soneto

Quedó en mis manos un jirón de encaje;
te escapaste de mí como una sombra,
mas al huir, se te enredó el ropaje
y rodaste de espaldas por la alfombra.

Te curvé bajo el yugo de mis brazos,
y de mis dientes la caricia ruda
rasgó cendales y deshizo lazos,
hasta dejar tu castidad desnuda.

Y allí, sobre la alfombra, entrelazados,
las sombras como hiedras agitadas,
nuestras bocas rampantes y lascivas.

confundidos en un bárbaro grito,
resucitamos el antiguo mito
del amor, en las selvas primitivas.

*** 

Tarantela

Nocturno azul y plata... Sobre el clave
se esfuma el oro de la tarantela;
y el alma, en nuestra voz, se aterciopela
para hacer su caricia más suave.

El aire a besos y a ternura sabe,
y en el luar que en el jardín riela,
las pupilas del ángel que nos vela
de luz enjoyan el silencio grave.

La música se va... Tan sólo queda
un perfume fugaz a carne y seda...
¿Quién tus encantos desnudó a la brisa?...

Ante tu albor ni a respirar me atrevo,
y gota a gota, hasta embriagarme, bebo
todo el amor del mundo en tu sonrisa!

*** 

Vorrei morire

Sentir intensamente la vida. Haber amado
y haber sufrido mucho, tener el alma ciega
esperando en la sombra una luz que no llega
o empeñada en dar vida a un sueño ya pasado.

Amar lo fugitivo. Enamorarse de una
sonrisa, de una sombra... Sentir la poesía
de alguna melancólica y lejana armonía
que, de un balcón abierto, vuela bajo la luna.

Despreciar lo mezquino. Hacer con loco empeño
del ensueño la vida y de la vida ensueño...
Extenuarse en una larga caricia loca;

y al final de una tarde magnífica y florida,
esfumarse en el cielo, abandonar la vida
con un sonoro verso de amores en la boca.

***

Yo sé que la esperanza está viva...

Yo sé que la esperanza está viva, y que dentro
del corazón su lámpara dulcemente ilumina;
¡mas ya sin entusiasmos y sin fuerzas me encuentro
para arrancarle nuevos tesoros a la mina!...

En el jardín, a veces, de mis recuerdos entro
y encanezco de angustia mirando tanta ruina...
¡Cipreses y naranjos marchitos, y en el centro
una fuente que nunca de Sollozar termina!...

Yo sé que Lindaraja con sus besos pudiera
dar a mi otoño un nuevo frescor de primavera...
Pero está tan remota, ¡y es tan largo el sendero!...

¡Y me encuentro tan pobre, tan triste y tan rendido,
que a buscarla de nuevo por la vida, prefiero
soñar eternamente que jamás ha existido!...

***

El Poeta Recuerda
Sonetillo

Sus frases nunca me hirieron
y siempre me consolaron...
¡Heridas que otras me abrieron,
sus propias manos cerraron!

Aun cuando penaba tanto,
tan buena conmigo era,
que hasta me ocultaba el llanto
para que yo no sufriera.

Con su infinita ternura,
mi más inmensa amargura
supo siempre consolar...
¡Y qué buena no sería,
que al morirse sonreía
para no verme llorar!

martes, noviembre 25, 2014

25 de Noviembre, El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, ♀

El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer

aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 54/134 el 17 de diciembre de 1999, se celebra anualmente cada 25 de noviembre.

Las hermanas Mirabal, también conocidas como Las Mirabal (Patria Mirabal, Minerva Mirabal y María Teresa Mirabal) fueron tres hermanas dominicanas que se opusieron fervientemente a la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, por tal causa, fueron torturadas y asesinadas, junto a su chofer. En honor a éstas valientes mujeres, cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer. 

Mahatma Gandhi 

(Porbandar, India británica, 2 de octubre de 1869 – Nueva Delhi, Unión de la India, 30 de enero de 1948) 
fue un abogado, pensador y político hinduista indio. Recibió de Rabindranat Tagore el nombre honorífico de Mahatma (Alma Grande).

La Mujer

Es la compañera del hombre. Llamar a la mujer el sexo débil es una difamación; es una injusticia que el hombre suele cometer con ella.  Si por fuerza entendemos simplemente la fuerza bruta, entonces ciertamente la mujer es inferior al hombre, pero si por fuerza entendemos la firmeza moral, la mujer es inconmensurablemente superior al hombre.  Dotada de idénticas facultades, tiene igual derecho a la libertad.  La intuición de la mujer es frecuentemente más justa que la arrogancia del hombre.  De los males de que el hombre es responsable, el más abyecto, brutal y vergonzoso es su manera de abusar de la mejor parte de la humanidad: el sexo femenino, no el sexo débil.


domingo, noviembre 23, 2014

Amado Nervo, III

Amado Nervo 
Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo y Ordaz
Nació el 27 de agosto de 1870 en la ciudad de Tepic, en ese entonces en Jalisco, hoy Nayarit, México y murió en Montevideo, Uruguay el 24 de mayo de 1919. 

Poeta mexicano nacido en Tepic, Nayarit en 1870.
En su juventud quiso ser clérigo, pero muy pronto se vio atraído por los variados estímulos de la vida, los viajes, los amores y la misma poesía. 
Su iniciación estética fue marcada por el influjo de Gutiérrez Nájera y de los grupos que se congregaban alrededor de «La revista azul» y «Revista moderna», en cuyas páginas se desbordaba todo el ímpetu del modernismo americano.
Entre el conjunto de su creación, se destacan sus libros «Serenidad» «Elevación», «Plenitud» y «La amada inmóvil».  
Falleció en Montevideo, Uruguay en 1919. 

Cobardía

Pasó con su madre. ¡Qué rara belleza!
¡Qué rubios cabellos de trigo garzul!
¡Qué ritmo en el paso! ¡Qué innata realeza
de porte! ¡Qué formas bajo el fino tul...!
Pasó con su madre. Volvió la cabeza:
¡me clavó muy hondo su mirar azul!

Quedé como en éxtasis... 
Con febril premura,
«¡Síguela!», gritaron cuerpo y alma al par.
...Pero tuve miedo de amar con locura,
de abrir mis heridas, que suelen sangrar,
¡y no obstante toda mi sed de ternura,
cerrando los ojos, la deje pasar!

***

El amor nuevo

Todo amor nuevo que aparece
nos ilumina la existencia,
nos la perfuma y enflorece.

En la más densa oscuridad
toda mujer es refulgencia
y todo amor es claridad.
Para curar la pertinaz
pena, en las almas escondida,
un nuevo amor es eficaz;
porque se posa en nuestro mal
sin lastimar nunca la herida,
como un destello en un cristal.

Como un ensueño en una cuna,
como se posa en la rüina
la piedad del rayo de la luna.
como un encanto en un hastío,
como en la punta de una espina
una gotita de rocío...

¿Que también sabe hacer sufrir?
¿Que también sabe hacer llorar?
¿Que también sabe hacer morir?

-Es que tú no supiste amar...

***

El primer beso

Yo ya me despedía.... y palpitante
cerca mis labios de tus labios rojos,
«Hasta mañana», susurraste;
yo te miré a los ojos un instante
y tú cerraste sin pensar los ojos
y te di el primer beso: alcé la frente
iluminado por mi dicha cierta.

Salí a la calle alborozadamente
mientras tú te asomabas a la puerta
mirándome encendida y sonriente.
Volví la cara en dulce arrobamiento,
y sin dejarte de mirar siquiera,
salté a un tranvía en raudo movimiento;
y me quedé mirándote un momento
y sonriendo con el alma entera,
y aún más te sonreí... Y en el tranvía
a un ansioso, sarcástico y curioso,
que nos miró a los dos con ironía,
le dije poniéndome dichoso:
-«Perdóneme Señor esta alegría.»

***

Gratia plena

Todo en ella encantaba, todo en ella atraía:
su mirada, su gesto, su sonrisa, su andar...
El ingenio de Francia de su boca fluía.
Era "llena de gracia", como el Avemaría;
¡quien la vio, no la pudo ya jamás olvidar!

Ingenua como el agua, diáfana como el día,
rubia y nevada como Margarita sin par,
al influjo de su alma celeste, amanecía...
Era llena de gracia, como el Avemaría;
¡quien la vio, no la pudo ya jamás olvidar!

Cierta dulce y amable dignidad la investía
de no sé qué prestigio, lejano y singular.
Más que muchas princesas, princesa parecía:
era llena de gracia, como el Avemaría;
¡quien la vio, no la pudo ya jamás olvidar!

Yo gocé el privilegio de encontrarla en mi vía
dolorosa; por ella tuvo fin, mi anhelar,
y cadencias arcanas, halló mi poesía.
Era llena de gracia, como el Avemaría;
¡quien la vio, no la pudo ya jamás olvidar!

!Cuánto, cuánto la quise! ¡Por diez años fue mía;
pero flores tan bellas, nunca pueden durar!
¡Era llena de gracia, como el Avemaría,
y a la Fuente de gracia, de donde procedía,
se volvió... como gota que se vuelve a la mar!

***

Inmortalidad

No, no fue tan efímera la historia 
de nuestro amor: entre los folios tersos 
del libro virginal de tu memoria, 
como pétalo azul está la gloria 
doliente, noble y casta de mis versos. 

No puedes olvidarme: te condeno 
a un recuerdo tenaz. Mi amor ha sido 
lo más alto en tu vida, lo más bueno; 
y sólo entre los légamos y el cieno 
surge el pálido loto del olvido. 

Me verás dondequiera: en el incierto 
anochecer, en la alborada rubia, 
y cuando hagas labor en el desierto 
corredor, mientras tiemblan en tu huerto 
los monótonos hilos de la lluvia. 

¡Y habrás de recordar! Esa es la herencia 
que te da mi dolor, que nada ensalma. 
¡Seré cumbre de luz en tu existencia, 
y un reproche inefable en tu conciencia 
y una estela inmortal dentro de tu alma!

***

La canción de flor de mayo

Flor de Mayo como un rayo
de la tarde se moría...
Yo te quise, Flor de Mayo,
tú lo sabes; ¡pero Dios no lo quería!

Las olas vienen, las olas van,
cantando vienen, cantando irán.

Flor de Mayo ni se viste
ni se alahaja ni atavía;
¡Flor de Mayo está muy triste!
¡Pobrecita, pobrecita vida mía!

Cada estrella que palpita,
desde el cielo le habla asi:
"Ven conmigo, Florecita,
brillarás en la extensión igual a mí"

Flor de Mayo, con desmayo,
le responde: "¡Pronto iré!"

Se nos muere Flor de Mayo,
¡Flor de Mayo, la elegida, se nos fue!

Las olas vienen, las olas van,
cantando vienen, llorando irán...

"¡No me dejes!" yo le grito:
"¡No te vayas dueño mío,
el espacio es infinito
y es muy negro y hace frío, mucho frío!"

Sin curarse de mi empeño,
Flor de Mayo se alejó,
Y en la noche, como un sueño
misteriosamente triste se perdió.

Las olas vienen, las olas van,
cantando vienen, ¡ay, cómo irán!

Al amparo de mi huerto
una sola flor crecía:
Flor de Mayo, y se me ha muerto...
Yo la quise, ¡Pero Dios lo nuestro no quería!

***

Me besaba mucho, como si temiera...

Me besaba mucho, como si temiera
irse muy temprano... Su cariño era
inquieto, nervioso. Yo no comprendía
tan febril premura. Mi intención grosera
nunca vio muy lejos 
¡Ella presentía!
Ella presentía que era corto el plazo,
que la vela herida por el latigazo
del viento, aguardaba ya..., y en su ansiedad
quería dejarme su alma en cada abrazo,
poner en sus besos una eternidad.

***

No sé quién es...

¿Quién es? -No sé: a veces cruza
por mi senda, como el hada
del ensueño: siempre sola...
siempre muda... siempre pálida...
¿Su nombre? No lo conozco.
¿De dónde viene? ¿Do marcha?
¡Lo ignoro! Nos encontramos,
me mira un momento y pasa:
¡Siempre sola...! ¡Siempre triste...!
¡Siempre muda...! ¡Siempre pálida!

Mujer: ha mucho que llevo
tu imagen dentro del alma.
Si las sombras que te cercan,
si los misterios que guardas
deben ser impenetrables
para todos, ¡calla, calla!

¡Yo sólo demando amores:
yo no te pregunto nada!

¿Buscas reposo y olvido?
Yo también. El mundo cansa.
Partiremos lejos, lejos
de la gente, a tierra extraña;
y cual las aves que anidan
en las torres solitarias,
confiaremos a la sombra
nuestro amor y nuestras ansias...

***

Ofertorio

Dios mío, yo te ofrezco mi dolor:
¡Es todo lo que puedo ofrecerte!
Tú me diste un amor, un solo amor,
¡un gran amor!

Me lo robó la muerte
...y no me queda más que mi dolor.
Acéptalo, Señor;
¡Es todo lo que puedo ya ofrecerte!...

***

Pasas por el abismo de mis tristezas...

Pasas por el abismo de mis tristezas
como un rayo de luna sobre los mares,
ungiendo lo infinito de mis pesares
con el nardo y la mirra de tus ternezas.

Ya tramonta mi vida, la tuya empiezas;
mas, salvando del tiempo los valladares,
como un rayo de luna sobre los mares,
pasas por el abismo de mis tristezas.

No más en la tersura de mis cantares
dejará el desencanto sus asperezas;
pues Dios, que dio a los cielos sus luminares,
quiso que atravesaras por mis tristezas
como un rayo de luna sobre los mares.

domingo, noviembre 16, 2014

Francisco Villaespesa, II

Francisco Villaespesa 

Francisco Villaespesa Martín 
(Laujar de Andarax, Almería, 15 de octubre de 1877 - Madrid, 9 de abril de 1936), poeta, dramaturgo y narrador español del Modernismo.
Poeta y ensayista español nacido en Laujar, Almería, en 1877. 
A pesar de que inició estudios de Derecho en la Universidad de Granada, los abandonó para dedicarse de lleno a la carrera literaria. 
En 1897 se radicó en Madrid donde además de dirigir  y colaborar con famosas revistas de la época, publicó en 1898 su primer libro de poesía, «Intimidades». 
A partir del año de 1900 con «La Copa del Rey Thule», se consagró como el precursor del Modernismo en España, sin abandonar nunca su tendencia romántica y bohemia.
De su abundante obra merecen destacarse «Tristitiae rerum», «Las fuentes de Granada», su obra de teatro «El Alcázar de las Perlas» y «La rueca».
Aquejado de arterioclerosis, de insuficiencia gástrica y de hipertensión, entre otros achaques, enfermó gravemente en 1930 cuando se hallaba en Brasil, y volvió a España, donde sus males se agravaron en 1933; falleció en 1936.

Balada

Llamaron quedo, muy quedo,
a las puertas de la casa.
-¿Será algún sueño- le dije-
que viene a alegrar tu alma?

-¡Quizás! -contestó riendo...
Su risa y su voz soñaban.
Volvieron a llamar quedo
a las puertas de la casa...

-¿Será el amor?-grité, pálido,
llenos los ojos de lágrimas...
-Acaso- dijo mirándome...
Su voz de pasión temblaba...

Llamaron quedo, muy quedo,
a las puertas de la casa.
-¿Será la Muerte? -le dije...
Ella no me dijo nada...

Y se quedó inmóvil, rígida,
sobre la blanca almohada,
las manos como la cera
y las mejillas muy pálidas.

*** 

Celos

Al saber la verdad de tu perjurio
loco de celos, penetré en tu cuarto...
Dormías inocente como un ángel,
con los rubios cabellos destrenzados
enlazadas las manos sobre el pecho
y entreabiertos los labios...

Me aproximé a tu lecho, y de repente
oprimí tu garganta entre mis manos...
Despertáste... Miráronme tus ojos...
¡Y quedé deslumbrado,
igual que un ciego que de pronto viese
brillar del sol los luminosos rayos!

¡Y en vez de estrangularte, con mis besos
volví a cerrar el oro de tus párpados!

*** 

Convalecencia

¡Qué suavidad, qué suavidad de raso,
qué acariciar de plumas en el viento;
en terciopelos se apagó mi paso
y en remansos de seda el pensamiento!

Todo impreciso es como en un cuento,
se desborda en silencio como un vaso,
y en esta tibia languidez de ocaso
desfallecer hasta morir me siento.

Como un panal disuélvome en dulzura,
desfallezco de todo: de ternura,
de claridad, del éxtasis de verte...

Y todo tan lejano, tan lejano...
En este atardecer tu frágil mano
pudiera con un lirio darme muerte...

*** 

El jardín de Lindaraja

De la tarde de octubre bajo la luz gloriosa,
en la fuente de mármol que el arrayán orilla,
diluyen los cipreses su esmeralda herrumbrosa
y la arcada del fondo su tristeza amarilla.

Rosales y naranjos. ..Mustio el jardín reposa
en un verdor que el oro del otoño apolilla...
¡Sólo, a veces, se enciende la llama de una rosa,
o el oro polvoriento de una naranja brilla!

Mas, dentro de este otoño, hay tanta primavera
en gérmenes; y es todo tan dulce y apacible,
que antes de abandonarlo, mi corazón quisiera,
oyendo el melodioso suspirar de la fuente
y soñando con una Lindaraja imposible,
sobre este viejo banco dormir eternamente...

Patio de Lindaraja, es un jardín situado en La Alhambra una ciudad palatina andalusí situada en Granada, España.

*** 

El poema de la carne

Cuando me dices: Soy tuya,
tu voz es miel y es aroma,
es igual que una paloma
torcaz que a su macho arrulla.

Sobre mi mano dormida
de tu nuca siento el peso,
mientras te sorbo en un beso
todo el fuego de la vida.

Cuando ciega y suspirante
tu cuerpo recorre una
convulsión agonizante,

adquiere tu faz inerte
bajo el blancor de la luna
la palidez de la Muerte.

*** 

El reloj

Tardes de Paz... Monotonía
de lluvia en las vidrieras...
Se extingue el humo gris del día...
¿En dónde están mis primaveras?

La lluvia es una fantasía,
de misteriosas encajeras...
Tú, que tejiste mi alegría,
¿tras qué cristal mi vuelta esperas...?

Lentas deslízanse en la alfombra
las tocas negras de la sombra;
viuda que no falta a la cita...

Igual que un pecho adormecido
el reloj tímido palpita...
¡Oh juventud! ¿Dónde te has ido...?

***

Elegía de la juventud

Sacar en hombros por mi puerta
miré ayer un ataúd,
donde entre flores iba muerta
     mi Juventud.

Perdida toda fuerza física
la vi en mis brazos expirar.
como una pobre novia tísica
     ¡de tanto amar!

Sobre su cuerpo, las postreras
rosas de otoño deshojé.
y entre recuerdos y quimeras
     la amortajé.

Para no ver su rostro amado
tendí un pañuelo por su faz.
y exclamé en lágrimas bañado:
     -¡descansa en paz!

Lenta la lluvia descendía...
La golondrina iba a partir...
Y hasta la brisa parecía
entre los árboles gemir.

Cármenes viejos de Granada,
en un crepúsculo otoñal,
vieron perderse en la enramada
     su funeral.

Almas sedientas de ideales
que tanto amó mi juventud...
¡Deshojar rosas otoñales
     en su ataúd!

Y tú, incansable peregrino.
que el mundo cruzas sin cesar,
¡si ves su entierro en tu camino,
     ponte a rezar!

Sacar en hombros por mi puerta
miré ayer tarde un ataúd,
donde entre flores iba muerta
     mi Juventud.

***

Eres como una ola...

Eres como una ola
de sombra que me envuelve,
y espumeando de amargura pasa,
y entre otras negras olas va a perderse...

¿Adónde vas?...
¿De dónde vienes?
¡Sólo sé que soy tuyo, que me arrastras!...
¡Y cuando tú me dejes,
vendrá acaso otra ola,
como tú ignota y como tú inconsciente,
y sin querer me arrastrará de nuevo
sin saber dónde va ni dónde viene!...

*** 

La sombra

¡Remansos del crepúsculo! Lejanos
amores de una copla campesina...
De los cielos desciende una divina
paz, sobre el sueño de los verdes llanos.

Vuelven a perfumar los sueños vanos,
y yo no sé qué angustia nos domina,
que se cierran los ojos, y se inclina
la frente, pensativa, entre las manos.

Por el azul magnífico del cielo,
sobre la frente que el dolor abrasa
y en las manos se apoya dolorida,

tiembla la sombra rápida de un vuelo...
-¡Esa sombra, mortal, que rauda pasa,
es la fugaz imagen de tu vida!

*** 

Las lágrimas sonoras de una copla...

Las lágrimas sonoras de una copla
con el perfume de la noche entran
por mi balcón, y todo cuanto duerme
en mi callado corazón despierta.

«¡Amor, amor, amor! Sangre de celos»,
gime la triste copla callejera:
blanca paloma herida que sangrando
a refugiarse a mis recuerdos llega.

¿Ya no recuerdas aquel rostro pálido,
las pupilas tan grandes y tan negras
que te hicieron odiar al amor mismo
y maldecir la vida y la belleza,
y amar el crimen y gustar la sangre
que tibia mana de la herida fresca?

Duerme ya, corazón... Se va la música
aullando de pasión por la calleja.

Y en la paz de la noche sólo late
el tiempo en el reloj que, lento, cuenta
las venturas perdidas para siempre
y los dolores que sufrir te quedan.

«¡Amor, amor, amor'. ¡Que nadie bese
lo que ni en sueños mi esperanza besa!
¡Antes que en brazos de otro amor, prefiero
entre mis brazos contemplarte muerta!

domingo, noviembre 09, 2014

Amado Nervo, II

Amado Nervo 
Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo y Ordaz
Nació el 27 de agosto de 1870 en la ciudad de Tepic, en ese entonces en Jalisco, hoy Nayarit, México y murió en Montevideo, Uruguay el 24 de mayo de 1919. 

Poeta mexicano nacido en Tepic, Nayarit en 1870.
En su juventud quiso ser clérigo, pero muy pronto se vio atraído por los variados estímulos de la vida, los viajes, los amores y la misma poesía. 
Su iniciación estética fue marcada por el influjo de Gutiérrez Nájera y de los grupos que se congregaban alrededor de «La revista azul» y «Revista moderna», en cuyas páginas se desbordaba todo el ímpetu del modernismo americano.
Entre el conjunto de su creación, se destacan sus libros «Serenidad» «Elevación», «Plenitud» y «La amada inmóvil».  
Falleció en Montevideo, Uruguay en 1919. 

Mi secreto

¿Mi secreto? ¡Es tan triste! Estoy perdido
de amores por un ser desaparecido,
por un alma liberta,
que diez años fue mía, y que se ha ido...
¿Mi secreto? Te lo diré al oído:
¡Estoy enamorado de una muerta!

¿Comprendes -tú que buscas los visibles
transportes, las reales, las tangibles
caricias de la hembra, que se plasma
a todos tus deseos invencibles-
ese imposible de los imposibles
de adorar a un fantasma?

¡Pues tal mi vida es y tal ha sido
y será!
Si por mí sólo ha latido
su noble corazón, hoy mudo y yerto,
¿he de mostrarme desagradecido
y olvidarla, no más porque ha partido
y dejarla, no más porque se ha muerto?

***

Por esa puerta

Por esa puerta huyó diciendo :«¡nunca!»
Por esa puerta ha de volver un día ...
Al cerrar esa puerta dejo trunca
la hebra de oro de la esperanza mía.
Por esa puerta ha de volver un día.

Cada vez que el impulso de la brisa,
como una mano débil indecisa,
levemente sacude la vidriera,
palpita más aprisa, más aprisa,
mi corazón cobarde que la espera.

Desde mi mesa de trabajo veo
la puerta con que sueñan mis antojos
y acecha agazapando mi deseo
en el trémulo fondo de mis ojos.

¿Por cuánto tiempo, solitario, esquivo,
he de aguardar con la mirada incierta
a que Dios me devuelva compasivo
a la mujer que huyó por esa puerta?

¿Cuándo habrán de temblar esos cristales
empujados por sus manos ducales,
y, con su beso ha de llegar a ellas,
cual me llega en las noches invernales
el ósculo piadoso de una estrella?
¡Oh Señor!, ya la pálida está alerta;
¡oh Señor, cae la tarde ya en mi vía
y se congela mi esperanza yerta!
¡Oh, Señor, haz que se abra al fin la puerta
y entre por ella la adorada mía!...
¡Por esa puerta ha de volver un día!

***

Si una espina me hiere, me aparto de la espina...

¡Si una espina me hiere, me aparto de la espina,
...pero no la aborrezco! 
Cuando la mezquindad
envidiosa  en mí clava los dardos de su inquina,
esquívase en silencio mi planta, y se encamina 
hacia más puro ambiente de amor y caridad.

¿Rencores? ¡De qué sirven! ¡Qué logran los rencores!
Ni restañan heridas, ni corrigen el mal.
Mi rosal tiene apenas tiempo para dar flores,
y no prodiga savias en pinchos punzadores:

si pasa mi enemigo cerca de mi rosal,
se llevará las rosas de más sutil esencia;
y si notare en ellas algún rojo vivaz,
¡será el de aquella sangre que su malevolencia 
de ayer, vertió,  al herirme con encono y violencia, 
y que el rosal devuelve, trocada en flor de paz!

***

Tanto amor

Hay tanto amor en mi alma que no queda 
ni el rincón más estrecho para el odio. 
¿Dónde quieres que ponga los rencores 
que tus vilezas engendrar podrían?

Impasible no soy: todo lo siento, 
lo sufro todo...Pero como el niño 
a quien hacen llorar, en cuanto mira 
un juguete delante de sus ojos 
se consuela, sonríe, 
y las ávidas manos 
tiende hacia él sin recordar la pena, 
así yo, ante el divino panorama 
de mi idea, ante lo inenarrable 
de mi amor infinito, 
no siento ni el maligno alfilerazo 
ni la cruel afilada 
ironía, ni escucho la sarcástica 
risa. Todo lo olvido, 
porque soy sólo corazón, soy ojos 
no más, para asomarme a la ventana 
y ver pasar el inefable Ensueño, 
vestido de violeta, 
y con toda la luz de la mañana, 
de sus ojos divinos en la quieta 
limpidez de la fontana...

***

Si Tú me dices: "¡Ven!", lo dejo todo...

Si Tú me dices: "¡Ven!", lo dejo todo...
No volveré siquiera la mirada
para mirar a la mujer amada...
Pero dímelo fuerte, de tal modo

que tu voz, como toque de llamada,
vibre hasta en el más íntimo recodo
del ser, levante el alma de su lodo
y hiera el corazón como una espada.

Si Tú me dices: "¡Ven!", todo lo dejo.
Llegaré a tu santuario casi viejo,
y al fulgor de la luz crepuscular;

mas he de compensarte mi retardo,
difundiéndome, ¡oh Cristo!, como un nardo
de perfume sutil, ante tu altar.

***

Éxtasis

Cada rosa gentil ayer nacida,
cada aurora que apunta entre sonrojos,
dejan mi alma en el éxtasis sumida...
¡Nunca se cansan de mirar mis ojos
el perpetuo milagro de la vida!

Años ha que contemplo las estrellas
en las diáfanas noches españolas
y las encuentro cada vez mas bellas.
¡Años ha que en el mar, conmigo a solas,
de las olas escucho las querellas
y aún me pasma el prodigio de las olas!

Cada vez hallo la Naturaleza
más sobrenatural, más pura y santa.
Para mí, en rededor, todo es belleza:
y con la misma plenitud me encanta
la boca de la madre cuando reza
que la boca del niño cuando canta.

Quiero ser inmortal, con sed intensa,
porque es maravilloso el panorama
que nos brinda la creación inmensa;
porque cada lucero me reclama,
diciéndome al brillar: "¡Aquí se piensa,
también, aquí se lucha, aquí se ama!".

***

Renunciación

¡Oh, Siddharta Gautama!, tú tenías razón:
las angustias nos vienen del deseo; el edén
consiste en no anhelar, en la renunciación
completa, irrevocable, de toda posesión;
quien no desea nada, dondequiera está bien.

El deseo es un vaso de infinita amargura,
un pulpo de tentáculos insaciables, que al par
que se cortan, renacen para nuestra tortura.
El deseo es el padre del esplín, de la hartura,
¡y hay en él más perfidias que en las olas del mar!

Quien bebe como el Cínico , el agua con la mano,
quien de volver la espalda al dinero es capaz,
quien ama sobre todas las cosas al Arcano,
¡ése es el victorioso, el fuerte, el soberano...
y no hay paz comparable con su perenne paz!

***

En paz

Artifex vitae, artifex sui
La vida del artista, su artista

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida, 
porque nunca me diste ni esperanza fallida, 
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida; 
porque veo al final de mi rudo camino 
que yo fui el arquitecto de mi propio destino; 
que si extraje la miel o la hiel de las cosas, 
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas: 
cuando planté rosales coseché siempre rosas. 

Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno: 
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno! 

Hallé sin duda largas las noches de mis penas; 
mas no me prometiste tan sólo noches buenas; 
y en cambio tuve algunas santamente serenas... 

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz. 
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

***

Uno con Él

Eres uno con Dios, porque le amas,
tu pequeñez ¡qué importa y tu miseria!;
eres uno con Dios, porque le amas.

Le buscaste en los libros,
le buscaste en los templos,
le buscaste en los astros,
y un día el corazón te dijo, trémulo:
"Aquí está", y desde entonces ya sois uno,
ya sois uno los dos, porque le amas.

No podrán separaros 
ni el placer de la vida
ni el dolor de la muerte.

En el placer has de mirar su rostro,
en el valor has de mirar su rostro,
en vida y muerte has de mirar su rostro.

"¡Dios!" dirás en los besos,
dirás "Dios" en los cantos,
dirás "Dios" en los ayes.

Y comprendiendo al fin que es ilusorio
todo pecado (como toda vida),
y que nada de Él, puede separarte,
uno con Dios te sentirás por siempre:
uno solo con Dios ¡porque le amas!

***

Autobiografía

¿Versos autobiográficos? 
Ahí están mis canciones,
allí están mis poemas: 
yo, como las naciones
venturosas, 
y a ejemplo de la mujer honrada,
no tengo historia: 
nunca me ha sucedido nada,
¡oh, noble amiga ignota!, 
qué pudiera contarte.

Allá en mis años mozos 
adiviné del Arte
la armonía y el ritmo, 
caros al musageta,
y, pudiendo ser rico, 
preferí ser poeta.
-¿Y después?
-He sufrido, como todos, 
y he amado.
¿Mucho?
-Lo suficiente 
para que Dios me perdone...