miércoles, marzo 16, 2016

Marina Ivánovna Tsvetáyeva, (3/3)

Marina Ivánovna Tsvetáyeva
(26 de septiembre de 1892 - 31 de agosto de 1941)
Fue una destacada poetisa rusa.

Fue una mujer de pasiones categóricas, voluntariosa y resuelta, que arrancó bruscamente de su corazón todo aquello que la había desilusionado y no podía ya aceptar. Tenía dos hijas, Irina y Ariadna, y un hijo, Gueorgui. Volvió a la Unión Soviética para reunirse con su marido Serguéi Efrón, quien había regresado a Rusia, y con su hija, en 1939. Pero en el mismo año su marido Serguéi Efrón y su hija Ariadna fueron arrestados, y Serguéi Efrón fue fusilado en 1941. Ariadna fue rehabilitada en 1955.
Marinam padeciendo la reprobación oficial, no pudo encontrar vivienda ni trabajo. Era tan pobre que su hija Irina hubo de ir al orfanato donde, dadas las malas condiciones, murió de hambre.
Cuando comenzó la Gran Guerra Patria, en 1941 en plena invasión nazi y después de que su marido fuera fusilado y su hijo enviado a trabajar en un campo de minas, Marina es evacuada a Yelábuga, Tartaristán, donde el 31 de agosto se suicida ahorcándose.

Magdalena (2/2)

Por tus derroteros no pregunto,
porque, amada, todo se cumplió.
Tú me has calzado a mí, descalzo,
en el torrente
de tu cabello
y de tu dolor.

No pregunto cuánto han costado
estos perfumes. Al desnudo,
a mí,
con la ola de tu cuerpo
me has vestido,
como con un muro
o una vid.

Dócil y dulce, como nunca antes,
manso tocaré tu desnudez.
A mí, tan recto, me has enseñado
el declive de la ternura
al caer a mis pies.

Me harás una fosa entre tu pelo,
y sin lienzos me envolverás.
¿Para qué me has de traer la mirra?
Como ola,
tú me lavarás.

Versión de Tatiana Bubnova

***

Mis Versos, Escritos Tan Temprano...

Mis versos, escritos tan temprano
que no sabía aún que era poeta,
inquietos como gotas de una fuente,
como chispas de un cometa,

lanzados como ágiles diablillos al asalto
del santuario donde todo es sueño e incienso,
mis versos de juventud y de muerte
-¡mis versos, que nadie lee!-,

en el polvo de los estantes dispersos
-¡que ninguna mano toca!-,
como vinos preciosos, mis versos
también tendrán su hora.

Versión de Severo Sarduy

***

Nostalgia De La Patria: ¡Qué Fastidio!...

Nostalgia de la patria: ¡qué fastidio!
Después de largo tiempo delatado.
Ya me es indiferente
dónde sentirme sola.

Caminar sobre piedras,
a casa con la cesta.
La casa que no es mía:
hospital o caserna.

Me da igual quién me mire
como a un león cautivo.
Cuál es el clan humano
que me ha expulsado -siempre-.

Muy dentro de mí misma,
oso polar sin hielo.
Dónde no poder convivir (¡ni lo intento).
Dónde me humillarán -da lo mismo-.

No, mi lengua natal ya no me engaña,
ni materna, me engaña su llamada.
Ya me es indiferente en qué lenguaje
no seré comprendida por el hombre.

(Lector, devorador de toneladas
de periódicos, adicto al cotilleo...)
Él es del siglo veinte;
yo: ¡fuera de los siglos!

Enhiesta como un tronco,
resto de la alameda.
Todo y todos iguales;
igual indiferencia.

Lo natal, lo pasado,
rasgos todos y marcas:
toda fecha borrada-
donde ha nacido el alma.

Mi tierra me ha perdido,
y el que investigue, astuto,
el ámbito de mi alma -¡mi alma toda!
no encontrará la traza.

Las casas son ajenas y los templos vacíos.
Me da todo lo mismo.
Mas si aparece un árbol
en el camino, un rosal...

Versión de Severo Sarduy

***

Poema Del Fin

Como la piedra afila el cuchillo,
como se desliza el serrín al barrer,
así, aterciopelada, la piel
húmeda súbitamente en los dedos.

Oh dobles -coraje, sequedad-
de los hombres, ¿dónde estáis,
si en mis palmas hallo lágrimas
y no lluvia?

El agua es de la fortuna,
¿Qué más podría desear?
Si tus ojos son diamantes
que se vierten en mis palmas,

Ya no pierdo
nada. Fin del fin.
caricias, caricias
-acaricio tus mejillas.

Somos así, orgullosas
y polacas -Marina-,
cuando en mis manos llueven
ojos de águila:

¿Lloras? Mi amor,
mi todo: perdóname.
Trozos de sal
caen en mis palmas.

Llanto de hombre, veta
que en la cabeza palpitante.
Llora. Otra te devolverá
la vergüenza que te hice dejar.

Somos dos peces
del mismísimo mar.
Dos conchas muertas
labio contra labio.

Todo lágrimas.
Sabor
a hierba.
-¿Y mañana
cuando
despierte?

Versión de Monika Zgustová

***

Psique

1
He vuelto a casa: no soy una impostora
ni una criada -no necesito pan.
Soy tu ocio del domingo, tu pasión,
tu séptimo día y tu séptimo cielo.

Allí, en la tierra, me echaban monedas,
me colgaban piedras al cuello.
-¡Amado! ¿No lo recuerdas?
Soy tu golondrina, tu Psique.

2
'Toma, cariño, mis harapos
que fueron un dulce cuerpo.
Lo he destrozado, lo he gastado,
sólo quedan las dos alas.

Vísteme tú con tu esplendor,
sálvame, por piedad.
Y los pobres andrajos raídos
llévalos a la sacristía.

Traducción de Lola Díaz

***

Se Ha Ido. Ya No Como...

Se ha ido. Ya no como:
quedó sin gusto el pan.
Se ha ido - todo es tiza
si lo llego a tocar.

...Para mí, era el pan,
era la nieve;
ya la nieve no es blanca,
el pan no sabe a nada.

Versión de Severo Sarduy

***

Tu Alma Y La Mía Son Gemelas...

Tu alma y la mía son gemelas
como mis manos: la derecha y la izquierda.
Tan cálidas y tiernas son unidas
como dos alas de un pájaro dormido.
¡Por un ciclón quedamos separados,
por un abismo, tú y yo, como dos alas!

Versión de Larisa Diakova

***

Y No Salvan Ni Estancias Ni Estrellas

Y no salvan ni estancias ni estrellas,
pero esto quiere decir, que sin ellas,
cada vez castigo recojo,

me extendía sobre líneas persistentes,
buscaba sola sobre mi amplia frente
estrellas sólo, no ojos.

Que os reconocí la fe, poderoso,
ni un solo momento, Eros hermoso,
me fui vacío sin amaros.

que en la noche, en la niebla solemne
busqué en los dulces labios carmines,
rimas sólo y no labios.

Castigo para el juez perverso
fui nieve y aquí cerca del pecho,
júbilo glorioso.

porque ojo con ojo con el joven Oriente
busqué en mi insondable frente
el alba, no la rosa.

***

Yo Te Reconquisto

Yo te reconquisto de toda tierra y celestial altura,
porque me es cuna el bosque, y el bosque sepultura,
porque en la tierra estoy, con un pie, sólo uno,
porque voy a cantarte como no canto a ninguno.

Yo te reconquisto de todo tiempo y de toda espada,
de toda noche y de toda bandera dorada,
arrojaré las llaves y los mastines del umbral,
pues perro fiel soy yo, en la noche terrenal.

Te reconquisto de todos los demás, de la otra, de la una
no seré yo esposa de ninguno, ni serás tu esposo de ninguna,
y en la última lucha te sacaré, no reproches, calla,
del que en la noche estuvo con Jacobo en la batalla.

Pero hasta que en tu pecho los dedos cruzar pueda
- ¡oh maldito seas tú!- en ti mismo te quedas,
tus dos alas dirigidas al espacio profundo,
pues el mundo es tu cuna y tu sepulcro el mundo.