lunes, febrero 02, 2015

Waldylei Yépez ♀

Waldylei Yépez
http://www.waldylei.com/

Mujer Guerrera

Aprendí de la vida que hay que ser decidida,
aprendí de mi madre que hay que ser muy guerrera,
la pasión, gallardía y la paciencia en la espera.
Soy mujer guerrera.

Fui abandonada y traicionada también,
subestimada y echada al olvido, lo sé,
pero decidí dejar ir, lo que ya se fue.
Hoy soy guerrera, así me proclamo,

no soy altanera, pero sé lo que valgo,
sé de las bendiciones que la vida me ha dado.
Hoy soy valiente, también soy muy fuerte,
no importa que el destino haya sido inclemente,

y me haya mostrado lo mucho que duele.
Mi fe y mi certeza me ha acompañado
por este camino del que casi no salgo,
pero aquí victoriosa yo me levanto.

Somos mujeres que no se han rendido,
somos aquellas que nada ha vencido,
recuperamos el trono muy bien merecido.
Mujeres que sanan, mujeres guerreras,

echándole ganas, fuertes y fieras.
Somos mujeres que han sabido seguir,
no importa el camino, lograremos el fin,
el reto será no rendirse, ni dejarse rendir.

Mujeres que sanan porque saben que valen,
que buscan la forma de seguir adelante.
Mujeres que sanan, mujeres guerreras,
echándole ganas, fuertes y fieras.

***

Aún sigo viva…

Yo pensé que mi vida sería distinta,
que las lágrimas no aparecerían
de la manera en que lo hicieron,
creí que no tendría fracasos
ni malos tratos,
pero me equivoqué.

Sí, fue una quimera mi vida,
una quimera vencida.

Mi imaginación creyó posible muchas cosas,
y el mundo me demostró tantas otras.

La vida que quería
no fue la vida que conseguí,
y al ver cuánto me equivoqué,
comprenderán lo mucho que me arrepentí.

Me arrepentí de creer tantas cosas,
me arrepentí de creer en tanta gente,
me arrepentí de tantas ilusiones ya perdidas.

Me arrepentí...

El capitán partió en un barco que creyó fuerte,
pero su valentía no fue suficiente,
no lo es cuando en medio del océano
una tormenta te acecha,
te despedaza, hunde, revienta.

Yo creí en el amor,
y el amor fue quien más me destruyó.

Yo creí en la lealtad de los amigos,
no sabía que serían los más poderosos enemigos.

Yo que creí en la resurrección de los sueños,
pero al tercer día seguían siendo cenizas al viento.
Creí y esperaba mucho de la vida,
ahora ya no espero nada.

Lo bueno de que te destruyan hasta el tuétano,
es que dejas de soñar con lo imposible,
y comienzas a enfocar lo poco que te queda
en aquello que es, de verdad, posible.

Hasta ayer el libro de mi vida
contenía muchas páginas escritas
que, en mi ignorancia o inocencia, mal escribí,
sí, las mal escribí,
porque soñé con lo que no debía,
creí en lo que no podía
y di todo, todo, y no lo merecían.

Lo bueno de que te destruyan

La vida me pagó con injusticia,
con lágrimas que me quitaron la risa,
con dolor que mató mi corazón,
con destrucción, con mentiras y con adiós.

Y como no hay nadie que le pueda reclamar,
solamente nos queda decir:
la vida es así.

Hasta ayer el libro de mi vida
contenía muchas páginas escritas,
hoy las he quemado todas
y se han vuelto cenizas que el viento se llevará.

Hoy el libro de mi vida
tiene muchas páginas vacías,
allí comenzaré a escribir historias verdaderas,
muy lejos de las tontas quimeras
que destruyeron lo que yo era,
porque sí señores,
aún puedo escribir mi historia,
porque mientras siga viva
puedo hacer la diferencia,
y he decidido hacerla, 
pues:

Aún sigo viva…
A pesar de todas las palizas de la vida…
A pesar de las grandes traiciones que he recibido…
Por encima del abandono y el castigo…
Sí, aún sigo viva…