domingo, noviembre 02, 2014

Dr. Joseph M. Carver, Ph.D. ♀

Dr. Joseph M. Carver, 
Ph.D., Psicólogo 

El Síndrome De Estocolmo Doméstico

Con frecuencia, las personas se asombran de sus propias reacciones y problemas psicológicos. Una de las reacciones más comunes es: “¡No puede creer que haya hecho eso!” 

En la práctica clínica, algunas de las personas que más se sorprenden y se asombran son aquellas que han estado involucradas en una relación abusiva y controladora. Cuando la relación termina, suelen hacer comentarios como: “Sé lo que me ha hecho, pero aún lo/la amo”, “No sé por qué, pero deseo que regrese”, o “Sé que suena descabellado, pero lo/la extraño”. Hace poco oí a un paciente decir: “Esto no tiene sentido. Él consiguió una novia nueva y está abusando de ella también… pero, ¡estoy celosa!” Los amigos y los familiares de estas personas se quedan aún más sorprendidos y asombrados cuando oyen estos comentarios o son testigos de que sus seres queridos regresan a la relación abusiva. Cuando una situación no tiene sentido, desde un punto de vista social, ¿tiene sentido desde el punto de vista psicológico? La respuesta es: ¡Sí!

El 23 de agosto de 1973, dos delincuentes armados con ametralladoras ingresaron en un banco de Estocolmo, Suecia. Los dos ladrones de bancos mantuvieron cautivos a cuatro rehenes, tres mujeres y un hombre, durante las siguientes 131 horas. Los rehenes fueron atados con cartuchos de dinamita y mantenidos en la bóveda del banco hasta que finalmente, fueron rescatados el 28 de agosto. 

Luego de su rescate, los rehenes exhibieron una actitud sorprendente, tendiendo en cuenta que fueron amenazados, abusados y que temieron por sus vidas durante cinco días. En las entrevistas con los medios de comunicación, quedó claro que apoyaban a sus captores y, de hecho, les temían a los agentes policiales que acudieron a su rescate. Los rehenes habían comenzado a creer que sus captores estaban de hecho, protegiéndolos de la policía. Tiempo después, una de las mujeres se involucró con uno de los delincuentes y otra estableció un fondo de defensa legal para ayudar a los criminales con sus gastos de defensoría. Claramente, los rehenes habían establecido un “vínculo” emocional con sus captores. 

Aunque el trastorno psicológico que se produce en las situaciones de la toma de rehenes comenzó a conocerse como el “Síndrome de Estocolmo”, debido a la publicidad de los medios, el “vínculo” emocional con los captores era un tema familiar en el campo de la psicología. Ya había sido reconocido muchos años antes, y se había hallado en otros estudios de situaciones con rehenes, prisioneros o relaciones abusivas, tales como:

El abuso infantil
Las mujeres golpeadas o abusadas 
Los prisioneros de guerra 
Los miembros de un culto 
Las víctima de incesto 
Las situaciones de toma de rehenes por parte de delincuentes 
Los prisioneros de campos de concentración
Las relaciones intimidantes o controladoras 

Haciendo un análisis final, los vínculos emocionales con los abusadores son, de hecho, una estrategia de supervivencia de las víctimas de abuso e intimidación. La reacción del “Síndrome de Estocolmo” en situaciones de toma de rehenes y/o situaciones abusivas son tan conocidas en la actualidad que los negociadores de rehenes policiales ya no las ven como reacciones inusuales. De hecho, frecuentemente se alienta este tipo de reacción en situaciones delictivas porque aumenta las posibilidades de supervivencia de los rehenes. El lado negativo de esto es que también asegura que aquellos rehenes que experimenten el “Síndrome de Estocolmo” no colaborarán mucho durante el rescate o la prosecución penal. El personal de cumplimiento de la ley local ha reconocido este síndrome, a lo largo de mucho tiempo, en el caso de mujeres golpeadas que deciden no presentar cargos contra el abusador, pagan la fianza de su esposo o novio golpeador para que sea liberado de prisión, y hasta han llegado a atacar físicamente a la policía cuando ésta acude a rescatarlas de un ataque violento. 

El Síndrome de Estocolmo también puede encontrarse en las relaciones familiares, románticas e interpersonales. El abusador puede ser el esposo o la esposa, el novio o la novia, el padre o la madre, o cualquier otra persona con un rol que le permita al abusador adoptar una posición de control o autoridad. 

Es importante comprender los componentes del Síndrome de Estocolmo, ya que se relacionan con las relaciones abusivas y controladoras. Una vez que se comprende el síndrome, es más fácil comprender por qué las víctimas apoyan, aman, e incluso defienden a sus abusadores o controladores.

Cada síndrome tiene síntomas o conductas, y el Síndrome de Estocolmo no es una excepción. Aunque no se ha determinado una lista precisa de características, debido a la diversidad de opiniones entre los expertos y los investigadores, muchas de las siguientes características se encontrarán presentes:

Sentimientos positivos por parte de la víctima hacia el abusador o controlador 
Sentimientos negativos por parte de la víctima hacia sus familiares, amigos, o hacia las autoridades que intentan rescatarla o apoyarla o conseguir su liberación 
Apoyo a las razones y las conductas del abusador
Sentimientos positivos por parte del abusador hacia la víctima 
Conductas de apoyo por parte de la víctima, a veces, ayudando al abusador 
Incapacidad de colaborar mediante conductas que pudieran ayudar a su liberación o desapego. 

El Síndrome de Estocolmo no sucede en todos los casos de toma de rehenes o situaciones abusivas. En otro asalto a un banco que involucró una toma de rehenes, después de aterrorizar a los clientes y empleados del banco durante muchas horas, un policía francotirador le disparó e hirió a ladrón de bancos que aterrorizaba a las víctimas. Luego de caer al piso, dos mujeres lo recogieron y lo sostuvieron físicamente contra la ventana para que le dieran otro disparo. Como pueden ver, la cantidad de tiempo que una persona es expuesta al abuso o al control, y estos factores adicionales, ciertamente juegan un rol importante.

Se ha encontrado que existen cuatro situaciones o condiciones que sirven como base para que se desarrolle el Síndrome de Estocolmo. Estas cuatro situaciones pueden encontrarse en relaciones abusivas, casos de abuso severo y toma de rehenes:

La presencia de una amenaza que se percibe como un riesgo contra la supervivencia física o psicológica de la persona y la creencia de que el abusador cumplirá con esa amenaza. 
La presencia de pequeños gestos de aparente amabilidad por parte del abusador hacia la víctima 
El aislamiento de cualquier otra perspectiva diferente de la del abusador 
La percepción de la incapacidad de escapar a la situación 

Al tener en cuenta cada una de estas situaciones podemos comprender cómo se desarrolla el Síndrome de Estocolmo en las relaciones románticas, al igual que en las situaciones de delincuentes y rehenes. Al analizar cada situación, encontramos lo siguiente:

Percepción De Amenaza A La Supervivencia Física O Psicológica De La Persona

La percepción de una amenaza puede formarse a través de métodos directos, indirectos o como testigo. Las parejas antisociales o con patrones de delincuencia pueden amenazar directamente su vida o la de sus amigos y familiares. Sus antecedentes de violencia nos llevan a creer que el captor o controlador cumplirá con su amenaza de una manera directa si no satisfacemos sus demandas. El abusador nos asegura que solamente será nuestra colaboración lo que mantenga a salvo la vida de quienes amamos.

Indirectamente, el abusador o controlador hace amenazas sutiles para que usted nunca lo abandone o tenga otra pareja, recordándole que, en el pasado, otras personas han pagado las consecuencias por no satisfacer sus deseos. Las amenazas indirectas también pueden provenir de historias contadas por el abusador o controlador. Estas historias de venganza se cuentan con el propósito de recordarle a la víctima que si abandonan al abusador, es posible que éste se vengue de ella.

Presenciar actos de violencia o agresión también se percibe como una amenaza. Ser testigo de un temperamento violento dirigido a cosas o hacia una tercera parte, envía claramente el mensaje de que podríamos ser el próximo blanco de dicha violencia. Ser testigos de los pensamientos y las actitudes del abusador o controlador es  amenazador e intimidante, porque sabemos que podríamos ser el blanco de esos pensamientos en el futuro.

Percepción De Los “Pequeños Gestos De Amabilidad”

En situaciones amenazantes y de supervivencia, buscamos una evidencia de esperanza – algún signo menor de que la situación podría mejorar. Cuando un abusador o controlador le muestra a la víctima algunos pequeños gestos de amabilidad, aunque de todos modos sean para beneficio de los abusadores, la víctima interpreta esos pequeños gestos de amabilidad como una característica positiva del captor. En las situaciones delictivas o de toma de rehenes durante la guerra, permitirle a  la víctima continuar con vida es, con frecuencia, un gesto suficiente. Algunos actos mínimos, como permitirle ir al baño o proporcionarles agua o comida, son suficientes para reforzar el Síndrome de Estocolmo en los casos de rehenes tomados por delincuentes.

En una relación con un abusador  un pequeño regalo o presente (habitualmente ofrecido luego de un periodo de abuso), o un tratamiento especial, no sólo se interpretan como algo positivo, sino como una evidencia de que el abusador no es “tan malo” y, quizás, en algún momento, pueda corregir su comportamiento. Frecuentemente, a los abusadores y controladores se les da el crédito positivo de no abusar de su pareja, en los casos en que la pareja hubiera sido, normalmente, objeto de abuso verbal o físico, bajo ciertas circunstancias. Normalmente, una pareja agresiva y celosa puede volverse intimidante o abusiva en ciertas situaciones sociales, como cuando un compañero de trabajo del sexo opuesto le saluda con su mano en medio de una multitud. Después de ver el saludo, la víctima espera ser agredida verbalmente y cuando esto no sucede así, ese “pequeño gesto de amabilidad” es interpretado como un signo positivo.

Algo similar a la percepción de los pequeños gestos es la percepción de un “lado amable”. Durante una relación, el abusador o controlador puede compartir información acerca de su pasado – cómo fueron maltratados, abusados, descuidados, abandonados o agraviados. La víctima comienza a sentir que el abusador o controlador puede ser capaz de corregir su conducta o, peor aún, que él (el abusador) también puede haber sido o ser una “víctima”. Es posible que la víctima desarrolle un sentimiento de compasión hacia el abusador y, a menudo, oímos a la víctima del Síndrome de Estocolmo defender a su abusador, diciendo: “Ya sé que fracturó mi mandíbula y mis costillas… pero, él tiene problemas. ¡Tuvo una niñez muy dura!” Los perdedores o fracasados y los abusadores pueden admitir que necesitan ayuda psiquiátrica o pueden reconocer que están perturbados psicológicamente, pero no obstante, esto sucede casi siempre después de haber abusado o intimidado a la víctima. Este tipo de aceptación es una manera de negar su responsabilidad por el abuso cometido. En realidad, las personas con trastornos de la personalidad y los delincuentes han aprendido, a lo largo de muchos años, que pueden minimizar la responsabilidad personal de sus  conductas abusivas o violentas, e incluso negarlas culpando su pésima crianza, o por haber sido abusados cuando eran niños. Aunque puede ser cierto que el abusador o el controlador haya tenido una niñez muy difícil – mostrar compasión por su historia no produce ningún cambio en su conducta, y de hecho, prolonga el periodo de tiempo que la víctima será abusada. Aun cuando las “historias tristes” siempre son incluidas en sus disculpas – después de un episodio de abuso o control - ¡su conducta nunca cambia! Tenga en cuenta que una vez que usted se acostumbre a oír sus “historias tristes”, ellos simplemente intentarán otra estrategia.

Aislamiento De Cualquier Otra Perspectiva Diferente De La Captor

En las relaciones abusivas o controladoras, la víctima siente que siempre está caminando como “pisando cáscaras de huevo” – con miedo a decir o hacer algo que pudiera desencadenar un ataque de violencia o intimidación. Para su supervivencia, comienzan a ver el mundo desde la perspectiva del abusador. Comienzan a corregir aquellas cosas que podrían causar un ataque, comienzan a actuar de manera que hará feliz al abusador o evitan aspectos de sus propias vidas que pudieran ocasionar un problema. Si sólo tuviéramos un dólar en nuestro bolsillo, entonces la mayoría de nuestras decisiones serían decisiones financieras. Si su pareja es un abusador o un controlador, entonces la mayoría de sus decisiones estarán basadas en la percepción de la potencial reacción del abusador. Comenzamos a preocuparnos por las necesidades, los deseos o los hábitos del abusador o controlador. 

Adoptar la perspectiva del abusador como técnica de supervivencia puede volverse un sentimiento tan intenso que la víctima puede mostrar, realmente, mucha ira hacia las personas que tratan de ayudarle. El abusador ya está enfadado y siente resentimiento hacia cualquier persona que pudiera ofrecer apoyo a la víctima; típicamente usando múltiples métodos y manipulaciones para aislar a la víctima de otras personas. Cualquier contacto que la víctima tenga con persona que le apoyen dentro de su comunidad será confrontado con acusaciones, amenazas y/o estallidos de violencia. Así, las víctimas se ponen en contra de su familia – temiendo que el contacto familiar cause más violencia y abusos en el hogar. En este punto, las víctimas maldicen a sus padres y amigos, les piden que no llamen y que dejen de interferir, y terminan toda comunicación con otras personas. Ahora la víctima está de acuerdo con el abusador o controlador, y ve a las personas que le ofrecen apoyo como personas que “causan problemas” y deben ser evitadas. Aparentemente, pareciera como si se hubieran puesto de parte del abusador o controlador. En realidad, están tratando de minimizar las situaciones de contacto que pudieran convertirles en blanco de más ataques de abuso verbal o intimidación.

En casos severos del Síndrome de Estocolmo en relaciones de pareja, la víctima puede tener dificultades para dejar al abusador y, de hecho, puede sentir que la situación abusiva es su culpa. En las situaciones policiales, la víctima puede llegar a sentir que el arresto de su pareja, por atacarla físicamente o abusar de ella, es su culpa. Algunas personas permitirán que sus hijos sean removidos del hogar por las agencias de protección al menor, antes que terminar la relación con el abusador. Conforme adoptan la perspectiva del abusador, los niños tienen la culpa – se quejaron por la  situación, llamaron la atención de las autoridades y pusieron en riesgo la relación de los adultos. Tristemente, los niños pasan a convertirse en un peligro para la seguridad de la víctima. Quienes padecen el Síndrome de Estocolmo, permiten que los niños sean removidos del hogar porque disminuye su estrés como víctimas mientras que les proporciona a los niños un ambiente emocional y físicamente más seguro.

Percepción De La Incapacidad De Escapar

Como rehenes de un robo de banco, amenazados por delincuentes armados, es fácil comprender la percepción de la incapacidad de escaparse. En las relaciones románticas, la sensación de que uno no puede escapar es muy común. Muchas relaciones abusivas o controladoras se viven como verdaderas relaciones "hasta que la muerte nos separe” – atrapados juntos por cuestiones o bienes financieros, conocimiento mutuo de detalles íntimos o situaciones legales. Éstas son algunas de las situaciones más comunes:
Las parejas controladoras han incrementado las deudas u obligaciones financieras dentro de la relación hasta el punto que ninguno de los dos puede sobrevivir económicamente sin el otro. Los controladores que presienten que su pareja podría dejarlos, a menudo comprarán un automóvil o casa nuevos, reclamando luego que ellos no pueden pagar una cuota de manutención o pensión alimenticia para los niños debido a que tienen mucha deuda en cuotas por los flamantes bienes obtenidos.
La terminación legal de una relación, especialmente una relación matrimonial, con frecuencia genera problemas importantes. Un controlador que se mantiene a través de situaciones legalmente cuestionables, corre el riesgo de que se investiguen dichas fuentes de ingresos o que las mismas se hagan públicas debido al divorcio o la separación. Así, el controlador puede preocuparse más acerca de la posible exposición pública de sus acuerdos de negocios que de la pérdida de la relación.
Con frecuencia, el controlador hace amenazas extremas que incluyen amenazar con quitarle los niños y llevárselos fuera del estado, amenazar con dejar sus empleos o negocios en lugar de pagar la pensión alimenticia o la cuota de mantenimiento de su pareja, amenazar con exponer públicamente los problemas personales de la víctima o asegurarle a la víctima que nunca podrá tener una vida en paz debido al acoso o asedio continuo que llevarán a cabo. En casos severos, el controlador puede amenazar con hacer algo que le impida a la víctima mantenerse. 
Los controladores a menudo mantienen a la víctima encerrada en la relación mediante una culpa mayor – amenazan con suicidarse si la víctima los abandona. 
En una relación con un abusador o controlador, la víctima también ha experimentado una pérdida de su autoestima, confianza en sí misma y energía psicológica. La víctima puede sentirse “agobiada” y demasiado deprimida para terminar la relación o dejar al abusador. Además, los abusadores y controladores crean, a menudo, un tipo de dependencia a través del control de las finanzas, colocando los bienes y las propiedades a su nombre, y eliminando cualquier patrimonio o recurso que la víctima puede utilizar para dejar al abusador. 
Las víctimas adolescentes o los adultos jóvenes pueden sentirse atraídos a personas controladoras cuando se sienten inexpertos, inseguros y abrumados por los cambios en su situación de vida. Cuando los padres están atravesando un divorcio, un adolescente puede apegarse a un individuo controlador, sintiendo que el controlador puede estabilizar su vida. 
En las relaciones no saludables y, definitivamente en el Síndrome de Estocolmo, existe una preocupación diaria con los “problemas”. Los problemas pueden ser cualquier grupo, individuo, situación, comentario, mirada casual o comida fría que pueda producir un estallido de temperamento o abuso verbal de parte del controlador o abusador. Para poder sobrevivir, los “problemas” deben ser evitados a toda costa. La víctima debe controlar las situaciones que ocasionan problemas. Esto puede incluir evitar a la familia, a los amigos, a los compañeros de trabajo y a cualquier persona que podría ocasionar un “problema” en la relación abusiva. La víctima no odia a su familia y a sus amigos; sólo está evitando “problemas”. Los seres queridos y los amigos son fuentes de “problemas” para una víctima que está intentando evitar una agresión verbal o física. 

El Síndrome de Estocolmo en las relaciones no es algo poco común. Los profesionales del cumplimiento de la ley son dolorosamente conscientes de este tipo de situaciones y las disputas domésticas son algunas de las llamadas de alto riesgo que reciben durante las horas de trabajo. Cuando un vecino llama a la policía durante un incidente de abuso entre los cónyuges, el abusador se muestra pasivo cuando llega la policía, quien encuentra al cónyuge alterado y amenazando a los oficiales si arrestaran a su pareja abusiva bajo cargos de violencia doméstica. A decir verdad, la víctima sabe que el abusador o controlador tomará represalias contra él o ella si: 
1) apoya el arresto, 
2) hace declaraciones acerca del abuso o la pelea, las que serán percibidas como desleales por parte del abusador, 
3) no paga la fianza para sacarlos de la cárcel lo más pronto posible, y 
4) no se disculpa personalmente por la situación – como si fuera culpa de la víctima.

El Síndrome de Estocolmo genera un vínculo no saludable con el controlador o el abusador. Es la razón por la cual muchas víctimas continúan soportando y apoyando a un abusador, incluso después que la relación ha terminado. También es la razón por la cual continúan viendo “el lado bueno” de un abusador  y se muestran compasivos con alguien que alguna vez ha abusado mental, física, emocional, económica y sexualmente de ellas.

¿Hay Algo Más En Juego?

A lo largo de toda la historia, las personas se han encontrado a sí mismas apoyando y participando en situaciones de vida que oscilan entre abusivas y bizarras. Un modo en que estos sentimientos e ideas se desarrollan se conoce como “disonancia cognitiva”. 

La “Disonancia Cognitiva” explica cómo y por qué las personas cambian sus ideas y opiniones propias para apoyar situaciones que no son saludables, positivas o normales. En teoría, las personas buscan limitar la información o las opiniones que le hacen sentirse incómodas. Cuando tenemos dos tipos de cogniciones (conocimientos, opiniones, sentimientos, puntos de vista de otras personas, etc.) que son opuestos, la situación se vuelve emocionalmente incómoda. Aunque se encuentren en una situación tonta o difícil – son pocas las personas que aceptan admitir ese hecho. En cambio, intentarán disminuir la disonancia – el hecho de que sus cogniciones o información no coinciden, acuerdan o tienen sentido cuando les conviene. La “Disonancia Cognitiva” se puede disminuir adquiriendo nuevos conocimientos, nuevas cogniciones o información – incorporando nuevas ideas o sentimientos. Algunos ejemplos son los siguientes:

Los fumadores adictos saben que fumar causa cáncer de pulmón y representa múltiples riesgos para su salud. Para continuar fumando, el fumador cambia sus cogniciones (sus ideas o sentimientos) por otros como: 1) “Estoy fumando menos que hace diez años atrás”, 2) “Estoy fumando cigarrillos bajos en alquitrán”, 3) “Esas estadísticas las inventan los conspiradores de la industria del cáncer”, o 4) “¡De algo hay que morirse, de todos modos!” Estas nuevas cogniciones o actitudes les permiten seguir fumando.
Si usted compra un vehículo deportivo de $40.000.- con una autonomía de 8 millas por galón. Usted justificará el gasto y las cuestiones relacionadas, diciendo: 1) “Es un vehículo excelente para viajar” (cuando usted sólo viaja una vez por año), 2) “Puedo usarlo para transportar cosas” (una mesa pequeña una vez cada 12 meses), y 3) “Puedes llevar a mucha gente en él” (el 95% de las veces que lo utiliza, sólo viaja usted).
Su esposo o novio se torna abusivo y agresivo. Usted no puede dejarlo por problemas económicos, por los niños u otros factores. Debido a la disonancia cognitiva, comienza a justificarlo y decirse a sí misma: “Él sólo me golpea con la mano abierta” y “Él sufrió mucho estrés o tensión en el trabajo”.

Leon Festinger fue el primero en acuñar el término “Disonancia Cognitiva”. Él observó un culto (en 1956) en el cuál los miembros voluntariamente dejaron sus propiedades, ingresos y trabajos para trabajar para ese culto. Este culto creía en mensajes del espacio exterior que predicaban el día en que el mundo se acabaría por una inundación. Como miembros del culto y firmes creyentes, los fieles creían que podían ser salvados por platillos voladores en el momento indicado. Conforme se reunieron y esperaron ser trasladados por los platillos voladores a la hora especificada, llegó y pasó el momento en que el mundo se acabaría. No ocurrió ninguna inundación ni apareció ningún platillo volador. En lugar de creer que fueron tontos, después de toda esa inversión emocional y personal, decidieron que sus creencias, realmente habían salvado al mundo de la inundación y se volvieron creyentes más fervientes después que la profecía fracasó. La moraleja es: cuanto uno más invierte (ingresos, empleo, propiedades, tiempo, esfuerzos, etc.) más fuerte es la necesidad de justificar nuestra posición. Si invirtiéramos $5.00 en un boleto de una rifa, justificaríamos la pérdida diciendo: “Ganaré la próxima vez”. Si invertimos todo lo que tenemos, necesitaremos una creencia casi irrazonable y una actitud inusual para respaldar y justificar dicha inversión.

Los estudios nos dicen que somos más leales y nos comprometemos más con algo que es difícil, incómodo y hasta humillante. Casi todas las pruebas duras crean una experiencia vinculante. Las inversiones y los calvarios o duras pruebas constituyen los ingredientes de un vínculo sólido – aun cuando ese vínculo no sea saludable.

Las relaciones abusivas producen una importante dosis de inversión no saludable de ambas partes. En muchos casos, tendemos a permanecer y apoyar la relación abusiva, debido a lo que hemos invertido en esa relación. Hay diferentes tipos de inversión que nos mantienen atados a una mala relación:

Inversión Emocional – Hemos invertido tantas emociones, llorado tanto y preocupado tanto, que pensamos que debemos permanecer en la relación hasta el final. 
Inversión Social – ¡Todos tenemos nuestro orgullo! Para evitar la vergüenza social y situaciones sociales incómodas, continuamos con la relación. 
Inversiones Familiares – Si hay niños presentes en la relación, las decisiones respecto de la relación quedan tapadas por las necesidades de los niños. 
Inversión Financiera – En muchos casos, la pareja controladora y abusiva ha creado una compleja situación financiera. Muchas víctimas permanecen en una mala relación, esperando que se presente una situación mejor que les permita dejar la relación y desvincularse de su pareja más fácilmente. 
Inversión del Estilo de Vida – Muchas parejas controladoras o abusivas utilizan el dinero o un estilo de vida como inversión. Las víctimas que se encuentran en esta situación quizás no quieran perder su estilo de vida actual.  
Inversión de Intimidad – Con frecuencia invertimos intimidad emocional y sexual. Algunas víctimas han experimentado una destrucción de su autoestima emocional y/o sexual en relaciones no saludables. La pareja abusiva puede amenazar con difundir rumores o contar detalles íntimos o secretos. A menudo encontramos este tipo de chantaje que utiliza la intimidad en este tipo de situaciones. 

En muchos casos, no se trata simplemente de nuestros sentimientos hacia un individuo que nos mantiene atrapados en una relación no saludable – frecuentemente, se trata de todo lo que hemos invertido. Por esta razón, una de las frases más comunes que oímos decir a las víctimas en defensa de su relación no saludable es: “¡Usted no comprende!” 

¿Qué Pasa Cuando Se Combinan Dos Condiciones No Saludables?

La combinación del “Síndrome de Estocolmo” y la “Disonancia Cognitiva” producen una víctima que cree firmemente que la relación no sólo es aceptable, sino también desesperadamente necesaria para su supervivencia. La víctima siente que sufrirá un colapso mental si la relación termina. En las relaciones largas, las víctimas habrán invertido todo y colocado “todos sus huevos en la misma canasta”. La relación decide ahora su nivel de autoestima, valor personal y salud emocional. 

Por las razones descritas anteriormente, la víctima siente que sus familiares y amigos son una amenaza para la relación y, eventualmente, para su salud personal y existencia. Cuanto más protesten los familiares y amigos acerca de la naturaleza abusiva y controladora de la relación, más Disonancia Cognitiva desarrollará la víctima y se pondrá más a la defensiva. En esta instancia, los familiares y los amigos se vuelven víctimas de la persona abusiva y controladora.

Un factor importante a tener en cuenta es que tanto el Síndrome de Estocolmo como la Disonancia Cognitiva se desarrollan sobre una base involuntaria. La víctima no inventa esta actitud a propósito. Ambas condiciones se desarrollan como una estrategia para existir y sobrevivir a una relación y un ambiente amenazante y controlador. Lo que pudo haber comenzado como una relación normal se volvió una situación abusiva y controladora. La víctima está tratando de sobrevivir. Su personalidad ha desarrollado los sentimientos y pensamientos necesarios para sobrevivir a esa situación y reducir sus riesgos físicos y emocionales. Todos nosotros desarrollamos actitudes y sentimientos que nos ayudan a aceptar y sobrevivir a distintas situaciones. Desarrollamos estas actitudes y sentimientos en nuestro trabajo, nuestra comunidad y en otros aspectos de nuestras vidas. Como hemos visto a lo largo de la historia, cuanto más disfuncional es una situación, más disfuncional es nuestra adaptación y las ideas que desarrollamos para sobrevivir. La víctima está compenetrada en un intento por sobrevivir y hacer que la relación funcione. Una vez que deciden que la relación no funciona y que no la pueden reparar, necesitan apoyo mientras esperamos pacientemente su decisión de volver a un estilo de vida positivo y saludable. 

Los Familiares Y Los Amigos De La Víctima

Cuando una familia enfrenta una situación en que uno de sus seres queridos está involucrado con un Perdedor o Fracasado o con una persona controladora o abusiva, la situación se torna emocional y socialmente dolorosa y difícil para la familia. Aunque cada situación es diferente, algunas de las pautas generales a tener en cuenta son las siguientes:

Es posible que a su ser querido, la "víctima" del Perdedor o Abusador, le hayan pedido que elija entre la relación o la familia. Esta elección se hace más difícil por la presencia del control y la intimidación, presentes con frecuencia en las relaciones abusivas o controladoras. Sabiendo que la elección de la familia traerá como resultado severas consecuencias personales y sociales, la familia siempre ocupará un segundo lugar. 
Recuerde que cuánto más presione a la "víctima" de un Perdedor o Abusador, más probará su punto. A su ser querido le están diciendo que la familia está tratando de arruinar su maravillosa relación. 
Sus contactos con su ser querido, sin importar cuán rutinarios y afectuosos sean, pueden ser confrontados con ira y resentimiento. Esto se debe a que cada contacto puede desencadenar un ataque de ira del Perdedor o Abusador, quién atacará a la víctima verbal o emocionalmente. 
Recuerde que existen muchos canales de comunicación. Es importante mantener abierto algún canal, si esto fuera posible. El objetivo es mantener contacto mientras su ser querido está involucrado en una relación controladora o abusiva. Recuerde, la meta es mantener contacto, no así presionar a la víctima.
No sienta que el comportamiento de la víctima es contra la familia o los amigos. Es posible que sea una forma de supervivencia o una manera de reducir el estrés o la tensión. Las víctimas pueden mostrarse altamente resistentes, enfadadas, e incluso hostiles debido a la complejidad de su relación con el controlador o abusador. También pueden maldecir, amenazar y acusar a sus seres queridos y amigos. Esta defensa hostil actúa, de hecho, como una auto-protección dentro de la relación – es un intento por evitar “problemas”. 
La víctima necesita saber y sentir que nos es rechazada debido a su comportamiento. Tenga en cuenta, que la víctima es dolorosamente consciente de su situación. Sabe que está siendo tratada mal y/o controlada por su pareja. Los frecuentes recordatorios de esto sólo le harán desear a la víctima tener menos contacto. Naturalmente evitamos a aquellas personas que nos recuerdan cosas o situaciones que son emocionalmente dolorosas. 
Las víctimas pueden abrir levemente una puerta y brindar información acaezca de su relación o darnos indicios de que pueden estar pensando en terminar la relación. Muchas víctimas tienen un “plan de escape” que puede tomarle meses o años en llevar a cabo. Quizás estén compilando información en ese momento, pero sin estar listas para terminar la relación enseguida.
Podemos recibir mensajes de la víctima a través de “canales directos”. A través de “canales directos” significa hablar cara a cara, diciéndoselo a la persona directamente. Esto ocurre muy pocas veces en una relación con un Perdedor, ya que los controladores y abusadores monitorean y controlan el contacto con los demás. Las víctimas de personas controladoras y abusivas, a menudo tienen permiso de mantener una relación con algunas pocas personas. 
Cada situación es diferente. La familia puede necesitar apoyo y asesoramiento comunitario. Una consulta familiar con un profesional de salud mental o con un abogado puede ser útil si la situación se vuelve legalmente compleja o si existe un peligro de daño significativo.
Como familiares o amigos de una víctima involucrada con un controlador o abusador, nuestra reacción normal es la de considerar la posibilidad de actuar dramáticamente. Algunas veces, nos enfadamos, nos resentimos y nos volvemos agresivos. Una de las reglas de oro es que cualquier agresión hacia el controlador o abusador le ocasionará dificultades adicionales a su ser querido. Trate de mantener la calma y esperar la oportunidad de mostrarle a la víctima su amor y su apoyo cuando ésta lo necesite. 
En algunos casos, como en el caso de los adolescentes y adultos jóvenes, es posible que la familia aún le brinde algún tipo de apoyo económico, de seguro u otros. Retirar la ayuda económica sólo causa que su ser amado se vuelva más dependiente del  controlador o abusador. Recuerde, si nos volvemos agresivos amenazando, quitando nuestro apoyo o presionando a la víctima – somos nosotros quienes nos convertimos en el factor amenazante, no el controlador o abusador. De hecho, esto lleva a la víctima a buscar apoyo en el controlador. Tristemente, cuanto más “calvario” experimente la víctima, mayor será el vínculo que desarrolle con el abusador como se explicó en el Síndrome de Estocolmo y la Disonancia Cognitiva.
Como podrán imaginar, la combinación del Síndrome de Estocolmo y la Disonancia Cognitiva también puede estar activa cuando nuestro ser querido participa en un culto, religiones inusuales y otros grupos extraños. En algunas situaciones, el abusador o el controlador pueden ser un grupo o una organización. Las víctimas que se perciben como desleales al grupo son castigadas.

Ideas Finales

Quizás usted sea víctima de una pareja abusiva y controladora, buscando comprender sus sentimientos y actitudes. Quizás tenga un hijo o una hija, o un amigo que esté involucrado en una relación con una pareja abusiva y controladora, y esté buscando maneras de ayudar y comprender. 

Si uno de sus seres querido está involucrado con un Perdedor o Fracasado, es decir, con una pareja abusiva y controladora, el resultado a largo plazo es difícil de determinar debido a los diversos factores involucrados. Si la relación está en la etapa inicial de las “citas”, es posible que terminen la relación por su cuenta. Si la relación ha continuado por más de un año, es posible que la víctima necesite apoyo y un plan de escape antes de poder terminar la relación. El matrimonio y los hijos complican aún más la capacidad de salir de esa situación. Cuando la víctima decide finalizar una relación que no es feliz, es importante que vean a sus seres queridos como una fuente apoyo, afecto y comprensión – no como una fuente de presión, culpa o agresión.

Este artículo intenta comprender la complejidad de los sentimientos y las actitudes que confunden tanto a la víctima como a la familia y a los amigos. Espero que este artículo sea de utilidad para las familias y los amigos que se preocupan, lloran y tienen dificultades para comprender la situación que atraviesan sus seres queridos. Se dice que el conocimiento es poder. Espero que estos conocimientos resulten útiles y poderosos para las víctimas y sus seres queridos. En muchos casos, es posible que se requiera ayuda profesional de naturaleza psicológica o legal. 

Dr. Joseph M. Carver, Ph.D.
Psicólogo Clínico