miércoles, julio 23, 2014

Amado Nervo, I

Amado Nervo 
Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo y Ordaz
Nació el 27 de agosto de 1870 en la ciudad de Tepic, en ese entonces en Jalisco, hoy Nayarit, México y murió en Montevideo, Uruguay el 24 de mayo de 1919. 

Poeta mexicano nacido en Tepic, Nayarit en 1870.
En su juventud quiso ser clérigo, pero muy pronto se vio atraído por los variados estímulos de la vida, los viajes, los amores y la misma poesía. 
Su iniciación estética fue marcada por el influjo de Gutiérrez Nájera y de los grupos que se congregaban alrededor de «La revista azul» y «Revista moderna», en cuyas páginas se desbordaba todo el ímpetu del modernismo americano.
Entre el conjunto de su creación, se destacan sus libros «Serenidad» «Elevación», «Plenitud» y «La amada inmóvil».  
Falleció en Montevideo, Uruguay en 1919. 

A Leonor

Tu cabellera es negra como el ala
del misterio; tan negra como un lóbrego
jamás, como un adiós, como un «¡quién sabe!»
Pero hay algo más negro aún: ¡tus ojos!

Tus ojos son dos magos pensativos,
dos esfinges que duermen en la sombra,
dos enigmas muy bellos... Pero hay algo,
pero hay algo más bello aún: tu boca.

Tu boca, ¡oh sí!; tu boca, hecha divinamente
para el amor, para la cálida
comunión del amor, tu boca joven;
pero hay algo mejor aún: ¡tu alma!

Tu alma recogida, silenciosa,
de piedades tan hondas como el piélago,
de ternuras tan hondas...
Pero hay algo,
pero hay algo más hondo aún: ¡tu ensueño!

***

Bon soir

"¡Donc bon soir, mon mignon et a demain!" 
(Palabras que Ana me dejó escritas una noche 
en que tuvimos que separarnos)

¡Buenas noches, mi amor, y hasta mañana! 
Hasta mañana, sí, cuando amanezca, 
y yo, después de cuarenta años 
de incoherente soñar, abra y estriegue 
los ojos del espíritu, 
como quien ha dormido mucho, mucho, 
y vaya lentamente despertando, 
y, en una progresiva lucidez, 
ate los cabos del ayer de mi alma 
( antes de que la carne la ligara ) 
y del hoy prodigioso 
en que habré de encontrarme, en este plano 
en que ya nada es ilusión y todo 
es verdad... 
¡Buenas noches, amor mío, 
buenas noches! Yo quedo en las tinieblas 
y tú volaste hacia el amanecer... 
¡Hasta mañana, amor, hasta mañana! 
Porque, aun cuando el destino 
acumulara lustro sobre lustro 
de mi prisión por vida, son fugaces 
esos lustros; sucédense los días 
como rosarios, cuyas cuentas magnas 
son los domingos... 
Son los domingos, en que, con mis flores 
voy invariablemente al cementerio 
donde yacen tus formas adoradas. 
¿Cuántos ramos de flores 
he llevado a la tumba? No lo sé. 
¿Cuántos he de llevar? Tal vez ya pocos. 
¡Tal vez ya pocos! ¡Oh, que perspectiva 
deliciosa! 
¡Quizás el carcelero 
se acerca con sus llaves resonantes 
a abrir mi calabozo para siempre! 
¿Es por ventura el eco de sus pasos 
el que se oye, a través de la ventana, 
avanzar por los quietos corredores? 
¡Buenas noches, amor de mis amores! 
Hasta luego, tal vez..., o hasta mañana.

***

Damiana se casa

Con mis amargos pensares 
y con mis desdichas todas, 
haré tu ramo de bodas, 
que no será de azahares. 

Mis ojos, que las angustias 
y el continuado velar 
encienden, serán dos mustias 
antorchas para tu altar. 

El llanto que de mi cuita 
sin tregua brotando está, 
tu frente pura ungirá 
como con agua bendita... 

-Señor, no sufras, tu ceño 
me duele como un reproche; 
-¡Que pálida estás, mi dueño! 
-Es que pasé mala noche, 
el amor me quita el sueño... 

-¡Y te vas!... 
-Me voy, es tarde, 
me aguardan; ¡el templo arde 
como un sol! Tu mal mitiga, 
Señor, ¡y Dios te bendiga! 
-Damiana, que Dios te guarde... 

***

El celaje

¿Adónde fuiste, Amor, adónde fuiste?
Se extinguió en el poniente el manso fuego,
y tú, que me decías: "hasta luego,
volveré por la noche"... ¡no volviste!

¿En qué zarzas tu pie divino heriste?
¿Qué muro cruel te ensordeció a mi ruego?
¿Qué nieve supo congelar tu apego
y a tu memoria hurtar mi imagen triste?

...Amor, ¡ya no vendrás! En vano, ansioso,
de mi balcón atalayando vivo
el campo verde y el confín brumoso;

y me finge un celaje fugitivo
nave de luz en que, al final reposo,
va tu dulce fantasma pensativo.

***

El día que me quieras tendrá más luz que junio...

El día que me quieras tendrá más luz que junio;
la noche que me quieras será de plenilunio,
con notas de Beethoven vibrando en cada rayo
sus inefables cosas,
y habrá juntas más rosas
que en todo el mes de mayo.

Las fuentes cristalinas
irán por las laderas 
saltando cristalinas
el día que me quieras.

El día que me quieras, los sotos escondidos
resonarán arpegios nunca jamás oídos.
Éxtasis de tus ojos, todas las primaveras
que hubo y habrá en el mundo serán cuando me quieras.

Cogidas de la mano cual rubias hermanitas,
luciendo golas cándidas, irán las margaritas
por montes y praderas,
delante de tus pasos, el día que me quieras...
Y si deshojas una, te dirá su inocente
postrer pétalo blanco: ¡Apasionadamente!

Al reventar el alba del día que me quieras,
tendrán todos los tréboles cuatro hojas agoreras,
y en el estanque, nido de gérmenes ignotos,
florecerán las místicas corolas de los lotos.

El día que me quieras será cada celaje
ala maravillosa; cada arrebol, miraje
de "Las Mil y una Noches"; cada brisa un cantar,
cada árbol una lira, cada monte un altar.

El día que me quieras, para nosotros dos
cabrá en un solo beso la beatitud de Dios.

***

El retorno

"Vivir sin tus caricias es mucho desamparo; 
vivir sin tus palabras es mucha soledad; 
vivir sin tu amoroso mirar, ingenuo y claro, 
es mucha oscuridad..."

Vuelvo pálida novia, que solías
mi retorno esperar tan de mañana,
con la misma canción que preferías
y la misma ternura de otros días
y el mismo amor de siempre, a tu ventana.

Y elijo para verte, en delicada 
complicidad con la Naturaleza, 
una tarde como ésta: desmayada 
en un lecho de lilas, e impregnada 
de cierta aristocrática tristeza.

¡Vuelvo a ti con los dedos enlazados 
en actitud de súplica y anhelo 
-como siempre-, y mis labios no cansados 
de alabarte, y mis ojos obstinados 
en ver los tuyos a través del cielo!

Recíbeme tranquila, sin encono, 
mostrando el deje suave de una hermana; 
murmura un apacible: "Te perdono", 
y déjame dormir con abandono, 
en tu noble regazo, hasta mañana....

***

Expectación

Siento que algo solemne va a llegar a mi vida.
¿Es acaso la muerte? ¿Por ventura el amor?
Palidece mi rostro, mi alma está conmovida,
y sacude mis miembros un sagrado temblor.

Siento que algo sublime va a encarnar en mi barro
en el mísero barro de mi pobre existir.
Una chispa celeste brotará del guijarro,
y la púrpura augusta va el harapo a teñir.

Siento que algo solemne se aproxima, y me hallo
todo trémulo; mi alma de pavor llena está.
Que se cumpla el destino, que Dios dicte su fallo,
para oír la palabra que el abismo dirá.

***

Ha mucho tiempo que te soñaba...

Ha mucho tiempo que te soñaba
así, vestida de blanco tul,
y al alma mía que te buscaba,
Ana, ¿qué miras? le preguntaba
como en el cuento de Barba azul.

Ha mucho tiempo que presentía
tus ojos negros como los ví,
y que, en mis horas de nostalgia,
la hermana Ana me respondía:
"Hay una virgen que viene a ti".

Y al vislumbrarte, febril, despierto,
tras de la ojiva del torreón,
después de haberse movido incierto,
como campana que toca a "muerto",
tocaba a "gloria" mi corazón.

Por fin, distinta me apareciste;
vibraron dianas en rededor,
huyó callada la Musa triste
y tú llegaste, viste y venciste
como el magnífico Emperador.

Hoy, mi esperanza que hacia ti corre,
que mira el cielo donde tú estés,
porque la gloria se le descorre,
ya no pregunta desde la torre:
Hermana Ana, ¿dime qué ves?

Hoy en mi noche tu luz impera,
veo tu rostro resplandecer,
y en mis ensueños sólo quisiera
enarbolarte como bandera
¡y a ti abrazado por ti vencer!

***

Jaculatoria de la nieve

¡Qué milagrosa es la Naturaleza!
Pues, ¿no da luz la nieve? Inmaculada
y misteriosa, trémula y callada,
paréceme que mudamente reza
al caer... ¡Oh nevada!:
tu ingrávida y glacial eucaristía
hoy del pecado de vivir me absuelva
y haga que, como tú, mi alma se vuelva
fúlgida, blanca, silenciosa y fría.

***

Lo más natural

Me dejaste -como ibas de pasada-
lo más inmaterial que es tu mirada.

Yo te dejé -como iba tan de prisa-
lo más inmaterial, que es mi sonrisa.

Pero entre tu mirada y mi risueño
rostro quedó flotando el mismo sueño.