Cada uno de nosotros, individualmente, podemos cambiar, podemos hacer el esfuerzo de mejorar lo que no nos gusta. Pero no podemos cambiar a los demás. Eso es algo que no podemos olvidar cuando nos enfrentamos a la gente tóxica. Ante las personas así solo podemos hacer dos cosas: evitarlas o enfrentarnos a ellos.
Muchas personas prefieren huir de la gente tóxica, pero cuando no te queda más remedio que lidiar con alguien así, lo mejor es buscar la manera de hacerlo de manera inteligente. Al fin y al cabo, las personas tóxicas siempre encuentran el modo de desparramar su negatividad, contagiando a los demás, creando mal ambiente, arruinando el momento.
Las personas tóxicas desafían la lógica de las relaciones personales. De hecho algunos, aunque inconscientemente en la mayoría de ocasiones, son felices creando un impacto negativo en los demás. Otros obtienen satisfacción creando el caos llegando a la fibra sensible de otras personas. De cualquier manera, las personas tóxicas crean innecesariamente complejidad, conflictos y estrés.
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“Las personas tóxicas se adhieren como bloques de hormigón, atados a tus tobillos, y luego te invitan a nadar en sus aguas envenenadas”.
-John Mark Green-
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Hace ya mucho tiempo los estudios demostraron que el estrés puede tener un impacto irreversible y negativo en el cerebro. Aunque solo sea durante unos pocos días, la exposición al estrés compromete la eficacia de las neuronas en el hipocampo, un área importante del cerebro responsable del razonamiento y la memoria. Si el estrés dura varias semanas termina dañando las dendritas neuronales (los pequeños “brazos” que las células cerebrales utilizan para comunicarse entre sí). Si se prolonga varios meses, el estrés pueden destruir neuronas permanentemente.
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“Desprecia la opinión de la gente tóxica, sé libre de los críticos y serás libre de cada una de sus palabras y de sus acciones. No idealices. No esperes nada de nadie”.
-Bernardo Stamateas
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“Comparte solo con personas que te pueden ayudar con información y apoyo. Cuando encuentres a gente tóxica, evítala”.
-Israelmore Ayivo-
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La característica principal de lo tóxico es que se contagia. Eso mismo ocurre con la gente tóxica: contagia su actitud. Si respondes con un comportamiento tóxico habrás perdido la batalla. Aunque esa persona tóxica consiga pulsar tu botón de “sentirte culpable” no está todo perdido. Mantener la serenidad ante su peor veneno, la inoculación de la culpa, es posible.
Que sea posible, no significa que sea fácil ignorar las llamadas de atención de una persona tóxica. De hecho, una estrategia habitual de la gente tóxica es ridiculizar a su objetivo en público cuando no consigue un enfrentamiento directo, si es que no ha optado por este camino primero. Por eso, mantener el control de las emociones es primordial ante una situación así.
Por otro lado, mantener una distancia emocional requiere conciencia. No siempre puedes impedir que alguien pulse tus botones sensibles. Cuando esto suceda tendrás que superar tus miedos y tus complejos y seguir adelante. En cierto modo, es mejor ignorar lo sucedido, puesto que de ese modo será más sencillo controlar tus emociones. Sin embargo, hay otra opción: defender tus límites.
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“El descalificador tiene como objetivo controlar nuestra autoestima, hacernos sentir nada ante los demás, para que de esta forma él pueda brillar y ser el centro del universo”.
-Bernardo Stamateas
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Debes saber que el ataque de una persona tóxica no socava tu dignidad. De hecho, tu dignidad puede ser atacada y ridiculizada, pero nunca puedes perderla a no ser que la entregues de forma voluntaria. Por lo tanto, no tienes que defenderte de sus argumentos, sino dejar claros los límites.
No ofende quien quiere, sino quien puede. Si te pones a la defensiva le estás demostrando que puede ofenderte. Si marcas los límites le estás dejando claro que no puede atacarte.
Ante una persona tóxica no valen razonamientos ni explicaciones. Ten en cuenta que para establecer un límite tendrás que hacerlo de manera consciente y proactiva. Si dejas que las cosas sucedan naturalmente, te verás obligado a encontrarte constantemente envuelto en conversaciones difíciles. Si estableces límites podrás controlar gran parte del caos provocado por una persona tóxica.