José Rafael Hernández y Pueyrredón
nace 10 de noviembre de 1834, fallece el 21 de octubre de 1886
fue un militar, periodista, poeta y político argentino, especialmente conocido como el autor del Martín Fierro, obra máxima de la literatura gauchesca. En su homenaje, el 10 de noviembre —aniversario de su nacimiento— se festeja en la Argentina el Día de la Tradición.
Martín Fierro
El Libro se divide en dos partes, una Primera Edición "El Gaucho Martín Fierro", la cual José Hernández comienza a escribir en el año 1872, y una Segunda Edición, "La Vuelta de Martín Fierro" que la comienza en 1879.
(Sextinas Seleccionadas)
396
Atención pido al silencio
y silencio a la atención,
que voy en esta ocasión,
si me ayuda la memoria,
a mostrarles que a mi historia
le faltaba lo mejor.
401
Mucho tiene que contar
el que tuvo que sufrir,
y empezaré por pedir
no duden de cuanto digo;
pues debe crerse al testigo
si no pagan por mentir.
402
Gracias le doy a la Virgen,
gracias le doy al Señor
porque entre tanto rigor
y habiendo perdido tanto,
no perdí mi amor al canto
ni mi voz como cantor.
403
Que cante todo viviente
otorgó el Eterno Padre.
Cante todo el que le cuadre
como lo hacemos los dos,
pues sólo no tiene voz
el ser que no tiene sangre.
407
El que va por esta senda
cuanto sabe desembucha,
y aunque mi cencia no es mucha
esto en mi favor previene:
yo sé el corazón que tiene
el que con gusto me escucha.
408
Lo que pinta este pincel
ni el tiempo lo ha de borrar;
ninguno se ha de animar
a corregirme la plana:
no pinta quien tiene gana
sino quien sabe pintar.
418
He visto rodar la bola
y no se quiere parar.
Al fin de tanto rodar
me he decidido a venir…
a ver si puedo vivir
y me dejan trabajar.
420
Y empriestenmé su atención
si ansí me quieren honrar.
De no, tendré que callar,
pues el pájaro cantor
jamás se para a cantar
en árbol que no da flor.
436
Se debe ser más prudente
cuanto el peligro es mayor.
Siempre se salva mejor
andando con alvertencia,
porque no está la prudencia
reñida con el valor.
454
Mas todo varón prudente
sufre tranquilo sus males.
Yo siempre los hallo, iguales
en cualquier senda que elijo:
la desgracia tiene hijos
aunque ella no tiene madre.
457
Mas quien manda los pesares
manda también el consuelo:
la luz que baja del cielo
alumbra al más encumbrao
y hasta el pelo más delgao
hace su sombra en el suelo.
458
Pero por más que uno sufra
un rigor que lo atormente,
no debe bajar la frente
nunca, por ningún motivo:
el álamo es más altivo
y gime constantemente.
473
En las sagradas alturas
está el máistro principal,
que enseña a cada animal
a procurarse el sustento
y le brinda el alimento
a todo ser racional.
510
Cuanto el hombre es más salvaje
trata pior a la mujer:
yo no sé que pueda haber
sin ella dicha ni goce.
¡Feliz el que la conoce
y logra hacerse querer!
511
Todo el que entiende la vida
busca a su lao los placeres;
justo es que las considere
el hombre de corazón;
sólo los cobardes son
valientes con sus mujeres.
512
Pa' servir a un desgraciao
pronta la mujer está;
cuando en su camino va,
no hay peligro que la asuste,
ni hay una a quien no le guste
una obra de caridá.
513
No se hallará a una mujer
a la que esto no le cuadre;
yo alabo al Eterno Padre,
no porque las hizo bellas,
sino porque a todas ellas
les dio corazón de madre.
514
Es piadosa y diligente
y sufrida en los trabajos:
tal vez su valer rebajo
aunque la estimo bastante;
mas los indios inorantes
la tratan al estropajo.
515
Echan la alma trabajando
bajo el más duro rigor;
el marido es su señor,
como tirano la manda
porque el indio no se ablanda
ni siquiera en el amor.
528
Quien recibe beneficios
jamás los debe olvidar…
Y al que tiene que rodar
en su vida trabajosa
le pasan a veces cosas
que son duras de pelar.
551
Aquel bravo compañero
en mis brazos espiró;
hombre que tanto sirvió,
varón que fue tan prudente,
por humano y por valiente
en el desierto murió.
552
Y yo, con mis propias manos,
yo mesmo lo sepulté;
a Dios por su alma rogué,
de dolor el pecho lleno,
y humedeció aquel terreno
el llanto que redamé.
555
Cual más, cual menos, los criollos
saben lo que es amargura …
En mi triste desventura
no encontraba otro consuelo
que ir a tirarme en el suelo,
al lao de su sepoltura.
556
Allí pasaba las horas
sin haber naides conmigo,
teniendo a Dios por testigo
y mis pensamientos fijos
en mi mujer y mis hijos.
en mi pago y en mi amigo.
604
¡Bendito Dios poderoso,
quién te puede comprender!
Cuando a una débil mujer
le diste en esa ocasión
la juerza que en un varón
tal vez no pudiera haber.
613
Para esplicar el misterio
es muy escasa mi cencia;
lo castigó, en mi concencia,
su Divina Majestá.
Donde no hay casualidá
suele estar la Providencia.
621
Me persiné dando gracias
de haber salvado la vida;
aquella pobre afligida,
de rodillas en el suelo,
alzó sus ojos al cielo
sollozando dolorida.
622
Me hinqué también a su lao
a dar gracias a mi Santo;
en su dolor y quebranto
ella, a la Madre de Dios,
le pide en su triste llanto
que nos ampare a los dos.
639
Me vine, como les digo,
trayendo esa compañera;
marchamos la noche entera
haciendo nuestro camino,
sin más rumbo que el destino,
que nos llevara ande quiera.
652
¡Al fin la misericordia
de Dios nos quiso amparar!
Es preciso soportar
los trabajos con costancia:
alcanzamos a una estancia
después de tanto penar.
655
La junción de los abrazos,
de los llantos y los besos
se deja pa' las mujeres,
como que entienden el juego.
Pero el hombre que compriende
que todos hacen lo mesmo,
en público canta y baila;
abraza y llora en secreto.
699
Viene primero el juror,
después, la melancolía …
En mi angustia no tenía
otro alivio ni consuelo
sinó regar aquel suelo
con lágrimas, noche y día.
708
Pues que de todos los bienes
-en mi inorancia lo infieroque
le dio al hombre altanero
su Divina Majestá,
la palabra es el primero;
el segundo, la amistá.
768
"A naides tengás envidia,
es muy triste el envidiar.
Cuando veás a otro ganar
a estorbarlo no te metas;
cada lechón en su teta
es el modo de mamar."
770
"Si buscás vivir tranquilo
dedicate a solteriar.
Mas si te querés casar
con esta alvertencia sea:
que es muy difícil guardar
prenda que otros codicean."
832
Me hice hombre de esa manera,
bajo el más duro rigor.
Sufriendo tanto dolor
muchas cosas aprendí
y, por fin, vítima fui
del más desdichado amor.
834
Llora el hombre ingratitudes
sin tener un jundamento;
acusa sin miramiento
a la que el mal le ocasiona
y tal vez en su persona
no hay ningún merecimiento.
946
Y allí las pobres hermanas,
las madres y las esposas
redamaban cariñosas
sus lágrimas, de dolor;
pero gemidos de amor
no remedian estas cosas.
995
Y digo, aunque no me cuadre
decir lo que naides dijo:
la Provincia es una madre
que no defiende a sus hijos.
996
Mueren en alguna loma
en defensa de la ley,
o andan lo mesmo que el güey,
arando pa' que otros coman.
997
Y he de decir ansí mismo,
porque de adentro me brota,
que no tiene patriotismo
quien no cuida al compatriota.
1040
Atiendan, pues, los oyentes
y cayensén los mirones.
A todos pido perdones,
pues a la vista resalta
que no está libre de falta
quien no está de tentaciones.
1054
Y sé como cualquier otro
el por qué retumba el trueno,
por qué son las estaciones
del verano y del invierno…
Sé también de dónde salen
las aguas que cain del cielo.
1066
Los cielos lloran y cantan
hasta en el mayor silencio;
lloran al cair el rocío,
cantan al silbar los vientos…
lloran cuando cáin las aguas,
cantan cuando brama el trueno.
1067
Dios hizo al blanco y al negro
sin declarar los mejores,
les mandó iguales dolores
bajo de una mesma cruz;
mas, también, hizo la luz
pa' distinguir los colores.
1083
Y el "consejo del prudente"
no hace falta en la partida;
siempre, ha de ser comedida
la palabra de un cantor…
Y áura quiero que me digas
de dónde nace el amor.
1085
Ama el pájaro en los aires
que cruza por dondequiera.
Y si al fin de su carrera
se asienta en alguna rama,
con su alegre canto llama
a su amante compañera.
1086
La fiera ama en su guarida,
de la que es rey y señor.
Allí lanza con furor
esos bramidos que espantan
porque las fieras no cantan,
las fieras braman de amor.
1087
Ama en el fondo del mar
el pez de lindo color.
Ama el hombre con ardor,
ama todo cuanto vive.
De Dios vida se recibe
y donde hay vida, hay amor.
1088
Me gusta, negro ladino,
lo que acabás de esplicar.
Ya te empiezo a respetar
aunque al principio me réi.
Y te quiero preguntar
lo que entendés por la ley.
1091
Dende que elige a su gusto
lo más espinoso elige.
Pero esto poco me aflige
y le contesto a mi modo…
La ley se hace para todos,
mas sólo al pobre le rige.
1093
Es la ley como la lluvia,
nunca puede ser pareja.
El que la aguanta se queja,
pero el asunto es sencillo,
la ley es como el cuchillo:
no ofiende a quien lo maneja.
1112
Si responde a esta pregunta
tengasé por vencedor.
¡Doy la derecha al mejor!
Y respondamé al momento…
¿Cuándo formó Dios el tiempo?
Y ¿por qué lo dividió?
1113
Moreno, voy a decir
sigún mi saber alcanza:
el tiempo sólo es tardanza
de lo que está por venir.
1114
No tuvo nunca principio
ni jamás acabará,
porque el tiempo es una rueda
y rueda es eternidá
1115
Y si el hombre lo divide
sólo lo hace, en mi sentir,
por saber lo que ha vivido
o le resta que vivir.
1126
Y este triste desengaño
me durará mientras viva.
Aunque un consuelo reciba
jamás he de alzar el vuelo;
quien no nace para el cielo
de balde es que mire arriba.
1136
Yo no sé lo que vendrá,
tampoco soy adivino…
Pero firme en mi camino
hasta el fin, he de seguir;
todos tienen que cumplir
con la ley de su destino.
1143
[...]
Además de eso, una noche
la pasa uno como quiera,
y las va pasando todas
haciendo la mesma cuenta.
Y luego los pajaritos
al aclarar, lo dispiertan,
porque el sueño no lo agarra
a quien sin cenar se acuesta.
Ansí, pues, aquella noche
jue para ellos una fiesta,
pues todo parece alegre
cuando el corazón se alegra.
No pudiendo vivir juntos
por su estado de pobreza,
resolvieron separarse
y que cada cual se juera
a procurarse un refugio
que aliviara su miseria.
[...]
1144
Un padre que da consejos
más que padre es un amigo.
Ansí, como tal les digo
que vivan con precaución:
naides sabe en qué rincón
se oculta el que es su enemigo.
1145
Yo nunca tuve otra escuela
que una vida desgraciada.
No estrañen si en la jugada
alguna vez me equivoco,
pues debe saber muy poco
aquél que no aprendió nada.
1146
Hay hombres que de su cencia
tienen la cabeza llena,
hay sabios de todas menas …
Mas digo, sin ser muy ducho:
es mejor que aprender mucho
el aprender cosas buenas.
1148
Su esperanza no la cifren
nunca en corazón alguno.
En el mayor infortunio
pongan su confianza en Dios;
de los hombres, sólo en uno,
con gran precaución, en dos.
1150
Al que es amigo, jamás
lo dejen en la estacada
pero no le pidan nada
ni lo aguarden todo de él.
Siempre el amigo más fiel
es una conduta honrada.
1151
Ni el miedo ni la codicia
es bueno que a uno lo asalten.
Ansí, no se sobresalten
por los bienes que perezcan,
al rico nunca le ofrezcan
y al pobre jamás le falten.
1153
El trabajar es la ley,
porque es preciso alquirir;
no se espongan a sufrir
una triste situación.
Sangra mucho el corazón
del que tiene que pedir.
1154
Debe trabajar el hombre
para ganarse su pan,
pues la miseria, en su afán
de perseguir de mil modos,
llama en la puerta de todos
y entra en la del haragán.
1156
Para vencer un peligro,
salvar de cualquier abismo
- por esperencia lo afirmo -
mas que el sable y que la lanza,
suele servir la confianza
que el hombre tiene en si mismo.
1159
Muchas cosas pierde el hombre
que a veces las vuelve a hallar.
Pero les debo enseñar,
y es bueno que lo recuerden:
si la vergüenza se pierde,
jamás se vuelve a encontrar.
1160
Los hermanos sean unidos,
porque esa es la ley primera.
Tengan unión verdadera
en cualquier tiempo que sea,
porque si entre ellos pelean
los devoran los de ajuera.
1161
Respeten a los ancianos,
el burlarlos no es hazaña.
Si andan entre gente estraña
deben ser muy precavidos,
pues por igual es tenido
quien con malos se acompaña.
1163
Si les hacen una ofensa,
aunque la echen en olvido
vivan siempre prevenidos.
Pues ciertamente sucede
que hablará muy mal de ustedes
aquél que los ha ofendido.
1165
Procuren de no perder
ni el tiempo, ni la vergüenza.
Como todo hombre que piensa
procedan siempre con juicio
y sepan que ningún vicio
acaba donde comienza.
1166
Ave de pico encorvado
le tiene al robo afición,
pero el hombre de razón
no roba jamás un cobre
pues no es vergüenza ser pobre
y es vergüenza ser ladrón.
1169
Es siempre, en toda ocasión,
el trago el pior enemigo.
Con cariño se los digo,
recuérdenló con cuidado:
aquel que ofiende embriagado
merece doble castigo.
1171
Si entriegan su corazón
a alguna mujer querida
no le hagan una partida
que la ofienda a la mujer.
Siempre los ha de perder
una mujer ofendida.
1174
Estas cosas y otras muchas
medité en mis soledades.
Sepan que no hay falsedades
ni error en estos consejos:
es de la boca del viejo
de ande salen las verdades.
1184
Mas Dios ha de permitir
que esto llegue a mejorar…
Pero se ha de recordar,
para hacer bien el trabajo,
que el fuego, pa' calentar,
debe ir siempre por abajo.
1193
Mas naides se crea ofendido,
pues a ninguno incomodo
y si canto de este modo,
por encontrarlo oportuno,
NO ES PARA MAL DE NINGUNO
SINO PARA BIEN DE TODOS.